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Bienvenidos a la era de los protocolos

José Mª de Moya
Director de Magisterio
9 de mayo de 2017
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Tiempos y sociedad curiosa esta. Primero nos creamos problemas y después nos inventamos un buen protocolo para gestionarlo correctamente. Tenemos protocolos de actuación para casi todo. Para la convivencia en el aula, para el uso de la redes sociales, para la correcta relación con las familias, para los conflictos con los compañeros de Claustro, para el acoso y para el ciberacoso, etc. etc. Los protocolos no solucionan los problemas pero al menos nos ayudan a gestionarlos y a quedarnos con la conciencia tranquila porque “hemos aplicado el protocolo” (sic). Además, aplicar correctamente el protocolo nos proporciona seguridad jurídica, cosa muy importante en estos tiempos inciertos. No solucionaremos los problemas pero al menos ningún juez podrá sancionarnos “porque hemos seguido el protocolo” (sic).

Cuesta ir a la raíz de los problemas. Cuesta porque simplemente no sabemos o no nos atrevemos a ir. Un ejemplo. Esta semana me he divertido con el debate sobre el sexismo en la competición de Moto GP de Jerez. Las azafatas han arremetido (“Quitarnos el trabajo sí es sexista”) contra las toneladas de hipocresía nacional que se ha vertido en tertulias televisivas y artículos de opinión. En un debate televisivo media docena de tertulianos se rasgaban las vestiduras porque en el circuito de Jerez se estuviera “cosificando” a la mujer, se estuviera utilizando el cuerpo de la mujer como reclamo sexual con fines publicitarios, etc. Todo esto, claro, entre aplausos de un público indignado. Minutos después, el conductor del programa daba paso a la franja publicitaria de la cadena compuesta mayoritariamente de anuncios de perfumes, cosméticos, bebidas alcohólicas, alimentos dietéticos, ropa… en los que se utiliza recurrentemente a la mujer como reclamo sexual. Resultaba entre cómico y bochornoso el contraste entre el encendido discurso antisexista y el comportamiento cómplice posterior de empresas anunciantes, cadena televisiva y espectadores pasivos. Queda patente que era más fácil arremeter contra una docena de azafatas de una competición deportiva que contra L’Oréal.

Cuesta ir contra la raíz de los problemas –cada vez más complejos– que nos encontramos cada mañana en las aulas porque no sabemos ir o no nos atrevemos. Mientras tanto, va bien que sigamos elaborando protocolos.

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