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Cómo reaccionar ante los errores de los alumnos

Vamos a hacer un pequeño ejercicio de memoria. Recordemos cuándo aprendimos a leer o a escribir, posiblemente no recordemos muchos de los detalles, pero seguro que no lo hicimos bien a la primera, necesitamos ensayar y practicar durante un tiempo para conseguir el resultado esperado.
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Probablemente recordemos mejor la primera vez que empezamos a manejar un programa de ordenador, seguro que borramos algún archivo, o no salía la pantalla que queríamos, y necesitamos tiempo para practicar y conseguir de esta manera dominar la tarea.

Como bien sabemos, cada alumno tiene su propio ritmo de aprendizaje, y ante los errores que cometen, tenemos que transmitirles la idea de que son oportunidades para poder continuar aprendiendo y mejorando poco a poco. Tenemos que tener en cuenta que para que este aprendizaje finalmente llegue a producirse, hay que facilitar que los alumnos y alumnas tengan la posibilidad de ensayar y practicar las veces que sean necesarias, por lo que la implicación de los padres también es muy importante.

A continuación, vamos a detallar qué pasos tenemos que seguir con los alumnos, en el momento en el que cometen un error en algunas de las tareas o ejercicios de clase:

  • Determinar dónde se ha producido el error. Lo primero que tenemos que hacer es sentarnos con el alumno, para encontrar juntos el paso del ejercicio o actividad en el que se ha equivocado (“vamos a ver qué ha pasado”, “busquemos juntos dónde está el fallo”). El niño o niña tiene que comprender todo el proceso que le ha llevado a cometer el error para poder así modificarlo posteriormente. Si no somos conscientes de la equivocación se reduce mucho la posibilidad de mejorar.

Como bien sabemos, cada alumno tiene su propio ritmo de aprendizaje, y ante los errores que cometen, tenemos que transmitirles la idea de que son oportunidades para poder continuar aprendiendo y mejorando poco a poco

  • Establecer un plan de mejora. En un ambiente positivo y constructivo, sin juzgar ni señalar, planificamos junto con el alumno lo que se puede hacer para mejorar la ejecución de esa tarea o actividad. Dentro de ese plan de mejora, se pueden incluir aspectos como hacer uso de un apoyo extra en las asignaturas donde aparecen más dificultades, adaptar el material de clase y la complejidad de las explicaciones al momento de aprendizaje en el que se encuentra el alumno, revisar las técnicas de estudio que está usando y la planificación de su tiempo de estudio, etc. De esta manera, conseguimos que el alumno o alumna no asocie sus errores con emociones desagradables como temor, culpabilidad o infravaloración, y sí con la responsabilidad y la motivación para continuar esforzándose, preservando así su autoestima y su confianza ante sus propios recursos para afrontar lo que se le demanda en al aula.
  • Reforzar el esfuerzo además del resultado. Conseguir el resultado esperado y completar con éxito una tarea o ejercicio tenemos claro que siempre debemos reforzarlo (“¡qué bien lo has hecho!, ¡lo has conseguido!”). Pero en ocasiones, nos olvidamos de reforzar y valorar el esfuerzo que hace el alumno para completar la actividad, aunque el resultado, por el momento, no sea el adecuado. Ahí es donde tenemos que prestar especial atención, porque nuestra manera de reaccionar ante sus equivocaciones va a determinar su nivel de motivación para continuar intentándolo hasta conseguirlo (“sé que te has esforzado mucho, verás como poco a poco te va a salir mejor”, “continúa así, la próxima vez sé que te va a salir mejor, ¡tú puedes!”). En definitiva, el alumno tiene que tener consecuencias agradables tanto por conseguir un buen resultado, como por su esfuerzo por mejorar.

Los profesores juegan un papel muy importante en la educación de sus alumnos y alumnas, pueden convertirse en facilitadores para que afronten las dificultades y las equivocaciones de una manera eficaz, enfocada a la mejora y superación de las propias habilidades, salvaguardando su autoestima y confianza en sí mismos.

El error como oportunidad de aprendizaje es un aspecto que se trabaja dentro de la Disciplina Positiva. En el nuevo libro que hemos publicado desde el equipo de psicología infantil del Centro de Psicología Álava Reyes, Seis cuentos para educar en Disciplina Positiva, además de cuentos para trabajar con los niños y niñas aspectos tan fundamentales como las rutinas, el valor del esfuerzo o la autoestima, se recogen pautas muy prácticas en el día a día para padres y profesores, con el objetivo de aclarar dudas como la que nos ha planteado Pilar.

Raquel Prieto Elipe, psicóloga general sanitaria y neuropsicóloga clínica

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