fbpx

Educación de adultos y personas en permanente formación

La formación de adultos no debería ser una segunda oportunidad, es mejor hablar o de una nueva oportunidad o de un proceso de aprendizaje continuo a lo largo de toda la vida.
Evaristo GonzálezMartes, 21 de diciembre de 2021
0

Las generaciones actuales vivimos en un mundo que ofrece innumerables oportunidades para aprender, muchas de forma gratuita. © NUTHAWUT

Bastantes problemas actuales, muchas situaciones sociales difíciles que llaman la atención o que afectan directa y negativamente a la vida de las personas acaban a menudo con varias soluciones correctoras, dichas en caliente, más espontáneas que fruto de la reflexión: más policía, más medios de vigilancia, más mano dura o el habitual “ya lo decía yo”. Y, en medio, puede que aparezca la palabra mágica, de gran eficacia: más Educación.

Las etapas escolares obligatorias cumplen su función, si bien las aulas son un contenedor muy lleno de muchas piezas de un puzle formado por conocimientos diversos, con nuevas aportaciones cuando a alguien se le ocurre una solución vistosa y mediática a un problema urgente de plena actualidad. Las etapas postobligatorias, de Formación Profesional, universitarias, continúan su recorrido formador y educativo, hasta llegar a la Educación de o para adultos. Porque también debería ser imprescindible que la población adulta siguiera en permanente estado de Educación y formación. ¿Cuándo comienza y cuándo acaba esta etapa vital?

Muchas de las realidades más inmediatas a lo largo de nuestras vidas giran en torno a la Educación. Son procesos conjuntos y continuos en los que no solo se necesita acudir a la manida frase que recuerda la importancia de la tribu para obtener éxitos educativos (¿cómo se definen dichos éxitos?, ¿qué son?, ¿qué abarcan?). Las personas y sus contextos, el grado de comodidad y de confort, las expectativas, el inconformismo, las circunstancias, las inquietudes, las oportunidades, la salud y la actitud mental influyen en nuestro mapa vital para que el aprender no solo no ocupe lugar sino que se extienda a lo largo de la vida. De la Educación obligatoria a la superior, al reciclaje continuo, a la Educación de adultos, a adultos que siguen autoformándose, incluso cuando pasan a formar parte de esa curiosa acepción denominada como clases pasivas: con muchas personas muy activas, con agendas llenas, y no solo de visitas médicas o de atención a los nietos. En esta etapa ahora les llega el turno a aquellos temas que quedaron en una lista de espera, la última oportunidad.

Estamos muy preocupados por la viabilidad de la jubilación y de los sistemas de pensiones. ¿Incluimos dentro los procesos de formación continua, siempre que la salud lo permita?

Conceptos

El artículo publicado en estas páginas La Educación para adultos más allá de la retórica (25/2/2020) ofrecía interesantes y reales aportaciones sobre España y  Europa, comenzando por el título: el uso de la preposición para por la preposición de. Un matiz que permite acepciones y extrapolaciones diversas.

En un Seminario sobre Educación de Adultos (EA) en el que participamos, celebrado el pasado mes de  septiembre en Medellín (Colombia), con la conferencia Modelo europeo en educación de adultos: visión global, se destacaba en el título la disciplina llamada Andragogía. Un concepto de etimología griega que abarca también la ciencia y el arte  que ayuda a organizar los conocimientos de los adultos. El Seminario (se puede recuperar su visionado completo aquí), organizado por Elkin Peláez, CEO de la entidad Profes al aula de Medellín, sirvió para conocer, analizar  y profundizar en realidades de América Latina y de Europa, con toques personales y humanitarios de capas sociales que demuestran el poder que tiene el hecho de  satisfacer las ganas de aprender en la población adulta, para cambiar vidas y entornos sociales muy precarios, con resultados cercanos, sensibles y efectivos.

Realidades

Las generaciones actuales vivimos en un mundo que ofrece innumerables oportunidades para aprender, muchas de forma gratuita. En la historia de la humanidad nunca hasta ahora se disponía de tantas posibilidades, a pesar de las desigualdades y pobreza de significativas capas de la población: para aprender primero hay que comer. El nivel de preparación va en aumento pero también existen sectores que han interrumpido su proceso de formación, no han querido o no han podido acceder a ella, sobre todo en enseñanzas no obligatorias o en capas víctimas del abandono escolar.

La sociedad de la información, las tecnologías, tantos dispositivos conectados a internet y también bibliotecas, entidades diversas, universidades y otros centros formadores aportan su gran potencial, al que se puede acceder para un aprendizaje continuo. El autoaprendizaje también es una realidad y los contenidos no tienen por qué ser académicos. Hay tantos como aficiones, intereses u objetivos se tengan.

En este entorno se mencionaron términos y expresiones actuales que se escuchan y se leen sobre la Educación de adultos –planteados en Medellín y aquí– parecidos, sinónimos, relacionados entre ellos o no del todo. Por ejemplo: la Educación y la formación permanentes, Educación a lo largo de toda la vida, Educación de adultos, Educación y formación para mejorar las cualificaciones profesionales de los trabajadores, nuevas capacidades y adultos poco cualificados.

A esto se suman apreciaciones de sociólogos y otros observadores de la realidad: tenemos las generaciones mejor formadas de la historia, también adultos cada vez más adolescentes, estudiantes que llegan a la universidad con mentalidades y maduración impropias de la edad, comportamientos de adultos que obedecen a estereotipos que antes se les asignaba a otras edades inferiores. Quizá todo sean transformaciones pasajeras no extrapolables o evoluciones que habrá que seguir observando.

Incertezas

Se reflexionó sobre el atractivo que ofrecen los países europeos y de América del Norte para que tanta población pretenda ir allí. Los dramas sociales, políticos y económicos en muchos países provocan que se acumulen refugiados políticos, migraciones y huidas diversas hacia países que deslumbran por un cierto buen nivel económico medio y calidad de vida, una imagen de abundancia y confort que atrae, muchas oportunidades de todo tipo, ideas preconcebidas e imaginarios diversos sobre una Europa y una América idealizadas como una gran oportunidad para un cambio positivo de vida. También en estos países abunda la otra cara de la moneda, con barrios y colectivos humanos cuyas carencias y dramas se parecen mucho a esos países de procedencia migratoria.

Informes

Si nos centramos solo en Europa, organismos como la Unesco y su Instituto para el Aprendizaje a lo largo de toda la Vida publican interesantes estudios e informes sobre el aprendizaje y la Educación de adultos en Europa, recomendaciones a tener en cuenta. La Red Europea de Información sobre Educación Eurydice también difunde sus investigaciones sobre la misma temática. Los resultados, aunque parezcan obvios, aportan la solidez burocrática de estas entidades a evidencias generales sobre la Educación de adultos europea: desigual participación en la Educación, pocas oportunidades e implicación de los grupos marginados, inferior participación de las mujeres en los programas de desarrollo profesional, falta de cursos de alfabetización y lengua para migrantes y refugiados, abandono de capas sociales y analfabetismo. En medio, la repetición de proclamas abstractas y conclusiones más que manidas sobre realidades educativas y sociales: el carácter vitalicio de la Educación, la unidad y la globalidad y la universalidad.

La Asociación Europea para la Educación de Adultos (EAEA) difundió un Manifiesto para la Educación en el siglo XXI, con aportaciones y líneas de trabajo que amplían o inciden en las teóricas propuestas de las anteriores instituciones. Remarcan la importancia de la EA como ayuda para buscar soluciones a aquello accesible a la Educación: cambio climático, refugiados, potenciar la ciudadanía activa, aumentar la cohesión social, evitar la radicalización, empleo y digitalización, la importancia de la sostenibilidad, el intercambio de saberes con personas venidas de otros países.

En conclusión, tanto los informes como otros documentos llegan a parecidas conclusiones en Europa. Pasar de la teoría a la práctica, ejecutar, llegar a la gente, eficacia, operatividad comprobable: esta es la cuestión.

España

Quién mejor que el profesorado que está implicado en la EA como agentes imprescindibles en la formación para escucharles. Su radiografía apunta hacia observaciones basadas en vivencias y realidades palpables en el día a día de sus aulas, reflejada en el Congreso Nacional de Formación de Adultos de España, celebrado este año.

Las demandas predominantes en cuanto a la formación se centran en formas de acceder a otros estudios, obtención de títulos oficiales con cierto arrinconamiento de la actualización sociocultural, quienes quieren aprender sin más, colectivos especiales con solicitudes concretas, alto interés por los estudios de idiomas e informática, reciclajes profesionales o personas que proceden del fracaso escolar.

Hay otras realidades conocidas: colectivos de jóvenes y no tan jóvenes llamados nini, desmotivación, falta de perspectivas sobre el futuro. A esto hay que añadir la enorme diversidad de los centros de personas adultas de España, titularidad de los centros, inestabilidad de los equipos docentes de centros de adultos, estado de las instalaciones, los tipos de enseñanza impartida (presencial, semipresencial, híbrida, online…), la dinámica colaborativa entre la diversidad de centros, la flexibilidad que requiere la diversidad de personas (y sus necesidades) que acuden frente a la rigidez de los planes de estudio oficiales, la incorporación de las TIC y de otras metodologías más acordes con estos tiempos.

Si bien la realidad y los problemas son diversos y también parecidos en muchos países, a menudo todos nos acordamos de la Educación ante comportamientos observados en la práctica diaria, en las conductas cívicas y en las muestras de respeto y de responsabilidad personal para que la sociedad funcione como nos merecemos. Una Educación que no se ciñe a franjas concretas de edad o etapas vitales. La formación de adultos no debería ser una segunda oportunidad, es mejor hablar o de una nueva oportunidad o de un proceso de aprendizaje continuo a lo largo de toda la vida. Porque adultos somos todos.

Evaristo González Prieto. Profesor y director del INS “Torre del Palau” de Terrassa (Barcelona)

0
Comentarios