En casa

La ventaja del coronavirus es que nos permite pasar más tiempo en casa. Dieciocho millones de italianos ya están así y en cuanto se cierren los colegios y las oficinas pasará lo mismo en el resto del mundo. Los únicos que van a sacar tajada son los repartidores de casco y bicicleta, que tendrán que llevar la comida y todo lo que se te ocurra pedir por internet, a tu casa. Ya nos estábamos acostumbrando a que nos trajeran las compras, con lo cómodo que es elegir en la pantalla y darle al clic para que te lo traigan, en vez de deambular por las tiendas buscando algo que te guste. Los bares también van aprendiendo a servirte los pinchos sin tener que ponerte en la barra. Con el coronavirus aumentará la vida familiar, compartiendo pantalla con el teletrabajo de los mayores y las clases virtuales de los menores. Perderán los que se ganan el dinero con los desplazamientos de los demás, pero eso también provocará que baje la contaminación y podamos respirar mejor.

No podemos imaginar del todo lo que vaya a ser la vida con coronavirus, pero algunas muestras ya se dan de que podremos ser más felices, gastar menos y preocuparnos más de los demás. Habrá tiempo de sobra, eso seguro. Se acabaron las prisas y las aglomeraciones, aunque siempre persistirá el miedo a que te toque.