fbpx

Pautas para formar el carácter de nuestros alumnos

José Mª de Moya
Director de Magisterio
12 de septiembre de 2017
0

Toma fuerza la idea de que la Educación en valores, entendida en el sentido logsista de la palabra, sirve de poco y que es de ineficacia probada. Es de esos enfoques pedagogistas –más bien psicologistas– que la realidad de las aulas y de nuestros alumnos se lleva por delante sin piedad. Ya anticipamos en su día que el mayor pecado de la controvertida EpC es que no iba a servir para nada de lo que se pretendía y para poco de lo que pretendían algunos. Ni era tan terrible como decían los críticos ni tan estupenda como nos la vendieron desde el Gobierno. Pasados los años ha pasado a engrosar la nómina de las “marías” del currículo escolar. Fin de la historia.

Porque de lo que no hay duda es de que años después de EpC y muchos años después de la Educación en valores de los 80 el clima escolar está en su peor momento. Los profesores buscan desesperadamente cursos de resolución de conflictos, Educación emocional, mindfulness, relajación mental, yoga o lo que sea para aguantar alumnos a prueba de nervios. Que la intervención ahora deba recaer sobre los profesores no hace sino constatar el fracaso de la intervención sobre los alumnos que están lejos de convertirse en esos ciudadanos ejemplares con los que habíamos soñado.
¿En qué estamos fallando? ¿Por qué no funciona la Educación en valores? ¿Por qué no mejora el comportamiento de nuestros alumnos? El papa Francisco en su último documento nos da una clave interesante: “Para obrar el bien no basta ‘juzgar adecuadamente’ o saber con claridad qué se debe hacer, aunque esto sea prioritario”. Es necesario “percibir que eso que captamos como bueno lo es también para nosotros aquí y ahora”. No basta con que nuestros alumnos aprendan a distinguir el bien del mal, ni siquiera que aprecien los valores como buenos para la humanidad: la solidaridad con los refugiados, el respeto al medio ambiente… Todo eso está bien pero será claramente insuficiente si no lo perciben como algo bueno para ellos mismos, para su desarrollo personal, para su felicidad. ¿Qué adolescente no sabe que lo correcto es levantarse a una hora prudente y no tener el cuarto hecho un vertedero? Lo saben pero les faltan hábitos, Educación del carácter.

0
Comentarios