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Escuelab, un proyecto para despertar vocaciones científicas

Por medio de la diversión y la experimentación, esta iniciativa quiere acercar la ciencia a toda la comunidad educativa.
Alba BartoloméMartes, 14 de septiembre de 2021
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Escuelab ha conseguido acercar la ciencia a más de 20.000 niños y niñas en nuestro país. © ESCUELAB

“Queremos que las niñas y niños se planteen la ciencia como una salida de futuro”, dice Cristina Balbás, una de las fundadoras del proyecto social Escuelab. 

En 2013, fruto de la convicción de que la mejor forma de aprender es por medio de la diversión, la curiosidad y la experimentación, nació Escuelab, un proyecto social que democratiza el acceso a una Educación científica, práctica e interactiva.

Cristina Balbás, Patricia Soriano y Fernando García-La Higuera, fundadores del proyecto, creen que el modelo de aprendizaje actual, basado en horas de repetición y memorización, no desarrolla las innumerables capacidades de los niños.

A través de distintas experiencias y nuevas formas de enseñar, que implican la experimentación, el concepto prueba-error y la diversión, quieren convertir al alumno en el protagonista del aprendizaje y desplegar todo su potencial para que se desarrolle plenamente.

Todo esto trabajando la autonomía y la autoestima del individuo y potenciando valores y habilidades muy importantes para su futuro, como el pensamiento crítico, la proactividad, la gestión de la frustración, la creatividad, el trabajo en equipo y las habilidades comunicativas.

Impacto y retos

Escuelab tiene un sinfín de actividades destinadas a familias, alumnos y docentes: campamentos urbanos, con pernocta, extraescolares y talleres presenciales u online con los que aprender a disfrutar de la ciencia. 

“Hemos llegado a más de 20.000 niños y niñas desde que comenzamos”, asegura Cristina, que indica que, aunque el grueso del proyecto se encuentra en la Comunidad de Madrid, han llegado a zonas de La Rioja o Burgos, y que el año que viene esperan seguir ampliando territorios. “Gracias a que la metodología está desarrollada en castellano, el proyecto se está abriendo a otros países”. 

Escuelab dirige un proyecto en Navas, República Dominicana, donde imparten clases a todos los escolares y forman a los profesores para que sigan impartiendo su currículo.

Formación del profesorado

En sus inicios, Escuelab solo estaba dirigido a la formación de alumnos, pero a raíz de la pandemia se dieron cuenta “del impacto que podía tener la formación del profesorado”. 

En la actualidad, el proyecto forma a docentes de la etapa de Primaria, donde se han visto ciertas “lagunas en ciencias y en cómo enseñarlas”. “No es algo que se trabaje mucho en la carrera”, asegura Cristina, mientras analiza el impacto que un profesor, que llega a una media de 25 alumnos por clase, tiene en la Educación científica del alumnado y en que este despierte interés por la misma.

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Los profesores tienen ciertas lagunas en ciencias y en cómo enseñarlas porque en la carrera se trabaja muy poco en esto

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El equipo de Escuelab estudia la programación del profesorado y ofrece una serie de módulos con actividades, materiales, fichas educativas e ideas para que sean capaces de hacer llegar, de forma correcta y divertida, los conocimientos científicos a los alumnos.

“Proporcionamos material y adaptamos el contenido a la actualidad para que los alumnos se enganchen a lo que van a ver en clase”. Se plantea un reto o un experimento adaptado al contenido del currículo que el alumno debe resolver interactuando con el resto.

Los profesores no están acompañados en el aula por ningún miembro de Escuelab, pero “hay comunicación continua” y pueden consultar al equipo cualquier duda que les surja en la sesión. Los programas se suelen hacer a lo largo de todo el año escolar, más o menos una vez al mes, pero depende del centro educativo, ya que “algunos prefieren que sea trimestral”. 

“El fin es que al profesor le resulte igual de fácil dar la clase con la metodología que le ofrecemos que con la que lo suele hacer, la tradicional”.

VIsibilizar a las científicas

Escuelab quiere cambiar la concepción que se tiene sobre el mundo de la ciencia y aportar su granito de arena para conseguir que llegue a todos por igual, sin excepciones.

“Cuando pensamos en un científico pensamos en figuras como la de Einstein, pero no tienes que ser un genio, un prodigio en Matemáticas o pasar el día haciendo experimentos para amar la ciencia”, dice Cristina, que apela a la necesidad de visibilizar a la mujer científica. 

Marie Curie, Elvira Rawson, Rosalind Franklin, Mileva Maric e infinidad de mujeres que, pese a su brillantez intelectual y los logros conseguidos, han sido obviadas a lo largo de la historia y no han recibido el mérito que se merecen.

Uno de cada tres chicos españoles espera trabajar como ingeniero o vinculado a la ciencia a la edad de 30 años, mientras que en las chicas ocurre en uno de cada cinco casos.

El último informe PISA, de 2018, informaba que, una vez más, los chicos obtenían mejores resultados que las chicas en Matemáticas y ciencias.

Las diferencias en la consecución de objetivos académicos debidas al género son motivo de preocupación, ya que pueden tener consecuencias a largo plazo para el futuro personal y profesional de ellas y ellos.

De hecho, uno de cada tres chicos españoles espera trabajar como ingeniero o vinculado a la ciencia a la edad de 30 años, mientras que en las chicas ocurre en uno de cada cinco casos. Es fundamental, por tanto, combatir los estereotipos para atraer a las mujeres hacia las Matemáticas y las carreras tecnológicas.

Proyecto social

El Proyecto Despega de la Fundación Salesland es uno de los últimos proyectos en los que ha participado el equipo de Escuelab. 

Se trata de una iniciativa implementada en el barrio de Orcasitas, en Madrid, centrada en reducir el abandono escolar, reforzar la importancia de los valores y mejorar la inclusión socio-laboral.

Mediante actividades de fútbol y ciencia, y fundamentada en diez valores distribuidos en diez meses, la iniciativa acoge, en la actualidad, a 15 niños y niñas con edades comprendidas entre los seis y los 12 años, a quienes se proporciona refuerzo escolar de manera diaria y a lo largo de todo el curso. 

Además, con el objetivo  de ofrecer una ayuda global que también beneficie al entorno de los menores participantes, el programa ofrece un servicio de apoyo a la inclusión laboral y de formación para los familiares que lo requieran. Una iniciativa que ha arrancado despacio por la Covid-19, pero que seguirá desarrollándose para llegar a estos alumnos en riesgo de exclusión social.

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