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Auténticos centinelas durante la adolescencia

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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Hay que desterrar la creencia que tienen muchos padres
de que si se da amor, confianza y seguridad a sus hijos,
estos serán capaces de repudiar, por sí solos, las graves
tentaciones. La presión social y la influencia que tienen
los amigos son mucho más fuertes en este frente de batalla.
Los hijos tienen que volar solos, pero siempre vigilándolos
a distancia como un centinela que ampara y cuida
lo que es de su responsabilidad.

Autor: padresycolegios.com

Qué padres no se han desesperado cuando sus hijos les contestan de forma
inapropiada, no les cuentan qué hacen, con quién salen e incluso les evitan. La
adolescencia es la etapa en la que los jóvenes comienzan a transformase. Dejan
de ser niños para convertirse en adultos y todo su mundo cambia porque desean
afrontar más responsabilidades, ser más independientes y tener una parcela de
intimidad en la que nadie se inmiscuya. En términos generales, esta situación es
la más común y los padres se sienten confundidos y atemorizados porque no
reconocen al niño o niña al que estaban acostumbrados.

INFLUENCIA SOCIAL

Es precisamente en este
momento cuando los padres tienen que estar más atentos a sus hijos, que no es lo
mismo que dejarles hacer y deshacer a su antojo o, por el contrario, agobiarles
y someterles a interrogatorios constantes cada vez que salen de casa. Su función
debe ser muy similar a la de un centinela que vigila y observa, desde un punto,
el campo de batalla. Ya lo dicen los doctores Evelyn Prado y Jesús Amaya en su
obra «Padres obedientes, hijos tiranos» (2005), y los últimos estudios así lo
confirman: el apoyo afectivo, la confianza y una comunicación fluida entre
padres e hijos no es suficiente para prevenir problemas relacionados con la
adolescencia como las salidas nocturnas prematuras, el consumo de alcohol y
drogas o la iniciación de relaciones sexuales tempranas o no deseadas. Es cierto
que el control familiar, el monitoreo y la supervisión ayudan a prevenir las
adicciones en los hijos, pero no siempre es la fórmula.
Hay que desterrar la
creencia que tienen muchos padres en que si se les da amor, confianza y
seguridad serán capaces de repudiar por sí solos tentaciones como éstas. La
presión social y la influencia que tienen los amigos son mucho más fuertes en
este frente de batalla.
Quién no conoce a alguien que en su adolescencia ha
caído en las drogas, ha realizado algún acto vandálico injustificado, se ha
comportado de forma irracional o ha contestado sin tener en cuenta las
consecuencias de sus palabras?

¿QUÉ DEBES
SABER?


Durante esta etapa el hijo necesita tener sus
relaciones sociales al margen de la familia y una cierta independencia, pero los
padres siempre deben saber las respuestas a estas preguntas: ¿dónde está? ¿con
quién? ¿cómo está? ¿cuándo regresará? y ¿cómo lo hará?
A priori son preguntas
fáciles de responder cuando los niños son pequeños, pero con el paso del tiempo,
cuando crecen, sonadolescencia, se convierten en cruciales. Los adolescentes se
creen más adultos de lo que son, exigen ciertos derechos y no se ven obligados a
cumplir los deberes y normas. La clave está en que los padres tienen que conocer
muy bien a su hijo desde la infancia, ser personas en las que su hijo depositen
la confianza y proporcionar un apoyo en su toma de decisiones, pero al mismo
tiempo vigilarle y cuidarle porque para ellos su hijo siempre es lo más
preciado.
siempre es lo más preciado. Siempre hay que ser optimistas y creer
que podemos evitar situaciones de las que luego nos podamos arrepentir, pero
también hay que tener en cuenta que la adolescencia de los hijos suele coincidir
con una mala etapa para los padres, la llamada «crisis de madurez», entre los 45
y 55 años. Digamos que es el momento de hacer balance. «Hasta ahora he
conseguido… En cambio, no he alcanzado…». Sumado al estrés diario y todas las
preocupaciones típicas de la familia, la hipoteca, los gastos… Los padres dejan
de centrarse en sus hijos para ocuparse de muchas otras cosas y esto debe
evitarse. Es muy probable que si los padres no les dedican a sus hijos
adolescentes el tiempo que necesitan no acudan a ellos cuando tengan un problema
e intenten resolverlo como sea.
Los hijos tienen que volar solos, pero
siempre vigilándolos a distancia como un centinela que ampara y cuida lo que es
suyo, aunque a su vez, da libertad.

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