fbpx

Verónica Duque: “Se han puesto en contacto conmigo profesores de todo el mundo”

Esta es la historia de la maestra de Primaria enfundada en un traje de licra anatómico que, desde Valladolid, ha dado la vuelta al mundo a través de la Redes Sociales.
Alba TardónMartes, 11 de febrero de 2020
0

Verónica Duque, junto al Hospital de Palabras. V. D.

A Verónica sus alumnos le llaman Miss Duque. Sus compañeros también. Forma parte del personaje que ella misma se ha cincelado a golpe de disfraz, imaginación y capacidad de sorprender. Aunque esto último no se lo esperaba. En diciembre de 2019 se plantó en su clase de 3º con un traje que, como una segunda piel, dejaba entrever sus músculos y vísceras de pies a cabeza. La foto que subió a Twitter su marido hizo el resto. En poco tiempo se viralizó, recibió más de 59.000 “me gusta” y se compartió miles de veces. La fama sobrevenida le ha pillado de improviso, pero ella no se abruma: “Me gusta que la gente lo sepa y que muchos compañeros se animen a hacer los mismo”, afirma.

Parece que se te da bien transmitir conocimientos de una manera muy emocional. ¿Cómo surgió lo de enfundarse en un traje de músculos y vísceras?
—El verano pasado estaba yo surfeando y me saltó en Ali Express un bañador con los órganos dibujados y me llamó mucho la atención. Y pensé, con lo que les cuesta a los alumnos imaginarse en tres dimensiones, estaría bien utilizarlo. Después mi entrenador me dijo que también había unas mallas. Entonces me hice con el pack completo.

¿Y la reacción de los alumnos?
—De mucha sorpresa porque, con la ayuda de mi compañera, lo hicimos un poco teatral. Yo entré con una bata blanca y cuando me la quité hubo muchos gritos, saltos, aplausos, otros se tapaban los ojos. Me acuerdo de uno que no quería ni mirar.

Tengo entendido que esta técnica ya la empleó una profesora holandesa, Debby Heerkens, en 2015 ¿Siempre se nos adelanta Europa en cuestiones educativas?
—En España se están haciendo grandes cosas y no tenemos nada que envidiar, dentro de los recursos que tenemos. Ahora se está desmontando la Educación finlandesa porque, al parecer, fue más bien fruto de una coyuntura socioeconómica del momento y ahora está teniendo peores resultados. Aquí ya se ha intentado muchas veces importar modelos educativos de otros países, pero es que hay factores socioculturales que no coinciden y no tiene por qué funcionar. Hay muchos maestros en España que innovan mucho, ponen sus ideas al servicio de todo el mundo a través de redes sociales…

De hecho, tu nueva iniciativa, el hospital ortográfico, ha salido de una idea que tomaste prestada a una instagramer
—Sí, se llama @la.clase.de.lore y yo adapté su idea sobre corcho. Se trata de un hospital con distintas habitaciones. Tenemos un jefe de hospital que va pinchando las palabras que sus compañeros han escrito mal, aunque siempre se cuelgan ya bien escritas y en mayúscula. Hemos tenido que hacer una UCI para las que están más graves. Las tildes en 3º, por ejemplo, no se consideran tan graves y esas las tenemos en planta. Después de una semana les damos el alta y cada niño las coloca en su diccionario de Palabras Sanadas.

“Me funciona bien combinar lo digital con recompensas analógicas como sellos, pegatinas o canicas”

¿Y hay camas libres en ese hospital?
—Yo estoy sorprendida porque veo mucho entusiasmo y muchas ganas de no poner errores. Es como que son más conscientes de que es grave masacrar las palabras. Incluso, los primeros días les gustaba tanto que fallaban a posta para poder enviar sus palabras al hospital.

¿Eres partidaria de combinar los recursos pedagógicos digitales y los analógicos?
—Con estas generaciones a mí me funciona muy bien la combinación. Les llama la atención todo lo que no sea de su día a día. Yo dejé de utilizar las recompensas holográficas (tenemos muchas aplicaciones con las que podemos darles premios virtuales) y lo he cambiado por canicas, pegatinas o sellos de tinta, que tienen muchísimo más éxito que el hecho de que su avatar tenga condecoraciones.

Aunque lo digital sí ha ayudado en cuanto a la viralización de tu iniciativa con el traje anatómico…
—Nunca imaginé que se iba a viralizar de esa manera. A raíz de eso se han puesto en contacto conmigo profesores de todo el mundo. Desde Chile, Australia… Con todos ellos he compartido experiencias. El 90% son felicitaciones y muchos de ellos me preguntaban dónde lo podía adquirir. De hecho, Ali Exprés ha creado el mono entero. Me escribieron para darme las gracias y me propusieron crear otra cosa que yo les sugiriera, lo que pasa es que aún no se me ha ocurrido nada. También una empresa se ha puesto en contacto conmigo y me ha regalado una camiseta de realidad aumentada.

Ese recurso traspasa ya los límites de la fantasía…
—Con una aplicación, a la persona que lleve la camiseta le pueden ver los órganos por dentro… ¡El corazón latiendo! Yo creo que las cosas que vamos a ver en Educación van a ser fascinantes y estoy deseando comprobarlo. La realidad aumentada va a ser una revolución. Imagínate el sistema solar flotando en el aula…O visitas virtuales a museos. Vamos a poder hacer magia, yo creo.

“Hasta me han regalado una camiseta de aumentada que permite ver latir el corazón”

¿Todas tus iniciativas novedosas surgen de un formación extra o salen del sentido común y la imaginación
—Yo siempre estoy pendiente de las redes sociales porque hay muchísimos blogs educativos, muchísimas gente con un montón de ideas y además esto es exponencial. La creatividad se desarrolla muy rápidamente. No podemos estar de espaldas a las nuevas tecnologías y eso implica un proceso. Nosotros estamos formándonos en la plataforma Moodle de comunicación con las familias, blogs interactivos… Sigo pensando en que no hay que abandonar lo analógico y que los maestros tenemos una labor fundamental a nivel de destrezas, educación emocional, pero ya no somos meros transmisores de datos, eso no es lo que demanda la sociedad. Tenemos que reinventarnos.

Antes de Magisterio fuiste azafata de vuelo, estudiaste Filología Inglesa… ¿Qué te hizo transitar por el camino de la Educación?
—Yo siempre quise ser maestra de Primaria, es una cuestión vocacional. Es lo que más feliz me hace, no había otra opción para mí.

Y una vez dentro, ¿qué te llevas en el día a día de tu experiencia en las aulas?
—Hay que buscar enseñar con pasión. Primero porque si no te aburres y segundo porque es la clave para aprender. Solo aprendemos lo que nos emociona, lo demás no tiene una proyección en el tiempo. Si los alumnos te ven implicados, ellos se implican también. También hacen lo mismo si te ven desmotivada. Los niños son tu espejo. Está comprobado que solo recordamos el 10%, pero los hábitos, la búsqueda de soluciones, la creatividad, la flexibilidad: todo eso no se te olvida jamás. Mi padre es pediatra y siempre me dice que ahora, cuando le dice a un niño que no puede ir al colegio porque está enfermo, se pone triste. Eso lo hemos conseguido los maestros: que los niños vengan contentos al colegio.

¿Por qué el apodo de Miss Duque?
—Hubo un momento en el que los niños comenzaron a llamarme “Vero” y no me sentía cómoda. Como yo doy Inglés y las asignaturas en ese idioma, les expliqué que, en Inglaterra, a los profesores no se les llama nunca por su nombre, sino por el apellido. Ahora Miss Duque es como mi nombre de guerra, una manera de crear un personaje.

0
Comentarios