Buenos en resultados, malos en bienestar
Que siete de los diez primeros países en PISA sean asiáticos no puede ser casualidad. La tendencia señala que la brecha con el resto de países de va a ser mayor, mientras que otros modelos europeos exitosos como el finlandés van perdiendo gas… Y aún con todo, hay algo de las propuestas pedagógicas del lejano oriente que no termina de convencernos.
Por eso, en el marco del Observatorio Internacional de la Educación, el segundo Desayuno UCJC llevó por título “Claves del éxito de los sistemas educativos asiáticos” y contó con la aguda mirada de Ismael Sanz como ponente principal. Con la precisión del microcirujano y sin más instrumento que el bisturí de la evidencia empírica que proporciona PISA fue diseccionando, miembro a miembro, un modelo educativo que despierta entre admiración y recelo a este lado del planeta. Fue diseccionando, pero sobre todo desmontando mitos y derribando prejuicios. Ahí van cinco enseñanzas y una contraindicación.
1. El 62% de la responsabilidad de los resultados académicos recae en los alumnos, el 28% en los centros y apenas el 10% en el sistema educativo. Son la actitud y valores de los alumnos los que mejor explican los resultados. Los asiáticos lo saben. Aquí somos más de echar balones fuera.
2. Menos contenido, pero mejor explicado. La versión oriental de esta regla no supone en ningún caso una rebaja en el nivel de exigencia.
3. Si te centras en competencias, ignorando los conocimientos, perjudicas a los alumnos rezagados. En aquellas latitudes no han quedado abducidos por este “furor competencial”.
4. Es preferible tener ratios elevadas y que los profesores dispongan de tiempo para personalizar el aprendizaje. Sanz matiza: siempre y cuando exista la garantía de que los profesores harán un uso responsable del horario laboral.
5. Se fomenta la colaboración entre colegas. Por ejemplo, es habitual que un profesor entre en la clase de otro y viceversa. Aquí somos más cainitas. Allí son… aquí somos… En todo caso, habrá que huir de tópicos y pensar que todos podremos aprender algo del otro.
Pero no todo todo es tan hermoso. Aquellos países están a la cola en “bienestar del alumno”. Pareciera como si esta cultura basada en la responsabilidad y la exigencia no les hiciera felices. Habrá que preguntarse por qué.