Ismael Fernández: “Los niños de hoy necesitan darse cuenta de que las mascotas no son juguetes”

El periodista malagueño y activista rural, Ismael Fernández, y su burrita Baldomera protagonizaron uno de los momentos más conmovedores de toda la pandemia de la Covid-19. Tras dos meses sin verse debido al confinamiento domiciliario de la primera ola, el vídeo de su reencuentro arrasó en medio mundo. Más de 50 millones de personas lo visualizaron en redes sociales desde Japón hasta Argentina, pasando por Sudáfrica, Australia o Estados Unidos. Pero lejos de quedarse en una anécdota, su historia viral se convirtió en un cuento infantil que hoy sigue la senda del mítico Platero.

La Burrita Baldomera, de la editorial NubeOcho, acaba de agotar su primera edición tras ser elegido como uno de los tres mejores álbumes ilustrados del año en EEUU por “ser una buena historia de fortaleza moral con mensaje de amor”. Así lo ha destacado el jurado de los Latino Book Awards (formado por profesores, bibliotecarios, periodistas y escritores), que en ediciones anteriores premiaron a grandes de la literatura como Isabel Allende, Gabriel García Márquez o Mario Vargas Llosa. Esta historia real de amistad convertida en cuento no solo está disponible en todas las plataformas y librerías de cualquier rincón del planeta en seis idiomas, sino que acaba de aterrizar también en los colegios americanos.

Baldomera ya se ha convertido en la burra más famosa del mundo. Pero, ¿qué sentiste al recibir una llamada para dar clase en EEUU?
Justo antes de la pandemia terminé el Máster de Profesorado, pero jamás pensé que lo pondría en práctica tan pronto. La verdad es que aún no me lo creo, ha sido una sorpresa inmensa. Son alumnos de tercer grado (entre 8 y 9 años) de un colegio de Oregón, donde su profesora quiere que imparta una clase de sensibilización ambiental para que los peques conozcan las responsabilidades de tener una mascota, conocer más de cerca los animales de granja –como los burros– o cómo se cultivan las hortalizas, frutas y verduras. La clase será en inglés, aunque la docente me ha pedido que aproveche para enseñarles también algunas palabras en español, como por ejemplo los nombres de los animales. Desde luego una experiencia única.

¿Y para cuándo este taller de sensibilización ambiental en colegios españoles?
Estos talleres son ya una realidad en muchos centros educativos, gracias a la iniciativa de los docentes. El cuento está disponible en todos los colegios de Málaga gracias a un acuerdo con Diputación, lo que ha permitido que el alumnado pueda trabajar el cuento en clase y posteriormente organizar charlas o talleres conmigo y con Baldomera. Es una experiencia fantástica, donde los peques alucinan cuando se dan cuenta de que los personajes de su cuento existen de verdad y pueden interactuar con ellos.

En esos encuentros infantiles, ¿qué suelen preguntar los niños? ¿qué saben del entorno rural y la vida en el campo?
Desde que comenzó el ‘fenómeno’ Baldomera, he tenido la oportunidad de recorrer las principales ferias de libros del país, he realizado presentaciones, charlas y cuentacuentos, tanto en ciudades como en pueblos… Y me temo que los niños, sobre todo en los entornos urbanos, necesitan acercarse más al campo y conocer a los animales, para darse cuenta también que no son juguetes, pero no solo eso… Aunque parezca increíble, hay muchos niños que no son capaces de saber de dónde nace la fruta o las verduras que comen, ¡piensan que vienen del supermercado! Creo que esto no es más que otro daño colateral de la España vaciada.

Cuéntanos alguna anécdota con los fans de Baldo. ¿Tiene Baldomera muchos seguidores infantiles?
Baldomera tiene más de 50.000 seguidores en todas las redes sociales, desde TikTok hasta Instagram o Facebook y muchos son familias con peques que quieren conocer el día a día de la protagonista de su cuento, una burrita que es real y vive en un pueblecito de Málaga, El Borge. Podría contar mil anécdotas los ‘baldomers’ como yo los llamo… Pero los momentos más emotivos son los cuentacuentos, suelo terminar poniéndoles el vídeo viral del reencuentro y se quedan asombradísimos. Siempre me repiten la misma pregunta, “¿los burros pueden llorar? ¿por qué está triste?” Ese es el momento más emotivo, donde aprovechamos para hablar de esas emociones, y explicarles que también se puede llorar de felicidad.

¿Qué aporta la historia de Baldomera a los niños?
Cuenta una historia muy sencilla y pura que resume muy bien su sinopsis: “Baldomera se pone triste cuando Ismael tiene que irse a trabajar. Pero siempre regresa unos días después. Esta vez, sin embargo, ha pasado mucho tiempo desde que Ismael se fue. ¿Dónde está su mejor amigo?”. Aunque lo parezca, no se trata de un cuento que habla de la pandemia porque en la separación de Ismael y Baldomera se deja espacio para la imaginación del niño, presentando diferentes situaciones relacionadas con los estragos del cambio climático. Esto permite tanto a docentes como padres y madres interpretar junto al peque qué es lo que ha pasado. En definitiva, lo más importante es que nuestra historia sirva para concienciar a las nuevas generaciones sobre la importancia de cuidar el medio ambiente, lo que incluye por supuesto el buen trato animal.

La Educación en valores, ¿es más necesaria que nunca?
En un mundo de nativos digitales donde todo se mide por número de ‘me gustas’, es vital que tanto la escuela como la familia eduquen en valores. Los niños deben ser capaces de discernir de forma autónoma lo que es bueno o malo más allá de su supuesto ‘éxito’ en redes sociales. Desde mi humilde posición, no pretendo otra cosa que transmitir valores tan importantes para la sociedad como la diversidad, la gestión de las emociones, el cuidado del medio ambiente y principalmente la empatía.

Justo vivimos en un momento en el que muchos docentes están reivindicando la Educación emocional en la escuela. ¿Cómo puede ayudar la historia de Baldomera a impulsar esa Educación emocional?
Creo que no ser capaz de empatizar es uno de los grandes males del siglo XXI. Nuestra historia no solo sirve para la escuela, sino también para los padres. Está claro que la educación emocional es necesaria para todos. Me escriben muchísimos padres y madres para contarme que han llorado juntos con sus hijos al leer la historia y eso es fantástico. Es vital saber identificar las emociones y poder así controlarlas cuando sea necesario. Pero además La Burrita Baldomera habla de amistad, de espera, de resiliencia… y todo desde la ternura que despierta una burrita que echa de menos a su mejor amigo.

¿Crees que la escuela necesita transmitir más historias como la de Baldomera?
Los cuentos son una herramienta fantástica para hacer pensar a los peques de una forma lúdica, entretenida y sobre todo que deja huella en ellos. La verdad es que no dejan de sorprenderme las diferentes propuestas didácticas que me llegan desde los colegios: desde los clásicos murales para conocer más a los equinos, pasando por juegos de rol para analizar los problemas ambientales que refleja la historia, o un taller de identificación de emociones, hasta metodologías innovadoras para averiguar por qué aparecen mariposas cuando Ismael y Baldomera por fin se reencuentran. Así que la respuesta claramente es que sí, el alumnado necesita historias que le lleguen, con las que empaticen y que les ayude a entender mejor el mundo actual que les rodea.