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Diez recomendaciones para la gestión del cambio en el entorno educativo

“Transformarse significa tomar conciencia de lo que supone aprender y educar en la nueva era digital: volver a cuestionarnos todo de nuevo”.
Belén EspejoMartes, 16 de febrero de 2021
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Telefónica Empresas asesora y acompaña a los centros en su digitalización: aulas conectadas, herramientas, dispositivos y gestión del cambio. © KRISTINITY

Por la relevancia que tiene en nuestra sociedad, el entorno educativo se encuentra sometido a discusión constante: la conveniencia de llevar deberes a casa, la utilización de los libros de texto o las lenguas vehiculares entre otras, son materias habituales en todos los foros de debate. La transformación digital del entorno educativo no es una excepción. La tecnología, como palanca para impulsar el aprendizaje en el aula, tiene tantos promotores como detractores. Pero lo cierto es que no deja de ser una herramienta más, un elemento neutro: lo que sume o reste al proceso del aprendizaje dependerá en gran medida del uso que hagamos de ella.

Según un reciente estudio realizado por Epdata, el 52% de la población española considera que la Educación digital en los centros educativos es regular, deficiente o incluso muy deficiente. En el citado estudio se observan, además, grandes diferencias entre los centros públicos y los privados y concertados. Los bajos niveles de satisfacción, e incluso las relevantes diferencias entre los distintos tipos de centro, pueden tener su causa raíz en la carencia de un plan definido: una estrategia clara de transformación digital para el centro educativo.

Es cierto que, a consecuencia de la crisis sanitaria, muchos centros educativos se han visto en la necesidad de implantar modelos virtuales en pocas semanas, articulando, de manera muy ágil, mecanismos de contingencia para dar continuidad al aprendizaje en el hogar de los alumnos. Pero quizás, la premura para salvar el escollo de la pandemia ha puesto de manifiesto las limitaciones tecnológicas y las grandes dificultades que encuentra una estructura educativa diseñada para el entorno analógico y presencial a la hora de transformarse.

El escenario del futuro

El modelo de aprendizaje actual nos ha conducido hacia el entorno profesional que conocemos hoy, pero la certeza de un horizonte ya no tan lejano, donde la inteligencia artificial, el machine learning o la robotización convivan, e incluso compitan con la fuerza laboral humana, prácticamente nos obliga a replantearnos hoy cómo debemos enfocar la Educación de los profesionales de mañana.

No parece que, en este escenario a futuro, tenga sentido el actual sistema memorístico, ni aprender sobre la base de rutinas o contenidos estáticos, las reglas que mañana podrá aplicar un robot. Quizás sea más importante entrenar a los alumnos en las dinámicas que permitan disparar el razonamiento espontáneo, desarrollar la habilidad de conectar ideas, o potenciar su creatividad y pensamiento disruptivo.

Transformarse no es lo mismo que poner parches. Transformarse significa tomar conciencia de lo que supone aprender y educar en la nueva era digital: volver a cuestionarnos todo de nuevo. Esto no implica descartar aquello que funciona, pero sí complementarlo y enriquecerlo con las ventajas que aporta la tecnología. En este sentido, las herramientas digitales pueden ayudar a crear experiencias memorables, a desarrollar nuevas habilidades y encontrar otras formas de capturar el interés de los alumnos. Pero, por sí solas, sin un plan de integración y adopción en la dinámica pedagógica del centro, es posible que no aporten tanto valor como se espera de ellas.

Gestión del cambio

Desde Telefónica Empresas, como facilitadores de la tecnología educativa, asesoramos y acompañamos a los centros en su digitalización: aulas conectadas, herramientas de colaboración, dispositivos y ayudamos a gestionar el cambio para favorecer el aprendizaje inmersivo. La ruta es emocionante y, aunque no disponemos de reglas escritas para gestionar este cambio, destacamos ciertos aspectos que es necesario tener en cuenta:

  1. En primer lugar, es recomendable diseñar una propia identidad digital para el centro, una propia metodología con la colaboración de los docentes y la participación de los alumnos, que refuerce la personalidad propia, y garantice el vínculo y el apoyo de la comunidad educativa.
  2. Impulsar un modelo colaborativo que permita construir un proyecto para todos, que ilusione y motive tanto a profesores como alumnos y con el que todos se sientan comprometidos. Es preciso estructurar un proyecto inclusivo que acepte la diversidad entre el profesorado, los alumnos y familias, acogiendo incluso a aquellos cuyas capacidades digitales no están totalmente desarrolladas o requieran de formación específica.
  3. Dibujar un plan dinámico y flexible, basado en un núcleo pedagógico robusto y una planificación bien acotada, pero a la vez abierto a la innovación continua y al ajuste permanente. Este nuevo modelo de Educación digital también debe aprender y reinventarse de manera constante, para evolucionar con los nuevos avances tecnológicos.
  4. Incorporar la tecnología de manera natural, sin artificios, buscando el momento y la forma de aportar valor con ella e integrándola en las secuencias didácticas junto con el resto de los contenidos tradicionales.
  5. Romper las fronteras de las temáticas y las asignaturas, dejar que crezca el pensamiento relacional, creando conexiones entre los conocimientos ya adquiridos y los nuevos. La tecnología puede ayudar a construir estos puentes y enlazar ideas de manera ágil y sencilla.
  6. Eliminar prejuicios tanto a favor como en contra de las nuevas herramientas digitales, buscando el equilibrio entre los contenidos tradicionales y los innovadores y permitir la creación, con total libertad, de los nuevos materiales didácticos.
  7. Jugar también con los espacios: cualquier elemento del aula o del centro, incluso un escenario remoto o virtual pueden ayudar a palpar aquello que se desea aprender, personalizar los proyectos y crear experiencias únicas que activen la imaginación y la creatividad de los alumnos.
  8. Observar y replicar mejores prácticas en otros centros, seguir aprendiendo continuamente de lo que otros ya han vivido.
  9. Diseñar un plan de comunicación personalizado para garantizar la involucración permanente de toda la comunidad educativa. Es necesario compartir y celebrar los logros, pero también los fracasos y necesidades de refuerzo, para garantizar la transparencia y reducir la incertidumbre.
  10. Y por último fijar unos objetivos alcanzables que sea posible medir, asumir el riesgo de no alcanzarlos y contar con un “plan B” que garantice la calidad del aprendizaje en el caso de que algo no salga como se había previsto.

Estas son algunas de las muchas iniciativas que pueden ayudar a los centros educativos a emprender con éxito esta nueva aventura. Sin duda, el reto va mucho más allá de seleccionar e implantar tecnología en el aula: el auténtico desafío está en impulsar la transformación cultural del entorno educativo y gestionar el cambio a un nuevo modelo de aprendizaje donde el alumno es protagonista, el profesor le guía y la tecnología habilita un nuevo camino donde las posibilidades de aprendizaje se multiplican.

Si quieres más información de cómo digitalizar tu centro, escríbenos a educacion@telefonica.com.

Belén Espejo. Consultora en Educación de Telefónica Empresas.

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