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Castigo y denuncia

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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Los padres son modelos de comportamiento para los niños, dan ejemplo tanto de lo bueno como de lo malo que hacen en todo momento. No se puede exigir lo que no se cumple.

Hace unos días, una noticia desconcertaba a la opinión pública. Un padre había sido detenido acusado de un presunto delito de detención ilegal hacia su hija menor de 16 años de edad, la cual denunció a su padre por no dejarla salir de casa. Al parecer el padre había castigado a su hija por mal comportamiento.

No es de extrañar que ocurran estas cosas en nuestros días. Al menos, desde mi particular visión de experto en psicología infantil y adolescente, no me sorprende.

Pues bien, esto, que en un principio puede resultar cuanto menos extraordinario: que una hija denuncie a su padre por intentar corregir su mal comportamiento, parece que tiene precedentes, ya que existen en España varias denuncias de hijos a padres en los últimos años. Por desgracia, si esto sigue así, va a llegar un momento en el que los padres van a tener miedo de castigar a sus hijos por si los denuncian. Como profesional de la educación no me resultan indiferentes estas noticias.

Todos estos casos suceden por alguna y/o diversas problemáticas sociales, económicas, laborales, personales, pero sobre todo familiares. Y es que una buena educación familiar es un buen recurso para que estas cosas no sucedan.

Por ello, haciendo una reflexión, en los aspectos básicos de la educación y concretamente en la aplicación de límites necesarios e importantes, tanto en la infancia como en la adolescencia, comentaré brevemente, algunos consejos prácticos para educar, con la finalidad de ayudar a los padres en ese difícil reto, así como en el de poner límites a sus hijos.

Durante la infancia hay mucho que enseñar a un niño, ya que es en esta etapa cuando se asientan los valores y los límites que conformarán la seguridad y afectividad del niño y que posteriormente se desarrollaran en la adolescencia.

• Los padres son modelos de comportamiento para los niños, dan ejemplo tanto de lo bueno como de lo malo que hacen en todo momento. No se puede exigir lo que no se cumple.

• Se trata de enseñar al niño lo que queremos que aprenda y lo que se espera de él. Hay que hacerlo de manera concreta. Después hay que practicar, con perseverancia todos los días.

• Se debe supervisar cómo hacen los niños lo que les pedimos, para corregirlo y establecer límites. La disciplina consiste en enseñar al niño: “Eso está bien” o “Eso no está bien”. Y en caso de que se traspasen los límites hay que adoptar medidas. Por ejemplo, cuando el pequeño va a tocar un enchufe, hay que decir un rotundo y serio “no”

• Otro aspecto importante consiste en ser consecuentes con lo que decimos, y tener siempre el mismo criterio, manteniendo las mismas medidas siempre y en todos los lugares y no sólo en ocasiones.

• Se trata de esfuerzos constantes y de ser consecuentes siendo, al mismo tiempo, eficaces y afectuosos con el niño.

• El modo más eficaz de formar una buena conducta es moldearla con elogios. Al elogiar las conductas que el niño hace bien estamos prestando atención al niño y estamos resaltando lo que esperamos de él. Por ejemplo: “Me gusta mucho cómo has ayudado al tío”

Nadie ha dicho que todo esto resulte fácil. Se requiere tiempo, paciencia y dedicación. Además, el niño no estará siempre dispuesto a aprender la lección, por ello son necesarios también otros consejos para cuando los niños no se portan bien:

• Ignorar los comportamientos que desagradan y prestar atención a los que agradan. Y nunca se debe hacer una cosa sin la otra. Por ejemplo, ignorar cuando un niño intenta repetidas veces interrumpir una conversación telefónica, pero también prestarle atención enseguida, después de que haya esperado su turno pacientemente.

• La sobrecorrección. Es una alternativa eficaz para tratar de hacer que los comportamientos desagradables o difíciles se conviertan en aceptables. Cuando se utiliza la sobrecorrección, se obliga al niño a “deshacer” el perjuicio que ha causado y después se le hace practicar la manera correcta de realizar la tarea o lo que se le pida. Por ejemplo: el niño dibuja en el pupitre del colegio. Se le dan al niño los materiales de limpieza adecuados y se supervisa el proceso de limpieza del pupitre.

• Tiempo Fuera. Consiste en llevar al niño a un rincón o pasillo, es decir un lugar aburrido pero seguro, donde no tenga distracciones y retirándolo de la actividad que estaba realizando. El niño permanece en el pasillo o rincón aproximadamente los mismos minutos que años tenga el niño. Por ejemplo, el niño se pone a gritar mientras pinta. Si tras llamarle varias veces la atención, hace caso omiso, se le lleva al pasillo o rincón sin distracciones.

• Retirar Privilegios Consiste en eliminar cosas que le gusten al niño y que éste realiza normalmente. Debe ser proporcional al comportamiento inadecuado del niño. Por ejemplo, si suele ver la televisión media hora por la tarde y se porta mal, se quedará sin ver la televisión diez minutos menos por levantarse constantemente de la mesa durante la merienda.

Con el optimismo que siempre intento que guíe mi labor profesional, confío en que estos consejos, básicos, pero importantes contribuyan de algún modo, a formar y ayudar a padres y/o educadores con la esperanza de que, en un futuro, no se vuelvan a repetir más casos ni más noticias de este estilo.

Así que ánimo, con buenas dosis de paciencia, cariño y amor: educar es una aventura tremendamente maravillosa.

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