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Teletrabajo sí, pero no tanto

José Mª de Moya
Director de Magisterio
2 de junio de 2020
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La semana pasada nos hicimos eco de una encuesta realizada por el sindicato UGT sobre el impacto de la pandemia en el trabajo del profesorado. Salieron unos datos de los que quiero extraer mis conclusiones:

1. “El 69% de los trabajadores de la enseñanza considera que la jornada realizada desde el domicilio durante la pandemia ha sido “excesiva” y ha generado una notable “insatisfacción”. No obstante, un 64,2% da un aprobado a su experiencia, pero solo un 6,6% la calificaría de sobresaliente. El resto, un 35,8%, la valora negativamente”. Conclusión: lo poco gusta, lo mucho cansa. Una pena porque lo que podría haber sido una experiencia gratificante si se hubiera administrado en su justa medida, se ha terminado convirtiendo en insatisfactoria por el atracón de videoclases, claustros virtuales, correos electrónicos…

2. “La docencia a distancia ha provocado igualmente la aparición de dolencias específicas asociadas al teletrabajo, corroborado por un 71% de docentes, como problemas de visión, dolores cervicales, así como ansiedad, estrés o insomnio”. Me quedo con el estrés. Es ese mismo estrés e irritabilidad que provoca en los niños el consumo excesivo de videojuegos. Cuando a un hijo se le dice que deje la maquinita es habitual que reaccione con una irritación muy concreta. No es el enfado habitual por tener que dejar de hacer lo que le apetece, no, es algo asociado exclusivamente al uso intensivo y extensivo de pantallas. Pues nosotros, igual.

Una pena porque lo que podría haber sido una experiencia gratificante si se hubiera administrado en su justa medida, se ha terminado convirtiendo en insatisfactoria

3. “Entre los datos positivos destaca la sensación de reconocimiento que los profesores dicen tener de sus equipos directivos, por la capacidad de gestión e improvisación mostrada en una situación laboral tan inesperada”. Me decía hace unos días la profesora de un IES que el Covid les había obligado a hacer un máster en TIC en dos tardes. Pero más allá del dominio de determinadas técnicas o herramientas, la venda que ha caído en esas dos tardes ha sido la de los prejuicios. Como recordaba la semana pasada Manel Fabre, responsable de Educación de Acer, «la barrera conceptual sobre la tecnología ha saltado por los aires».

4. “Otros aspectos positivos resaltados mayoritariamente han sido la flexibilidad, suscrito por un 68%, y la posibilidad de conciliar (46,7%)”. Es lógico que la posibilidad de conciliar no se haya visto satisfecha con los hijos danzando por casa. Por obvio que parezca, hay que recordar que la mayor parte de los docentes además de maestros de nuestros hijos son padres de los suyos.

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