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La "normalidad" en Educación costaría 5.000 millones de euros

Cierres de centros previos en situación de catástrofe hablan de dos cursos para poder recuperarla. Un estudio de Fundación Cotec propone medidas de choque según cuando se vuelva.
Saray MarquésMartes, 28 de abril de 2020
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El informe plantea entender el último trimestre de este curso y el curso que viene como una unidad curricular y de evaluación.
© DETAIBLICK-FOTO

Después del huracán Katrina, que obligó a cerrar las escuelas el primer trimestre del curso 2005-06 en Nueva Orleans, a los alumnos les costó dos cursos recuperar el aprendizaje perdido, aunque les costó más a los alumnos de rentas bajas y de minorías. Así lo ha recordado estos días el investigador de la Universidad de Tulane Doug Harris, que analizó el fenómeno y remarca que al cierre de centros se sumó la pérdida masiva de empleo, el trauma emocional y la desorientación colectiva de la sociedad.

Ahora que países del entorno como Francia comienzan a poner fecha a la vuelta a las aulas tras el cierre de centros por la Covid-19 –el 11 de mayo, de forma gradual hasta el 25 de mayo, empezando por los más pequeños, con un máximo de 15 alumnos por clase– la Fundación Cotec ha lanzado un informe en el que analiza el impacto de la Covid-19 en nuestro sistema educativo. Y lo hace en función de cómo puede ser la desescalada, la vuelta a las aulas, situándose en cinco posibles escenarios y proponiendo medidas paliativas en cada uno de los casos, detallando su coste.

Reconstrucción

Sindicatos como FeSP-UGT han puesto el acento en que, más allá de acordar el cierre del actual curso, las Administraciones educativas deberían estar planificando ya el curso 2020-21, en el que abogan por aumentar la inversión, reforzar las plantillas, disminuir las ratios y reducir el currículum.

También el conseller de Educación catalán, Josep Bargalló,  instaba la semana pasada en el Parlament a trabajar en la elaboración de un plan de reconstrucción «que aborde las necesidades del próximo curso 2020-21 y tenga visión de futuro», consciente, decía, «de las graves repercusiones que la pandemia tendrá en el sistema educativo». En su informe, Cotec analiza este impacto basándose en el modelo de Cooper, Borman y Fairchild sobre lo que los alumnos desaprenden en verano, entendiendo el cierre de centros el tercer trimestre como una prolongación del verano, y teniendo en cuenta que los alumnos seguirán aprendiendo, al estar conectados de algún modo, durante el confinamiento.

De este análisis concluye que la diferencia entre alumnos de rentas bajas, medias y altas se acentúa con el tiempo. Así, si en verano de 2020 los alumnos de renta baja registran un índice de aprendizaje normalizado de 1,3, los alumnos de renta media, de 2,34 y los de renta alta, de 2,54, en el verano de 2021 estos índices pasarían al 2,1, el 3,54 y 3,74, respectivamente.

«El modelo trata de visualizar de manera sencilla que el impacto en el aprendizaje va a ser desigual, pero no pretende cuantificar el impacto, eso es algo más complejo. Mientras que todos experimentan pérdidas de aprendizaje por el cierre, no todos lo hacen por igual», explica el investigador Lucas Gortazar, coautor del informe junto a Ainara Zubillaga.

Un artículo de la Unesco, a cargo de Ana Capilla, Jorge Sainz e Ismael Sanz recuerda que la pérdida de tiempo de instrucción en un 30% del curso coincide con la diferencia de rendimiento entre España y la media de la OCDE (ocho puntos). Y calcula que esta pérdida puede reducirse a la mitad con la Educación a distancia. El análisis de la Unesco incide en la importancia no solo del tiempo que estén cerrados los centros, sino en lo que puede venir después (desempleo, agudización de la pobreza), con el consiguiente incremento del fracaso y abandono escolar.

1/2
de la pérdida de aprendizaje

durante el cierre de centros puede compensar la Educación online

Frente a ello, los autores recomiendan fortalecer los programas de refuerzo, orientación y apoyo en centros educativos (PROA). Así, recuerdan que el Gobierno italiano no solo ha concedido el aprobado general, sino que el curso que viene comenzará antes e incluirá clases extra para los alumnos que lo necesiten. PROA se trata de un programa validado, remarca, que se ha demostrado capaz de incrementar el rendimiento en lectura y escritura en un 8,5%. En comunidades como Galicia o Murcia, que lo han adaptado a su realidad a través de contratos-programa, ha demostrado un importante impacto a largo plazo. De eso se trataría ahora, de adaptarlo a la actual situación creando un PROA post Covid para evitar una generación Covid.

El informe Cotec subraya que el impacto de esta crisis, si no se actúa, puede ser mayor en edades tempranas, cuando más difícil es reproducir online las experiencias de aprendizaje en el aula. Frente a esto, entre sus propuestas figura, sea cuando sea la vuelta, un PROA el curso 2020-21, con un coste que se calcula en 3.000 millones de euros a cargo del Ministerio y las comunidades.

3.000
millones de euros

costaría un PROA post Covid a cargo del Ministerio y las comunidades autónomas

A esta medida se añade una escuela de verano si los centros reabren en mayo o junio, focalizada para alumnos más vulnerables (225 millones de euros) o universal (900 millones), mucho más ambiciosa por tanto que el programa VECA puesto en marcha hace dos veranos, dotado con 15 millones de euros en su última edición. También, la reorganización del calendario escolar del curso 2020-21, hasta conseguir un 5% más de horas lectivas (horas extra remuneradas para docentes). Se trata de la segunda medida con un mayor coste, 1.675 millones de euros. Solo PROA, la escuela de verano y esta reformulación suman 4.900 millones de euros. Si se le añaden 375 millones para planes de digitalización el resultado es, según el estudio, de 5.275 millones.

Tres brechas

De las tres brechas que la Covid-19 puede exacerbar –entre alumnos por nivel socioeconómico, entre centros y entre comunidades autónomas– es la primera la que más preocupa a los autores del informe Cotec: «Creo que por nivel socioeconómico es siempre más poderosa que las otras dos, ya de alguna forma ya las recoge y no excluye las desigualdades dentro de una comunidad autónoma o entre barrios de un mismo municipio, que pueden ser muy grandes. Además, tiene todo el sentido del mundo porque al desaparecer la escuela, cada hogar (y por tanto cada nivel socioeconómico) se vuelve una escuela», analiza Gortázar.

14%
del alumnado

de renta más baja no tiene ordenador en casa. El 61% de renta más alta tiene tres o más.

Con todo, el informe se detiene también en la brecha entre comunidades y entre centros, en base a las percepciones de los directores en PISA 2018. Entre las primeras se aprecia disparidad sobre todo en el acceso a una plataforma online eficaz y en los recursos profesionales disponibles.

En la segunda, también en la preparación de los docentes para incorporar dispositivos digitales a la enseñanza, con menos de un 50% de respuestas afirmativas en la Pública frente al 75% de la Privada. Gortázar asegura que parte de esa distancia tiene que ver con la titularidad y no con el tipo de alumnado que se atiende: «Buena parte de la diferencia se debe a cuestiones puramente estructurales. La Pública está por detrás cuanto a la digitalización de la enseñanza». Esto supone, según el informe, un «enorme reto» al escolarizar de manera mayoritaria a los alumnos de entornos socioeconómicos más vulnerables.

En tres propuestas

  • EBAU. El informe plantea sustituir la prueba por la nota media de 1º y 2º de Bachillerato con un ajuste posterior en función de la trayectoria de cada centro, para corregir también abusos con las notas de Bachillerato si los hubiera.
  • Escuela de verano. En los centros educativos, durante el mes de julio. A cargo de interinos remunerados y organizaciones del tercer sector. Fruto de alianzas entre consejerías de Educación, ayuntamientos y entidades sociales.
  • Calendario. Se propone adelantar la vuelta en septiembre y más periodos vacacionales, más repartidos, pero más breves.

Cinco posibles escenarios

  1. Vuelta en mayo (I). Conlleva los menores ajustes en el terreno educativo pero reclama mayores medidas desde la perspectiva sanitaria. Incluye Escuela de Verano y PROA, pero no cambios el curso que viene.
  2. Vuelta en mayo (II). Frente al escenario 1, apuesta por una reformulación del currículum y de la evaluación, con una integración del último trimestre del 2019-20 en el 2020-21.
  3. Vuelta en junio. Se propone extender este curso y comenzar antes el próximo, con horas extra remuneradas para docentes hasta lograr un 5% más de horas lectivas y una red de voluntariado educativo con alumnos de facultades de Educación tutorizados como apoyo para estudiantes y familias.
  4. Vuelta en septiembre. Se ahorra el coste de la Escuela de Verano, pero se desplazan todas las medidas de refuerzo al curso que viene. Reformulación del currículum, la evaluación y el calendario.
  5. Vuelta en septiembre y rebrote. Plan educativo de anticipación que permita una transición organizada a procesos online la próxima vez.
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