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Empleos precarios de izquierdas

Jesús Asensi
Profesor de Religión
13 de julio de 2020
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Si algo define a las personas progresistas es la defensa a ultranza del trabajador y la crítica constante al empresario que trata de explotarlo. Contratos parciales para jornadas interminables y salarios indignos, esa parece ser la tónica general en las empresas privadas que los progresistas denuncian desde la esfera pública.

Y un ejemplo de ese maltrato laboral lo van a sufrir este próximo curso un centenar de docentes valencianos con contratos indefinidos. Dentro de unos días volverán a firmar unas adendas donde se les reduce a la mitad su jornada laboral y la nómina correspondiente. Madres de familia, maestros con la jubilación a dos años vista o docentes con discapacidad trabajarán a tiempo parcial y en centros escolares que, en algunos casos, distan de sus domicilios más de cincuenta kilómetros.

Madres de familia, maestros con la jubilación a dos años vista o docentes con discapacidad trabajarán a tiempo parcial y en centros escolares que, en algunos casos, distan de sus domicilios más de cincuenta kilómetros

Alguno dirá que estos maestros ya están tardando en denunciar su caso a la Consejería de Educación, pues seguro que su máximo responsable, el señor Vicent Marzà, abre un expediente contra la dirección de esos centros educativos que, seguro que sí, son de titularidad privada. Más de uno pensará que el consejero Marzà, progresista donde los haya y uno de los bastiones de Compromís, no permitirá que se trate así a estos veteranos trabajadores de la enseñanza. Pues tristemente va a ser que sí. No hace falta que estos docentes informen a Marzà de su precaria situación, pues él ha sido el que la ha fomentado y la consiente un curso tras otro. Resulta que estos docentes son empleados públicos e imparten la asignatura de Religión en centros públicos. Unos centros públicos que recibieron la potestad, otorgada por la Consejería de Educación, de reducir de dos a una las sesiones semanales de la asignatura de Religión en cada uno de los cursos de Primaria. De ese modo, de forma automática, las jornadas completas se convirtieron en medias jornadas y los últimos en llegar han sido los más perjudicados en ese reparto de horas entre los docentes con contrato indefinido. Y es que, según parece, la Administración nunca despide a nadie para evitar pagar indemnizaciones o perder el tiempo en pleitos interminables.

Todos estos maestros afectados por los recortes firmaron antes del año 2006 un contrato de jornada completa indefinido. Con la llegada del tripartito progresista al Gobierno valenciano empezó este maltrato laboral que se ha ido prolongando en el tiempo, sin que les importe en demasía la precaria situación anímica y económica de estos docentes y de sus familias. ¿Cómo van a mover un dedo por estos maestros, dándoles la posibilidad de completar su jornada impartiendo refuerzos y apoyos, si ellos son los primeros que desean verlos fuera del sistema educativo? Los progresistas de nuevo cuño tienen claro que, si ellos continúan en el poder, la asignatura de Religión tiene sus días contados. Ahí está esa nueva Ley de la ministra Celaá, la Lomloe, que la convertirá en una actividad extraescolar más, sin peso académico y, presumiblemente, fuera del horario lectivo. Y es que, para algunos de nuestros representantes políticos, la lucha de clases continúa hoy en día, aunque el muro de Berlín fue derribado hace treinta años. Ver para creer.

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