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Las sectas: importante tema social

Se calcula que en España existen unas 250 sectas y otro centenar de grupos están en estudio. Casi seis millones de españoles habrían estado en contacto directo o indirecto con organizaciones que consideran sectas.
Javier Urra
Dr. en Psicología y Dr. en Ciencias de la Salud
24 de septiembre de 2019
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® ALDECAstudio

Estos grupos se centran entre Madrid, Barcelona y Comunidad Valenciana. La Costa del Sol también es considerado uno de los puntos calientes del crecimiento de este tipo de grupos y sectas.

Definimos secta como un grupo hermético que se asienta en una estructura piramidal, liderado por un gurú carismático que inocula fanatismo irracional, manipulando desde una falsa espiritualización. Es innegable su peligrosidad, en muchos casos delictiva.

Según Cuevas, la heterogeneidad del mercado sectario es tan amplia y contiene planteamientos tan dispares, que puede afirmarse que existe una secta para cada persona, o mejor dicho, una secta para cada necesidad. Estos grupos pueden adoptar diferentes formas, simulando ser organizaciones saludables y normalizadas: asociaciones culturales, religiosas, centros de terapias alternativas o de crecimiento personal, de yoga, deportivos, grupos ecologistas, franquicias comerciales, etc.

Entrada en estos grupos

Este mismo autor nos indica que la entrada a grupos coercitivos parece depender, en gran medida, de la combinación de una oferta suficientemente atractiva a las actitudes o necesidades del potencial miembro, una adecuada exposición a dicho ofrecimiento (proceso de captación), la presencia de factores vitales facilitadores y por último, los factores personales de riesgo.

La entrada a grupos coercitivos parece depender, en gran medida, de la combinación de una oferta suficientemente atractiva a las actitudes o necesidades del potencial miembro

En cuanto a los miembros que conforman una secta, según los autores Rodríguez Carballeira y col., no pueden considerarse como individuos raros, inadaptados o con problemas psicológicos previos, sino como personas “normales” que en algún momento de vulnerabilidad son contactadas por la secta.

A diferencia de las personas que las lideran que, según Cuevas, suelen ser carismáticas con rasgos narcisistas, antisociales y paranoides, unidos al despliegue de un fuerte carisma y una gran capacidad de engaño.

Son múltiples los factores de manipulación que utilizan para ganarse adeptos, como ejemplo podemos ver el lavado de cerebro, el control de la información, el efecto Forer (tendencia a aceptar descripciones generales de su personalidad), la debilitación de los lazos externos (familia y amigos) como nos indica Muiños.

Pero quizá sea la persuasión coercitiva la más utilizada, entendiendo como tal cualquier acto deliberado de una persona o grupo de influir en las actitudes o conductas de otras personas, apoyándose en el uso de la fuerza (ya sea física, psíquica o social), directa e indirecta; manifiesta y/o latente como nos dicen Rodriguez Carballeira y col.

Uno de los primeros signos visibles de que una persona ha ingresado en una secta es que el tiempo que la persona dedica al grupo aumenta de forma progresiva, disminuyéndose por otro lado el tiempo que dedica a la familia, el trabajo, las relaciones sociales o a sus aficiones previas. Esto suele venir acompañado de un cambio importante en la actitud hacia las personas de su entorno previo, pudiendo mostrarse frío, distante y hostil. (Rodríguez Carballeira, Almendros, Saldaña).

Salir de una secta

La salida de una secta coercitiva puede producirse de forma voluntaria, por iniciativa del propio sujeto; de forma voluntaria con ayuda y tratamiento profesional externo; por expulsión y mediante desprogramación no voluntaria, explica Rodríguez Carballeira.

La salida de una secta coercitiva puede producirse de forma voluntaria, por iniciativa del propio sujeto; de forma voluntaria con ayuda y tratamiento profesional externo; por expulsión y mediante desprogramación no voluntaria

El principal problema con el que se encuentran quienes han abandonado las sectas destructivas es el desmoronamiento de su propia identidad. Hay una buena razón para que así sea: durante años han vivido con una identidad “artificial” que les ha proporcionado la secta (Hassan). En cuanto a la adolescencia, Hernández e Ibañez nos señalan que la educación juega un papel fundamental, asumiendo su responsabilidad de formar personas libres y autónomas, puede vigorizar el espíritu crítico e independiente que proteja al alumno frente a estos riesgos.

Como retos para un futuro se debe plantear que los profesionales de la salud, los psicólogos, los agentes legales y los cuerpos de seguridad necesitarían una formación específica y adaptada a los nuevos tiempos, a cómo operan en la actualidad estos grupos.

Sería conveniente también desarrollar campañas y programas preventivos, realizar un mayor número de inspecciones a asociaciones en lo referente al cumplimiento de sus estatutos, o cuando existan sospechas respecto a sus movimientos financieros (Cuevas).

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