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¿Quién nunca...?

Centro Psicológico Loreto Charques
Expertos en el diagnóstico y tratamiento del Trastorno por Déficit de Atención (TDA-H)
13 de octubre de 2020
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® Michele Paccione

¿Quién nunca ha contado una mentirijilla alguna vez? A veces incluso abusamos de las mal llamadas “mentiras piadosas”, aquellas que creemos que no hacen daño porque justamente buscamos esto, ahorrar daño a la otra persona o a nosotros mismos. Claro, porque no hay necesidad de decirle a tu madre que no le has llamado porque se te ha olvidado, queda mucho mejor si le dices que tienes mucho trabajo y no tienes tiempo o no has podido, o que cuando te diste cuenta ya era demasiado tarde. O si no te apetece acudir a algún evento familiar, te sentirás mucho mejor contigo mismo si dices que tienes un compromiso incompatible que te impide acudir a dicho evento familiar. No solo quedarás mejor contigo mismo, sino que quedarás mejor con los demás. Pensarán: ay, pobre, no puede venir, ¡qué pena! Sin embargo, incluso las mentiras piadosas, mentiras son y si no dices la verdad es que hay algo que quieres ocultar o enmascarar.

Contar una que otra mentirijilla de vez en cuando, no pasa nada. Todos lo hemos hecho. El problema viene cuando nuestra vida está basada en mentiras. A este problema psicológico lo llamamos “mitomanía” o adicción a mentir. Los mitómanos mienten de forma compulsiva como una vía de escape de la realidad, para obtener la atención de los demás, entran en un ciclo vicioso del que les cuesta mucho salir y, en ocasiones, acaban por creerse sus propias mentiras. La mentira es en realidad una huida hacia un mundo que no existe. Como el mentiroso compulsivo no se quiere enfrentar a su mundo, crea uno propio, en el que él o ella, por supuesto es el héroe o la víctima de todo un sistema poco creíble. La mentira, en definitiva, lejos de resolver el problema, lo posterga y lo vuelve incluso más grande.

El mitómano es alguien que desfigura la idea que tiene sobre sí mismo y la magnifica como en un delirio de grandeza. Se diseña una historia y se la cree. La mentira proporciona un beneficio inmediato y de esta manera se refuerza la conducta, entrando así en el círculo de la mentira. Entrar en este hábito de mentir es relativamente sencillo, pero salir es complicado por las consecuencias aparentemente “positivas” que trae consigo la mentira: con las mentiras se escapa de un problema o conflicto, es decir, se evita una consecuencia negativa; se evitan reproches o recriminaciones y se consigue, por el contrario, comprensión y apoyo; a través de la mentira es posible ocultar los propios defectos, aquello que avergüenza a la persona, ofreciendo una imagen más llamativa, idealizada, perfecta y reestructurada, por lo que se consigue una aparente y ficticia protección de la autoestima.

El mitómano es alguien que desfigura la idea que tiene sobre sí mismo y la magnifica como en un delirio de grandeza

Entre las manifestaciones propias de la mitomanía están la tendencia a desdibujar la realidad con grandilocuencias. Se percibe también una búsqueda constante de la aceptación y admiración de sus interlocutores. Como lo hemos comentado anteriormente, aunque aparentemente la autoestima quede protegida ante las mentiras de un yo ideal, se ve resentida, y poco a poco se va minando por lo que la mitomanía suele ir acompañada de baja autoestima además de pocas habilidades sociales. Mentir no supone un aumento de la autoestima sino que es la ocultación de aquello que no nos gusta. En cuanto a las relaciones sociales, puede darse un posible aislamiento social, problemas laborales y/o familiares. Las mentiras poco a poco son descubiertas por los demás, y eso acarrea, lógicamente, problemas. Es interesante, que cuando otra persona le da argumentos para desmentir al mentiroso patológico, es muy probable que contra-argumente con datos que no se puedan comprobar ni corroborar o cambie completamente de tema. Con el tiempo, se aprecia un incremento progresivo de la magnitud de las mentiras, como en cualquier otra adicción.

La mitomanía no es una enfermedad mental diagnosticable en sí misma (no está descrita en el DSM-V), sino que es un síntoma común en algunos trastornos mentales, como el Trastorno Límite de la Personalidad o el Trastorno de Personalidad Narcisista.

¿Te has encontrado a alguien que cumple con lo descrito anteriormente? ¿Crees que en muchas ocasiones mientes? No olvides que estamos siempre aquí para intentar ayudarte.

Referencias:

–De la Serna, J.M. Mitomanía, mentirosos compulsivos. Recuperado el 11 de Junio de 2018 desde https://www.webconsultas.com/mente-y-emociones/adicciones/sintomas-y-manifestaciones-de-la-mitomania-11320

–Rodriguez, C. La mentira patológica: 8 consejos para mentirosos compulsivos.
–Recuperado el 11 de Junio de 2018 desde http://www.hacerfamilia.com/psicologia/noticia-mentira-patologica-consejos-mentirosos-compulsivos-20151014131729.html.

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