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Comprender, compartir, tener convicciones

A continuación os ofrecemos el discurso de Graduación de 2º de Bachillerato de la directora del Colegio "Orvalle" de Las Rozas (Madrid), Loreto Moral, el pasado 16 de junio.
Loreto Moral
Directora del Colegio "Orvalle" de Las Rozas (Madrid)
24 de junio de 2020
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© MELITA

Esta tarde sentimos mucho la ausencia de vuestros padres. Ellos, una vez más, están demostrando ser esos buenos padres que día a día –durante 18 años– os dejan el protagonismo de vuestra vida, sin quitaros ojo, sin perderos de vista. En un segundo plano para que vosotras brilléis.

Dicen que a causa de las mascarillas estamos aprendiendo a extraer más información de la mirada. Esta tarde querría miraros a los ojos, una a una, con el deseo de dejaros algunas ideas que os puedan ayudar en alguna encrucijada de vuestras vidas.

Hoy, queridas alumnas, estáis celebrando uno de los momentos más importante de vuestra vida, seguro que con alegría pero también con cierto temor por la incertidumbre que se abre ante el mundo universitario y profesional.

Se presentan ante cada una de vosotras algunos interrogantes que querríais resolver inmediatamente para volver a la seguridad de lo sabido. Y, al mismo tiempo, intuyo que miraréis el futuro con la ilusión de vivir experiencias nuevas y cumplir los sueños que os hayáis formulado.

El cierre de las aulas –al margen de las incomodidades y dificultades– ha tenido un beneficio para vosotras: ha adelantado algunas situaciones y requerimientos que probablemente os ibais a encontrar cinco años más tarde. No me refiero tanto a las cuestiones tecnológicas de las clases online, sino más bien a la necesidad de fortalecer vuestra autonomía y capacidad de superación para trabajar en un entorno de tensión, incertidumbre y cansancio.

El cierre de las aulas –al margen de las incomodidades y dificultades– ha tenido un beneficio para vosotras: ha adelantado algunas situaciones y requerimientos que probablemente os ibais a encontrar cinco años más tarde

Nacisteis prácticamente con el cambio de milenio. Los cambios que se ha producido en estos últimos 18 años son vertiginosos, y estoy segura de que en los próximos años se van a acelerar muchísimo más.

Unos cambios que nos han interpelado a padres y profesoras, que nos hemos preguntado, inquietos: ¿les estamos preparando bien para afrontar el futuro, para resolver con éxito los retos personales y profesionales?

En 1989 una película que vuestros padres conocerán bien introdujo un debate intenso en la comunidad académica: El Club de los Poetas Muertos. Trataba de un profesor que llegaba a un colegio británico tradicional, en el que estudiaban los hijos de familias pudientes, que en la mayoría de los casos obligaban a sus hijos a dedicarse a una determinada profesión, que se consideraba honorable y exitosa.

Este profesor, el profesor Keating, se sublevó contra esa falta de libertad y les mostró a sus alumnos el valor de perseguir sus sueños, aprovechando cada instante.

Sin embargo, una de las críticas que se hizo en debates y cinefórums fue que Keating señalaba el camino de la rebeldía estudiantil pero no facilitaba las claves para adentrarse y asentarse en la vida.

Hoy querría proponeros tres, que quizá el protagonista de El Club de los Poetas Muertos no supo vislumbrar:

  1. La primera clave es comprender el mundo.

Pienso que tenéis más posibilidades que nunca por dos razones: la primera estriba en la facilidad de acceder a las fuentes de información; y, dos, porque hoy tenéis la posibilidad de intercambiar opiniones con quienes están proponiendo los cambios en la sociedad.

  1. Un segundo valor en alza: Compartir.

Hoy también es más fácil que nunca. Comprobaréis que podéis difundir contenidos y crear valor con más rapidez y eficacia. Salís a un mundo conectado, en el que podéis multiplicar y potenciar vuestras cualidades.

  1. El tercer punto clave es que ahora más que nunca se valora a las personas con convicciones.

Cuando los productos y servicios ya no se diferencian apenas –dada su calidad y la facilidad que tenemos para acceder a ellos–, la gente demanda algo más, busca adherirse a proyectos, visiones del mundo y misiones que den sentido a sus elecciones.

Eso sí, para que la triada funcione, se necesita el engranaje del trabajo y esfuerzo, la constancia y la paciencia, la ilusión y cierta ingenuidad para mantenerse a salvo de los cinismos que el tiempo intentará introducir en vuestras almas.

Queridos padres y profesoras. Hoy podemos preguntarnos si les hemos inculcado estos tres valores: la capacidad de comprender el mundo, la generosidad para compartir, y la fortaleza para mantener y acrecentar unas convicciones personales.

Porque en poco tiempo también os enfrentaréis a varios peligros. Quería destacar tres, que son la otra cara de la moneda:

En esta época en la que resulta tan sencillo acceder al conocimiento y entablar relaciones, veo el peligro en quien se satisface con el copia y pega, sin criterio propio. Es demasiado fácil llegar al aprobado en la vida y, por el contrario, alcanzar la matrícula de honor exige un esfuerzo tremendo. Pero aquí se define cada una. ¿A qué aspiras y a qué estás dispuesta?

Queridos padres y profesoras. Hoy podemos preguntarnos si les hemos inculcado estos tres valores: la capacidad de comprender el mundo, la generosidad para compartir, y la fortaleza para mantener y acrecentar unas convicciones personales

Un segundo peligro lo veo en las personas que han construido un castillo de marfil y no se arriesgan a escuchar con afán de aprender. “Esto es lo que pienso y punto”, dicen. En el fondo les falta un para qué en la vida, y por eso se satisfacen con poco. Compartir y recibir son las dos caras de la moneda. Y para eso hay que abrirse, mirar, querer aprender de los demás.

Y el gran peligro, lo que realmente agosta el verdadero carpe diem es la ausencia de un proyecto vital, un por qué. Tener un sueldo, un trabajo y una buena compañía, con una vida tranquila, por la que pase sin hacer el mal, pero sin una misión. Me atrevo a deciros que no seréis libres hasta que no os hayáis hecho prisioneras por una convicción suprema. ¿Qué pretendes conseguir estudiando esa carrera universitaria, teniendo unas amigas determinadas, trabajando en esa o aquella empresa?

Comprender, compartir, tener convicciones: el haz. Comodidad, irrelevancia y adocenamiento, el envés.

Comprobaréis que, a base de un trabajo intenso y con cariño, abierto al debate, al diálogo y los aportes de diferentes colectivos, y guiado por una convicción suprema, se puede esperar que haya un cambio. Y esa es la esperanza que queremos que tengáis: convenceos de que sois capaces de modificar y transformar este mundo. Habéis nacido para esto y contentarse con menos sería una traición… y una pena.

Convenceos de que sois capaces de modificar y transformar este mundo. Habéis nacido para esto y contentarse con menos sería una traición… y una pena.

Comenzáis ahora un viaje con origen y destino. El origen: la fe, el amor de vuestros padres y la dedicación de las profesoras, que os ha traído hasta aquí; el destino os toca a vosotras pensarlo, descubrirlo y soñarlo. Y es lo que dará sentido a vuestra vida personal y profesional.

Pero no comenzáis solas el viaje: retornad una y otra vez a lo que os han enseñado en Orvalle. Atesorad las experiencias que habéis vivido entre estas paredes. Ahora os toca darles el profundo sentido que tienen para que sostengan vuestro proyecto vital.

Queridas alumnas, os deseo lo mejor en vuestra nueva etapa. Enhorabuena a los padres y a las profesoras por formar a las mujeres que la sociedad necesita.

Muchas gracias.

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