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Un país sostenible necesita más plazas de FP

¿Podemos permitirnos hipotecarlo por la enorme carencia de plazas de formación?
Jesús Martin
Profesor y responsable de FP UGT Educació de Catalunya
24 de agosto de 2021
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Cataluña, la Comunidad de Madrid o la Comunidad Valenciana no han sido capaces de afrontar la creciente demanda para cursar FP. © KALOU 1927

Los titulares de prensa de estos meses de verano describen la impotencia de los consejeros de Educación de nuestras comunidades autónomas  para atender las peticiones de formación de su ciudadanía: miles de alumnos ven desatendidas sus demandas de estudios de FP. En Cataluña 24.000 alumnos según La Vanguardia se han quedado sin plaza. En Madrid según RTVE tenemos una cifra similar (unos 25.000), en la Comunidad Valenciana, unos 5.000. ¿Cómo es posible que tres zonas como las descritas no puedan atender esta demanda ni la hayan previsto?

Las administraciones educativas disponían de suficiente información para prever el incremento de la demanda. Sorprende que en época de la digitalización, de los datos masivos (big data) y de la Inteligencia Artificial, las administraciones educativas no hayan hecho los deberes y hayan dejado fuera del sistema a miles de jóvenes. La tasa de matriculación en estudios de Formación Profesional de la Unión Europea casi triplica la de España. Solo el 12% de jóvenes están matriculados en FP contrastando con el 29% de la Unión Europea, por lo que hay recorrido para equipararnos.

Hasta hace bien poco la tendencia en nuestro país era cursar estudios de Bachillerato y posteriormente universitarios, lo cual generaba una sobrecualificación en muchos casos o provocaba unas altas tasas de abandono escolar prematuro, prácticamente de las más altas de Europa, en torno al 18%, cuando nuestro compromiso para el ET2020 era situarnos al 15%. Aun así, en el último curso ha habido 83.000 alumnos más según los datos del Ministerio de Educación y Formación Profesional, la tasa más grande de toda la década.

Los fondos Next Generation que la UE aportará van destinados a proyectos sostenibles y que generen valor añadido a nuestra economía. Es imprescindible que estos recursos se dediquen a la formación de las personas en cualquier de las posibles situaciones laborales o educativas en que se encuentren: ocupados, desocupados, en formación reglada o no reglada, para atender las necesidades de las empresas y de las personas en un contexto de globalización y de sociedad digitalizada.

Nuestro país sufre un gran déficit de personal técnico, pero la paradoja que se ha creado es que justamente las demandas más elevadas –informáticos y sanitarios– son las que han quedado desatendidas por nuestras administraciones educativas. Es imprescindible que se amplíe la oferta de los estudios de FP, que se atienda la demanda y que nadie se quede fuera del sistema.

Es imprescindible que se amplíe la oferta de los estudios de FP, que se atienda la demanda y que nadie se quede fuera del sistema

El abandono prematuro no es un fracaso del alumnado sino de un sistema educativo que lo ha expulsado y que no ha sabido captar el interés de la persona abandonada a su suerte.

Nuestro país tiene unas tasas inaceptables de población de edad comprendida entre los 16 y los 24 años que está desempleada y que no estudia: un 21% en Cataluña, un 18% en España y un 14% en la Unión Europea.

Mi concepción de la Formación Profesional es la de una formación que se tiene que desarrollar a lo largo de nuestra vida laboral; valoro tanto la formación inicial como la que vaya realizando la persona para adecuarse competencialmente y profesionalmente en cada etapa de su carrera profesional. No entiendo que un Gobierno no tenga una visión transversal de la formación. La FP o es integrada o no será FP.

Echo de menos una vieja reivindicación de mi organización sindical, la UGT: la FP es bastante importante para tener una cartera y Ministerio  propio, de este modo se evitarían duplicidades Educación/Trabajo o visiones sectarias.

Es impensable y del todo inverosímil creer que un/a alumno/a cuando acaba la Educación Secundaria Obligatoria tendrá una formación autodidacta. Si el sistema educativo lo desatiende, si no estudia ni trabaja en ninguna parte, para formarse para la vida adulta, ¿hará prácticas imaginarias de alguna profesión en concreto? ¿a que dedicará su tiempo? Si el alumnado no ha sido orientado, informado y acompañado adecuadamente, tiene muchas posibilidades de encontrarse en las situaciones descritas anteriormente de incertidumbre y abandono que el país no se puede permitir.

Tenemos que tener en cuenta que la FP actual no tiene que tener un carácter academicista. La dualización es una realidad imparable como se está viendo en los países industrializados de nuestro entorno europeo. La FP Dual es el modelo ideal que se implantará gracias a su elevada tasa de inserción laboral entre aquellas personas que la han cursado.

Hace falta un sistema educoformativo modular y flexible que facilite pasarelas, las entradas y salidas necesarias para la formación inicial, permanente u ocupacional.

El proyecto de ley de FP del gobierno central teóricamente apuesta por una FP modular. Para que sea una realidad tendrá que saber sincronizar la oferta, el currículum, los recursos y los espacios de una manera adecuada y complementaria. Esto solo es posible con una única gobernanza del sistema.

En una FP transversal e integrada, todos los recursos formativos tienen que sumarse. Los servicios de ocupación de cada territorio habrían de ofrecer cursos de formación complementarios, convalidables con los del sistema educativo y su FP reglada desde una perspectiva modular. La acreditación de competencias profesionales tiene que impulsar el perfeccionamiento de las personas trabajadoras y ser un puente para posibilitar la obtención de titulaciones homologadas.

Propuestas a corto plazo
  1. Aumento inminente de las plazas públicas de FP, tanto de CFGM como de CFGS. Hay que revisar los criterios de acceso a CFGS que impiden que el alumnado de CFGM tenga continuidad por el número tan bajo de plazas que se le reservan. La mayoría son para el alumnado proveniente de Bachillerato. La solución no es el aumento de ratios en tiempos de pandemia, justamente las indicaciones de las autoridades sanitarias van en otra dirección.
  2. Prospección y detección de las necesidades: oferta de plazas suficiente.
  3. Buena orientación personal: en el centro educativo, municipio, servicios de ocupación o a través de los agentes sociales.
  4. Campaña informativa y transparente, comarca a comarca (creación de la figura de los auxiliares informativos) en dependencias públicas de la oferta de plazas antes de la preinscripción.
  5. Campaña de sensibilización sobre cuáles son las demandas formativas del sistema: Incidir en el mensaje del alta empleabilidad de dichas formaciones.
  6. Preinscripción a ciclos formativos transparente. Información de las plazas disponibles en cada centro y posibles notas de corte.
  7. Informar los aspirantes que en función de sus competencias profesionales tienen que elegir más de una opción si se adecuan a su perfil profesional.
  8. Optimización de los recursos formativos existentes: Uso de los centros de formación del SEPE, coordinación con los centros integrados de FP o de referencia nacional.
  9. Complementariedad de la oferta: La LOE prevé que el servicio público de Educación se preste tanto en la red de la escuela pública como en la de la concertada. En una situación de emergencia educativa como la actual, la patronal de la educación concertada ha ofrecido sus centros para incrementar el número de plazas disponibles de FP. Esto implicaría concertarlas y aportar los recursos necesarios; por ejemplo, en Cataluña ponen a disposición de la Administración educativa 900 plazas.
  10. Priorizar la FP Integrada. Si no formamos a nuestra juventud, tendrá seguramente un trabajo precario, las empresas se quedarán sin mano de obra cualificada, y la sociedad será incapaz de afrontar los retos de la nueva economía. Poner remedio ahora también implica apostar por el aprendizaje al largo y ancho de la vida en una etapa donde las personas cambiarán de trabajo constantemente para adaptarse competencialmente.

En definitiva, hay que aumentar el número de grupos y de centros formativos que del siglo XXI demanda.

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