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La Educación Especial en la diana

José Mª de Moya
Director de Magisterio
25 de febrero de 2020
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Dos entrevistas publicadas la semana pasada reflejan las dos almas del PSOE en estos tiempos fragmentados ideológicamente. La portavoz de Educación en el Senado se despachó con saña en estas mismas páginas en contra de la libre elección de centro y los centros de Educación Especial. En plena apoteosis igualitarista, Inés Plaza ve segregación por todas partes como si de una epidemia se tratase y no está dispuesta a admitirla “ni por sexo ni por nacionalidad ni por raza…”, pero tampoco “por necesidades educativas especiales ni por notas”. Poco espacio queda para una educación personalizada que busque adaptar un sistema flexible a las necesidades de cada persona, en definitiva, que busque poner al alumno en el centro del sistema y no el sistema en el corazón del alumno. Segregación hay y habrá que luchar contra ella, pero no toda personalización y diferenciación de la enseñanza responde a bastardos intereses segregadores, al contrario buscan el beneficio último del alumno. Mucho más matizada, la posición de Celaá en la entrevista que publicó El País. La ministra recordó la doctrina del TC que no considera segregadores a los colegios que separan niños y niñas, como tampoco contempló el cierre de los centros de Educación Especial.

Segregación hay y habrá que luchar contra ella, pero no toda personalización y diferenciación de la enseñanza responde a bastardos intereses segregadores

No hay mejor antídoto contra la intoxicación ideológica que un baño de realidad. La semana pasada asistí al II Congreso de Educación Especial que dio voz a alumnos, profesores y familias. Los titulares de los centros prefirieron echarse a un lado y dejar que fueran los verdaderos beneficiarios (o perjudicados, diría la portavoz socialista) los que tomaran la palabra. Así, pude escuchar a la orientadora del Colegio «Jesús Nazareno», de Getafe, decir que “todos los alumnos que hemos derivado a los centros de Educación Especial están contentísimos… pero no al año, a los dos meses”. Fue sólo un ejemplo de cómo también la educación ordinaria reivindica el papel irremplazable de estos centros. Como impactante fue el testimonio de alumnos como Xavier, del Colegio «A la Par», cuando dijo que “si hubiese empezado antes a ir a un cole de Especial y no hacer Secundaria allí, hubiese sido mejor y no sufrir lo que pasé”. Qué sentido cobran las palabras del presidente de la Asociación de Centros de Educación Especial en la entrevista de esta semana: “Muchos de estos chicos tienen capacidad para darse cuenta de sus limitaciones, se comparan y observan que siempre salen perdiendo en todo. Eso acaba con la moral de cualquiera”.

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