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Resiliencia y crecimiento personal ante situaciones adversas

Aroa Caminero
21 de abril de 2020
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Durante las últimas semanas a todos nos ha cambiado la vida con la aparición del brote de Covid-19 en España. Esta situación, sin quitar la gravedad que está teniendo y el horror que está suponiendo para muchas personas, no deja de ser una oportunidad para convertir la adversidad en una auténtica transformación personal, donde podamos desarrollar capacidades a nivel psicológico que nos permitan afrontar la situación actual y otras situaciones o eventos negativos que nos puedan surgir en el futuro.

Así, aunque la evidencia científica muestra que algunas personas pueden desarrollar trastornos psicológicos o vean empeorar los síntomas de los trastornos que ya tienen, ante situaciones traumáticas como la que estamos viviendo, la psicología también refleja que en la mayoría de los casos somos capaces de soportar la experiencia y que algunas personas, incluso, son capaces de aprender y beneficiarse de ella. Las variables de personalidad influyen en todo esto, haciendo que las personas con un mayor grado de optimismo o positividad lo lleven mejor. Sin embargo, todos podemos desarrollar habilidades de afrontamiento que nos permitan sobrellevar esta situación y de paso aprovechar para realizar un proceso de crecimiento personal que suponga un cambio positivo y duradero en nosotros mismos.

Todos podemos desarrollar habilidades de afrontamiento que nos permitan sobrellevar esta situación y de paso aprovechar para realizar un proceso de crecimiento personal

Algunos autores como Calhoun y Tedeschi (2000) afirman que, tras una situación complicada como la que estamos viviendo, pueden darse tres tipos de cambios positivos en nosotros mismos como consecuencia de un proceso de crecimiento personal ante la adversidad:

  • CAMBIOS EN UNO MISMO: tras situaciones traumáticas, puede aumentar la confianza en las propias capacidades para afrontar las adversidades futuras.
  • CAMBIOS EN LAS RELACIONES PERSONALES: las relaciones personales cercanas suelen salir fortalecidas al hacer frente a una experiencia traumática común y debido al sufrimiento sufrido también se desarrollan más los sentimientos de empatía y compasión hacia los demás.
  • CAMBIOS EN LA ESPIRITUALIDAD, CREENCIAS RELIGIOSAS Y FILOSOFÍA DE VIDA: tras estas situaciones se pueden producir cambios en la forma de ver el mundo, así como en la escala de valores y prioridades de cada uno, ya que la vida se revaloriza y se descubren nuevas posibilidades y caminos vitales. Otras personas también pueden encontrar o reencontrar su fe.
    Sin embargo, es imprescindible señalar que durante el proceso de crecimiento personal el estrés y las emociones negativas aparecerán y estarán presentes, ya que estas emociones impulsan que se ponga en marcha la resiliencia y el crecimiento personal.

Es imprescindible señalar que durante el proceso de crecimiento personal el estrés y las emociones negativas aparecerán y estarán presentes

Algunas habilidades de afrontamiento y/o pautas psicológicas que podemos ejercitar durante estas semanas de crisis para poder salir más fortalecidos de esta situación son:

  1. Hacer ejercicios de gratitud: agradecer no habernos contagiado o haber sobrevivido a la enfermedad, agradecer los aprendizajes que hemos hecho en esta situación, agradecer las facilidades o compañía que hemos podido disfrutar durante la crisis, etc.
  2. Comenzar o reiniciar la búsqueda espiritual y/o religiosa: hacer ejercicios de reflexión sobre el sentido de la vida, sobre los valores o prioridades importantes para nosotros, sobre si nuestra vida coincide con la vida que siempre deseamos tener, sobre los cambios que podemos realizar en el futuro próximo para cumplir con nuestro proyecto vital, dedicarnos más a los demás, ser más solidarios con todo el mundo, etc.
  3. Mantener un trato más amable con nosotros mismos: no podemos exigirnos por ejemplo querer estar igual de bien emocionalmente o igual de productivos durante los días de enfermedad o confinamiento, ni durante las semanas posteriores al mismo que cuando no habíamos sufrido esta crisis, ya que nunca nos hemos visto en una situación similar y nuestro estado emocional y nuestro cerebro necesitan un tiempo para acostumbrarse a los cambios que estamos sufriendo.
  4. Favorecer las relaciones personales y buscar apoyo social: dar más importancia a las relaciones con los demás, favorecer los encuentros por redes sociales o presenciales cuando haya acabado el confinamiento, compartir la experiencia y las emociones vividas estas semanas con otros, compartir actividades de ocio con ellos, etc. ya que este tipo de encuentros sociales reducen el estrés emocional.
  5. Generar cambios en las dinámicas familiares y de pareja: dedicar tiempo de calidad a la familia, aprovechar la situación de inestabilidad para apoyarnos los unos en los otros y aprender a actuar como un equipo, colaborar en familia y en pareja para que las necesidades de todos estén cubiertas, hacer actividades conjuntas (en familia o en pareja) para redescubrir los afectos, etc.
  6. Aceptar sin miedo las emociones: hacer ejercicios de aceptación y apertura a cualquier emoción que tengamos, aunque sea una emoción desagradable ya que sentirse así es completamente normal y nos pasa a todos durante estas situaciones. Es todo un lujo poder aprovechar esta crisis para aprender a permitirnos sentir esas emociones y a sentirnos vulnerables con libertad.
  7. Aprender a tolerar la incertidumbre y a centrarnos en lo que sí podemos controlar: reevaluar y valorar los recursos personales que tengo, centrarme en resolver los problemas cotidianos que sí dependen de mí, sacar la parte positiva y los beneficios de esta situación, hacer una búsqueda de lo que ha significado esta situación adversa para mi vida, convertir al humor siempre que se pueda algunas situaciones complicadas que hayamos vivido, disfrutar el momento presente, etc.
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