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Basta de culpas

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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La respuesta del sistema educativo ante la hiperactividad deja muchas lagunas que están siendo resueltas por los padres y docentes que, de manera individual, intentan compensar las carencias de la escuela.

“Hacía cosas y no sabía por qué; sentía que la situación me dominaba y no yo a ella; como consecuencia, mi madre me cuenta que me pasaba todo el tiempo castigado en casa y en el colegio. Sin embargo, yo no lo recuerdo. Creo que porque era algo asumido. Ahora me parece triste haber tenido que asumirlo y creo que tuve una madurez precoz”. Así recordaba Mario Lázaro, un chico de 19 años con TDAH, su infancia en la presentación de Hiperactivos. Estrategias y técnicas para ayudarlos en casa y en la escuela, libro con el que la editorial LoQueNoExiste y la Asociación de Padres de Niños con Síndrome de Hiperactividad y Déficit de Atención (Anshda) pretenden ofrecer recursos a profesores y padres para facilitar su tarea y mejorar el pronóstico de los niños que sufren el trastorno.

Teresa Moras, desde su experiencia como madre de un niño hiperactivo y presidenta de Anshda, recomienda a las familias proporcionar al pequeño un tratamiento multiprofesional –médico, psicopedagógico o psicoterapéutico, dependiendo de la edad–, tener en cuenta que ningún caso es igual, buscar un entrenamiento familiar para aceptar el diagnóstico y no culpabilizarse ni culpar. “Mi mayor consejo es buscar aliados entre los docentes” porque, según está planteado el sistema educativo, los van a necesitar.

Un trastorno polémico
En nuestro país, entre un 5% y un 8% de la población infantil padece Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad, según la Federación Española de Asociaciones de ayuda al TDAH y los hospitales especializados. Este trastorno afecta al sistema nervioso central y se manifiesta con un aumento de la actividad, la impulsividad y la falta de atención, lo que le lleva a ser una de las causas más frecuentes de fracaso escolar y problemas sociales durante la niñez. Los síntomas, según el doctor Alberto Fernández Jaén, neurólogo especialista en TDAH, aparecen a partir de los 3 ó 4 años, pero sería precipitado hacer un diagnóstico antes de los 5 ó 6.

Hoy Mario Lázaro, uno de sus pacientes, ha superado muchas barreras y estudia 1º de Ingeniería. “No hay que alarmarse pensando en el futuro del niño, pues la minoría de estos pacientes acaban en la delincuencia, las drogas y demás, aunque sí necesita mucho apoyo, pues el niño hiperactivo sufre importantes problemas de autocontrol y de estado de ánimo. Pero, sobre todo, no hay que echar culpas, sino desculpabilizar”.

Mario reconoce que para él la medicación ha sido “indispensable” para su integración y sabe que su problema “no se concibe sin haberlo vivido: no poder llegar a las metas o poner todo mi empeño en algo que a los demás no les costaba nada y para mí era un mundo me producía apatía, desilusión y una ansiedad que transformaba en agresividad”.

El tema de la medicación es uno de los más polémicos en torno al tratamiento de la hiperactividad, por lo que el doctor Fernández Jaén ha querido puntualizar que, pese al rechazo que produce, su prescripción se realiza “cuando es necesario para que el niño pueda desenvolverse y que todas las demás medidas resulten efectivas. Hay que tener clara la finalidad última: dar una oportunidad a estos niños”.

Información sobre sobre Hiperactivos pinchando aquí .

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