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Padres helicóptero

Progenitores que buscan que los hijos sean, ante todo, sobre todo, y sobre todos, felices, que dan la razón a sus hijos por el mero hecho de serlo, que se dejan chantajear, sobornar, que quieren comprar su cariño.
Javier Urra
Dr. en Psicología y Dr. en Ciencias de la Salud
15 de enero de 2019
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Padres que buscan evitar el daño moral, emocional, psicológico, y eso que es normal, apreciable y aplaudible, se convierte en algunos casos en una sobreatención, en un caminar vital con red.

La sobreprotección se convierte en un patrón dañino, al evitar enfrentar las dificultades y los conflictos del mundo real, y además no fortaleciendo la tolerancia a la frustración y la resiliencia.

Hay dos formas de vivir, una dándonos cremas para prevenir las quemaduras solares, la picadura del mosquito, … Es decir, embadurnarnos en algo protector. Bien está, pero sepamos que hay limitaciones. La otra opción es afrontar el camino de la vida con unas buenas botas, con capacidad para adaptarse a la orografía, para aprender a descansar, para anticipar los riesgos ciertos, y desde luego para levantarnos tras cada tropiezo o caída.

La sobreprotección se convierte en un patrón dañino, al evitar enfrentar las dificultades y los conflictos del mundo real

Tengamos mucho cuidado para que los niños de hoy no sean los “blandengues” del mañana, pero tampoco exigentes y demandantes de forma casi patológica.

No hagamos de nuestros niños unos seres fácilmente quebrantables, que no escuchen el crujido o el chirrido interior.

Reto existencial
Una cosa son los dibujos animados, o los cuentos ahora dulcificados, y otra la cruda realidad, que también tiene su atractivo por su dureza, por lo que conlleva de reto existencial.

Los padres, y quizás acierten, anticipan una sociedad muy competitiva, y quieren preparar a los hijos para ello, y eso los lleva a forzar y mucho en lo que se refiere al desarrollo de sus talentos, pero olvidando en gran medida la Educación emotiva y el fortalecimiento de carácter.

¿Por qué hoy es tan difícil educar? Porque la sociedad es más compleja. Antes educaban los padres y también la sociedad, que era muy coercitiva, muy jerárquica, con un sentido riguroso del deber. Ahora hay más libertad y tenemos más posibilidades, pero grandes problemas, ya que los patrones con los que fueron educados los padres, consideran que no les sirven para educar a sus hijas/os.

Una cosa son los dibujos animados, o los cuentos ahora dulcificados, y otra la cruda realidad, que también tiene su atractivo por su dureza, por lo que conlleva de reto existencial.

Hay muchos padres que tienen dificultad, gran dificultad para concretar sus funciones de paternidad-maternidad y posibilitar el crecimiento autónomo. Se debaten entre el autoritarismo y el dejar hacer sin encontrar alternativas, percibiendo que la función que han de ejercer les conlleva un gran costo casi en su salud, y con grandes deterioros en la relación de pareja.

Y si bien se invierte tiempo, dinero y esfuerzo en el currículum de los hijos, haremos lo correcto al mejorar en disciplina, en decir a los niños “no” para que se sientan seguros y protegidos.

Por cierto, el “no” es innegociable. No se puede retirar.

Cuando dedicamos tiempo a los hijos, no necesariamente la prioridad ha de ser por y para ellos, sino para nosotros, padres, y es que disfrutar de y con los hijos es una gozada.

Hay muchos padres que tienen dificultad, gran dificultad para concretar sus funciones de paternidad-maternidad y posibilitar el crecimiento autónomo

Convivir con los hijos es vivir con intensidad, disfrutar y manejarse en el conflicto. Eduquémosles en no ser consumistas, a ceder el sitio a personas mayores, embarazadas, con discapacidad. A respetar a los animales y al medio ambiente.

Educar a un hijo requiere mucho esfuerzo, mucho equilibrio, mucho prepararse, mucho esperanzarse. Y saber que nos vamos a disgustar, que nos vamos a enfadar, que no vamos a comprender. Pero que merece la pena, que crecemos juntos, que aprendemos padres e hijos.

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