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Claves para mejorar la comunicación con adolescentes

La adolescencia en una etapa de la vida que marca la transición de la infancia a la madurez adulta y se caracteriza por nuevas responsabilidades y derechos.
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La adolescencia conlleva cambios biológicos y cognitivos así como toma de decisiones por primera vez con la complicación de asumir la responsabilidad que conlleva. Además, esto coincide con nuevas posibilidades por descubrir (amistad, sexualidad, ocio, conocimientos…) y con una necesidad de ajuste en la relación con los padres como consecuencia del nuevo rol que el joven adquiere con estos cambios vitales. Por tanto, la adolescencia es un desafío tanto para los jóvenes como para los familiares, profesores y otros miembros de su entorno que deben adaptarse a los cambios de los chicos y las chicas para transitar juntos a una nueva relación transformada y armoniosa.

A continuación os dejo algunos consejos para padres y educadores destinados a mejorar la comunicación con vuestros hijos o alumnos adolescentes:

  • Busca tiempo para compartir momentos agradables: dado que en esta etapa vital de tu hijo surgirán desacuerdos, retos y dudas es importante que intentes propiciar algunos momentos en los que compartir actividades que le gustan. Así se fortalecerá el vínculo entre vosotros que tan perjudicado se verá en otras ocasiones. Es importante que no fuerces la situación. Para ello puedes intentarlo cuando le veas más disponible, por ejemplo antes de ir a la cama o durante la cena. Interésate de forma genuina por sus nuevos amigos, intereses o aficiones incluso aunque no los compartas. Es una etapa de afirmación y diferenciación personal de tu hijo muy útil para su futura seguridad como adulto, demuéstrale tu validación en aquello que él elige por sí mismo. Puedes informarte de sus gustos para tener un tema de conversación, valorará mucho tu atención mostrada. Inicia la conversación y pregúntale por lo que ocurre en su vida, hazlo de forma tranquila con el objetivo de conocerle y no de cuestionar, sonsacar o controlar. Si no te da mucha información no insistas.
  • Demuéstrale que le escuchas de verdad y le demostrarás todo lo que te importa: no basta con oír para dar la mejor respuesta o quedarnos con lo que nos interesa. Ser un buen oyente vale más que mil palabras. Te ayudará empezar repitiendo lo que has escuchado para mostrar interés y confirmar que lo has entendido. Déjale que termine la idea que quiere transmitir antes de contestar, incluso si no estás de acuerdo. Una vez haya terminado tendrás ocasión para darle tu opinión sobre el tema. Si te sorprende hablándote de algo realmente importante para él, deja lo que estabas haciendo y préstale atención. Pregúntale qué necesita de ti: que le des consejo, que le escuches, que le ayudes a resolver un problema o a manejar sus sentimientos…

Demuéstrale que le escuchas de verdad y le demostrarás todo lo que te importa: no basta con oír para dar la mejor respuesta o quedarnos con lo que nos interesa

  • Cuida las respuestas que le das, especialmente si son contrarias a su punto de vista: si queremos transmitir un mensaje importante a nuestro hijo, que sabemos que le va a costar aceptar o compartir, es necesario que lo hagamos de forma que garanticemos que nos va a escuchar. Si hablamos alto, sermoneamos o nos mostramos agresivos no escuchará lo que tenemos que decirle y su atención se focalizará en que queremos llevarle la contraria. Para responder lo mejor posible, evita tener reacciones agresivas o despreciativas, expresa tu opinión sin invalidar la suya, céntrate en sus sentimientos y no solo tu vivencia durante la conversación, no argumentes sobre qué es “lo correcto”, dile que se trata de tu opinión aunque él no la comparta. Recuerda que es posible estar en desacuerdo, no tenemos que pensar igual. Si se trata de comunicar una norma porque has decidido que lo mejor en una determinada situación es establecer un límite haciendo uso de tu autoridad, entonces con más motivo aún será importante que cuides la forma de expresarla.
  • En cuanto a las normas, sé amable y firme al mismo tiempo: comunícaselas con seguridad y serenidad, dale explicaciones si las pide y escucha su opinión al respecto, al margen de que sean o no negociables. No se trata de ser restrictivo en todo sino de serlo en lo verdaderamente importante y de ser consistentes entre nuestras palabras y acciones. Recuerda que los hijos aprenden imitándonos. Muchas veces, copiarán tu manera de gestionar conflictos o emociones y de resolver un problema. Por último, no olvides que también deben aprender de la experiencia y mientras que las consecuencias de sus decisiones no resulten peligrosas, déjale que aprenda de ellas sin tu intervención.
    Estas pautas te ayudarán a apoyar a tu hijo o alumno en la trepidante etapa de la adolescencia y sabrá que puede contar contigo.

Tatiana Fernández Marcos, doctora en Psicología Clínica y de la Salud

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