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Ascensor social averiado

José Mª de Moya
Director de Magisterio
26 de marzo de 2019
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Este fin de semana el diario El País publicó un interesante análisis del informe de la OCDE ¿Un ascensor social roto? Cómo promover la movilidad social. El reportaje no oculta su sesgo cuando su propio autor se aleja del principio de neutralidad para promocionar sin pudor alguno las “recetas clásicas de las políticas socialdemócratas que se vuelven urgentes en una España donde en 617.000 hogares ya no entra ningún ingreso…”. Es lo de menos. Lo significativo son los alarmantes datos que la OCDE pone sobre la mesa. En España, tener un buen origen familiar en términos educativos y económicos es casi una garantía de disfrutar de una mejor perspectiva laboral. Obviamente, no tenerlo es garantía de lo contrario. Citando al profesor de Economía de la Universidad Rey Juan Carlos Luis Ayala, “si tus padres son trabajadores manuales existe un 50% de posibilidades de que tú también lo seas”. En suma, el ascensor social que debería ser la Educación está averiado.

Más allá de la lectura educativa y social de esta realidad –a la que dedicaré el último párrafo– desde el punto de vista meramente económico también supone una merma. No contar con el talento que se oculta en las clases menos acomodadas del país es un desperdicio que no deberíamos permitirnos en términos de progreso y productividad. ¡Cuánto talento malogrado entre los menos pudientes por no gozar de las oportunidades merecidas¡ Y al contrario: ¡Cuánto estúpido ocupará puestos relevantes por disfrutar de más oportunidades de las merecidas! Es clave para cualquier país que quiera prosperar y ser competitivo en el futuro poder contar con todo el talento disponible.

En España, tener un buen origen familiar en términos educativos y económicos es casi una garantía de disfrutar de una mejor perspectiva laboral

Pero sobre todo el ascensor social debe funcionar porque así debe ser desde el punto de vista educativo y de justicia social. No es Educación con mayúsculas una educación que no sea equitativa, que no ofrezca a todos las mismas oportunidades, que segregue socialmente, que sea clasista o elitista en la peor de sus acepciones. A lo sumo sería enseñanza o formación, pero no Educación en el sentido holístico del término. ¿Sería comprensible que unos padres no ofrecieran las mismas oportunidades a todos sus hijos o dieran más medios a los más aptos? Al contrario, serán los menos aventajados los que merecerán más atención.

Ahora que se dice que están revirtiendo los recortes sería deseable recuperar aquellos programas destinados a dotar de más recursos a los centros que trabajan con alumnos o en entornos más vulnerables. Un buen ejemplo fue el Programa de Centros Prioritarios de la Comunidad de Madrid que fue clausurado abruptamente.

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