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Una mentalidad adecuada es más importante que el nivel económico del alumno

Un grupo de expertos ha estudiado los resultados de PISA 2015 mediante analítica avanzada y aprendizaje automático y ha descubierto qué variables están asociadas con un buen desempeño.
RedacciónMartes, 24 de octubre de 2017
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En otro ejemplo de cómo la ciencia de datos está cambiando la cara de la investigación educativa, la consultora en administración McKinsey & Company ha publicado este año una serie de informes sobre la Educación alrededor del mundo, según informa el Observatorio de Innovación Educativa del Instituto Tecnológico de Monterrey (México).

Mediante técnicas de analítica avanzada y aprendizaje automático (machine learning) un grupo de expertos ha estudiado los resultados del Informe PISA de 2015 y ha descubierto qué variables están más fuertemente asociadas con un buen desempeño en la prueba.

La base de datos de PISA es la más amplia y extensa del mundo. La prueba diseñada por la OCDE evalúa el desempeño de una muestra representativa de 540.000 jóvenes de 15 años en matemáticas, lectura y ciencias en 72 países. Además, estudiantes, padres, docentes y autoridades completan encuestas que proveen información sobre el entorno familiar, su nivel socioeconómico, las mentalidades y conductas de los estudiantes, los recursos, el liderazgo escolar, las prácticas de enseñanza, la formación docente y el de–sarrollo profesional; sumando un total de 1.440 variables y haciéndola el recurso cuantitativo más importante para entender la estado de la Educación en el mundo.

“El informe general provee dos hallazgos sumamente interesantes que nos hacen replantearnos algunas ideas muy difundidas en materia educativa”, dice el Observatorio de Innovación Educativa del citado centro de Educación Superior de México.

Mentalidad adecuada
En general, la mentalidad y motivación del alumno son mejores predictores (30%) de un buen resultado en la prueba que el entorno familiar y otros factores demográficos (16%). Además, no todos los tipos de motivación positiva son iguales. Lo que los investigadores denominaron “calibración de la motivación” –querer entregar un trabajo de calidad– resulta ser doblemente más importante que la motivación identificada por el alumno –desear el mejor de la clase–. Este estudio estima que una motivación bien calibrada es equivalente en impacto a estar en un nivel socioeconómico superior.

Además, haciendo eco al trabajo de Carol Dweck sobre la importancia de cultivar una “mentalidad de crecimiento” para facilitar el aprendizaje, este estudio encontró que los alumnos con dicha actitud, es decir los que creen que pueden mejorar si se esfuerzan lo suficiente, tuvieron un desempeño 12% mejor en la prueba que aquellos con una “mentalidad fija”; quienes creen que sus capacidades intelectuales no cambian.

Además, otra de las conclusiones del informe de la consultora McKinsey & Company revela que los alumnos se benefician al abordar temas difíciles guiados por un maestro con la preparación pedagógica adecuada. Usado por sí solo, el aprendizaje dirigido por el docente probó tener un mayor impacto positivo en la prueba –12 puntos más en la calificación promedio– que el Aprendizaje Basado en Investigación (ABI) –61 puntos por debajo del score promedio–. “¿Acaso esto refuta años de investigación y uso del ABI?”, se preguntan los investigadores. En absoluto, el mejor efecto –26 puntos por encima del promedio– se produce cuando las dos metodologías se usan de manera que lo preponderante es el aprendizaje guiado por el instructor y éste se complementa con el ABI.

Dos hipótesis
Para explicar esto, los investigadores avanzan dos hipótesis: la primera, que el ABI es más exigente para el estudiante, por lo que solo se beneficia si ya cuenta con una base sólida de conocimientos y habilidades. Y la segunda, que el ABI es un proceso complejo por lo cual los docentes que no hayan sido debidamente capacitados en su metodología pueden experimentar serias dificultades.

“Aunque hay que reconocer que la prueba PISA, como cualquier otro examen estandarizado, es solo una medida imperfecta del efectividad de la enseñanza, este nuevo estudio de McKinsey & Company nos demuestra el poder de la analítica de datos para explorar e interpretar enormes cantidades de datos y así extraer conclusiones relevantes que profesores e instituciones pueden incorporar en su práctica educativa”.

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