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Pablo Moreno: “Ahora las empresas buscan perfiles más adaptables”

Pablo Moreno, director de la Escuela Superior de Ingeniería y Tecnología de UNIR, explica que las empresas han pasado de valorar la hiperespecialización a preferir un tipo de perfil más interdisciplinar con una visión más amplia del mundo.
Adrián ArcosMiércoles, 23 de septiembre de 2020
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Pablo Moreno anima a los alumnos a acercarse al mundo Steam sin prejuicios ni complejos. © UNIR

Acercarse al mundo Steam sin dudas, sin complejos, sin miedos y sin ideas preconcebidas. Es el consejo para los alumnos del director de la Escuela Superior de Ingeniería y Tecnología de la UNIR, Pablo Moreno, que destaca la importancia que tienen las disciplinas científicas en las perspectivas de trabajo actuales.

¿Cuál es la perspectiva de los empleos para los próximos años?
—Desde hace bastante tiempo, vamos viendo una tendencia hacia empleos menos específicos. Antes contábamos con unos estudios, una profesión, y basábamos gran parte del desempeño en la hiperespecialización. Ahora nos encontramos en una fase en la que, como el mundo cambia tan rápido, no es tan importante ser extraordinariamente bueno en un tema muy específico, sino que es mejor estar capacitado en varias competencias que te permitan tener una visión más amplia del mundo. Cada vez más, las empresas están buscando estos perfiles más adaptables, que pueden aprender cosas nuevas y que pueden mover su especialidad y conocimiento de un sitio a otro.

¿Qué papel juegan las Steam en este tipo de empleos del futuro?
—El acrónimo original era STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) y es verdad que precisamente en áreas como la ingeniería o las propias matemáticas nos encontrábamos con perfiles profesionales que sufrían esa hiperespecialización. Ahora esos perfiles requieren mayor apertura de miras. De ahí la transición desde STEM a Steam, con esa A de Artes, que supone introducir la parte más humanista en la ingeniería, las matemáticas o las tecnologías.

¿En qué se traduce esa incorporación de la A en STEM?
—De esa forma, intentamos formar a unos diseñadores que no pinten en el aire, sino que sean capaces de entender la tecnología y la ingeniería necesarias para que sus productos funcionen. Asimismo, ingenieros que sean capaces de realizar diseños que resuelvan problemas de verdad, que sean razonables para las personas que van a utilizarlos, que puedan transmitir emociones a través de los ellos… En definitiva, son perfiles más híbridos que tienen una fundamentación técnica muy buena pero también una visión más amplia del mundo.

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Ahora no es tan importante ser extraordinariamente bueno en un tema muy específico, sino que es mejor estar capacitado en varias competencias

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¿Hay un impulso de las humanidades con estos nuevos perfiles?
—Se trata de retomarlas y no equivocarlas. Es verdad que las humanidades entendidas como hiperespecialización también están en esta crisis, y por eso lo que hay que intentar es que converjan y se acerquen a las ingenierías, a las ciencias y a las matemáticas. Todo el panorama que existe actualmente de las humanidades digitales es un ejemplo de este tipo de convergencias. Y la ingeniería humanizada también lo es.

Con toda esta crisis del Covid-19, ¿salen fortalecidas estas enseñanzas Steam?
—Una de las cosas que ha supuesto toda esta pandemia ha sido la aceleración en la transformación tecnológica de todo tipo de empresas e industrias. Ahora en un mundo que se ha confinado y que vive con miedo a volver a confinarse, modelos empresariales en los que movemos papeles de un sitio a otro se vuelven totalmente obsoletos. Eso impulsa mucho la digitalización y la tecnificación de las empresas. Y, por supuesto, si eres especialista en tecnología y digitalización, te sitúas obviamente en la cresta de la ola. De hecho, hemos acelerado tanto que las empresas que no sean capaces de transformarse, están abocadas a desaparecer.

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Intentamos formar a unos diseñadores que no pinten en el aire, sino que sean capaces de entender la tecnología y la ingeniería para que sus productos funcionen

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Sin embargo, el porcentaje de alumnos que elige una carrera Steam, continúa siendo muy bajo.
—Esto se produce en parte por la imagen que se ha ido cultivando de las ciencias y las ingenierías en el imaginario colectivo de entornos muy difíciles. Y es verdad que tienen un nivel de exigencia alto, pero no como lo acabamos imaginando desde fuera o a través de los clichés o los tópicos. También influye en esto que siempre se ha pintado esa figura del científico o del ingeniero como un tipo de carácter poco sociable, incluso retraído, que no resulta atractivo para el público joven en el momento que tiene que decidir los estudios que va a cursar. Esperamos que con esas ciencias e ingenierías más humanizadas podamos aliviar esas percepciones que echan tanto para atrás.

¿Qué papel tiene el profesorado, la familia o el entorno a la hora de cambiar esas percepciones?
—Tenemos que empezar por ver hasta qué punto están implantados esos tópicos en el imaginario colectivo. Y vemos que se muestran en el cine, en las series y en la literatura a través de personajes que no ayudan a mejorar esa imagen. De hecho, normalmente muestran las ciencias como algo tremendamente complejo e inalcanzable. Entonces, el contrapunto que pueden poner familias, entornos y profesores es acercar la ciencia práctica que se puede hacer en el día a día a estos chicos y chicas.
Por ejemplo, existen kits de construcción de robots para que los alumnos puedan crearlos e incluso programarlos. De esta forma, los más pequeños pueden comprobar que es divertidísimo construir un robot, y eso puede hacer que se les despierte el interés por programar o hacer ciencia. Pero también lo podemos trabajar de un modo más sencillo aclarando qué cosas son resultados de procesos científicos o técnicos y qué personas hay detrás de esos procesos. Hay que intentar que los alumnos descubran el mundo a través de la ciencia, y que comprueben que hay mucha gente detrás y que la ciencia no sale de la nada. Ese pequeño esfuerzo puede ir despertando el interés a edades tempranas e ir desmitificando esa mala imagen del científico, del informático o del matemático.

Vocaciones y brecha de género

  • Edades tempranas. “Hay que acercar la ciencia a los alumnos y alumnas a edades tempranas, no solo por despertar sus vocaciones sino porque muchas veces una parte de la brecha de género que se produce alrededor de STEM nace ya en esas edades”.
  • Pequeños gestos. “Son pequeños gestos insconcientes que les trasladamos ya de pequeños y que luego se convierten en una división social que lleva a que se despierten más las vocaciones en chicos que en chicas. Y eso empieza ya a edades tempranas. Por eso hay que empezar pronto a acercarles la ciencia y a hacerles entender cómo funciona el mundo, de forma que lo vean como algo divertido. Y lo tiene que ser para todos”.
  • La imagen. “También es importante hacerles comprender que la imagen está muy mitificada, y que la que se suele royectar hacia fuera es más dura de la que luego realmente encontramos dentro”.
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