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Lucía Galán: “Debemos quitarnos de vez en cuando el traje de ser padres”

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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La pediatra y bloguera Lucía Galán publicó este año su segundo libro, ‘Eres una madre maravillosa’ (Editorial Planeta). En él, y a lo largo de casi 300 páginas, su autora habla de los sentimientos que la maternidad produce, desde el miedo o la culpa hasta el orgullo o el amor incondicional. De “las luces y las sombras” de un momento vital que, sea cual sea nuestra manera de criar o de educar, aparecen por igual.

Por Teresa Alonso

Cuenta en su libro cómo «todos celebramos las mismas alegrías, lloramos las mismas penas y sentimos los mismos miedos», ¿por qué entonces en vez de ser solidarios y empáticos con el resto de padres somos tan críticos con las demás opciones de crianza?

Buena pregunta. Ya está bien ¿no te parece? Un niño que escucha a sus padres juzgar, será un adulto que juzgue y castigue duramente y esto no lo podemos permitir. Si no quieres que te juzguen, empieza por no juzgar. Y por otro lado debemos poner freno y no consentir que entren hasta la cocina de nuestras casa para opinar lo que no es opinable

Probablemente los padres de hoy somos los que más hemos leído y nos hemos formado sobre Educación, estimulación… Sin embargo, eso no nos quita el peso de la culpa. ¿Tenemos arreglo?

Quiero pensar que sí. Hablo mucho de la culpa en mis libros, muchísimo. ¿Por qué? Porque es algo que ha pesado mucho en mi equipaje, en mi mochila y no quiero que mis hijos convivan con una madre devorada por la culpa. No me gusto cuando me veo así.

¿En qué beneficia a nuestros hijos que a ratos nos «quitemos el traje de madre» o de padre como recomienda en el libro?

Nuestros hijos han de vivir en la realidad. Y la realidad de una madre o de un padre es que antes de serlo era un profesional estupendo, una amiga fantástica, una hija, una hermana, un hombre al que le gustaba el deporte, salir con sus amigos o pasar tiempo solo. Y todo ello no deberíamos perderlo con la maternidad o con la paternidad. Lo difícil radica en volver a encontrar ese espacio una vez tus hijos ocupan la mayor parte de tu vida. Pero considero que es importante no perder cada una de esas parcelitas porque también forman parte de nuestra felicidad y también es un valioso ejemplo para cuando ellos sean padres.

«Un niño que escucha a sus padres juzgar, será un adulto que juzgue y castigue duramente y esto no lo podemos permitir. Si no quieres que te juzguen, empieza por no juzgar»

En su obra habla del necesario descanso del cuidador. ¿Soportamos los padres demasiada presión en la actualidad? ¿Cómo librarnos de ella?

Sin duda. Cargamos con tantas y tantas responsabilidades que muchas veces no nos corresponden que llegamos a creernos de verdad que somos invencibles. Y no, no lo somos. Todos merecemos un descanso, todos merecemos un relevo. ¿Cómo librarnos de ella? Trabajando la asertividad: “Cariño, necesito un descanso”, “no puedo con todo”, “es hora de aprender a delegar”, “ha llegado el momento de pedir ayuda”, “hasta aquí puedo llegar, lo demás no me corresponde”…

¿Son la sobreprotección y la sobreempatización dos de los principales problemas de los padres de hoy?

Sí. Metemos a nuestros hijos en una urna de cristal, en una burbuja segura en la que es difícil que les pase algo. Pero el aprendizaje de la vida se encuentra justamente en esas cosas que nos van pasando a lo largo del tiempo. Es difícil no sobreproteger, no sobreempatizar con nuestros hijos, lo reconozco, a mí también me cuesta, pero debemos intentarlo. De ellos queremos que sean personas autónomas, independientes y decididos.

A la hora de criar y educar a nuestros hijos, ¿cree que es un buen consejo aplicar la intuición o debemos guiarnos por modelos más fundamentados?

Fifty fifty. No me gustan los extremos. Ni los manuales rígidos del perfecto padre con afirmaciones categóricas que sientan cátedra y con las que si no comulgas te sientes el peor padre del mundo, ni tampoco con el “vive la vida loca” y ya veremos qué ocurre. Sentido común e intuición tras haber leído o escuchado a personas que ya hayan caminado por donde tú andas de los que indudablemente tenemos mucho que aprender. Y con esto no digo que te compres todos los libros habidos y por haber, en absoluto, sino que escuches y te inspires en aquellas personas que te hacen la vida más fácil.

Frente al eterno debate entre tiempo de calidad y tiempo de cantidad, usted reivindica «coleccionar momentos con los hijos». ¿Cómo conseguirlo en mitad del estrés y la falta de tiempo?

Estando muy atentos de cuando llegan cada uno de esos momentos y disfrutarlos intensamente. No pongamos más excusas, ya no. Yo no sé si pasé mucho tiempo o poco con mis padres, sinceramente, lo que sí sé es que la colección de momentos que tengo junto a ellos es tan valiosa, que me lo han puesto fácil a la hora de educar yo a mis hijos. Soy una afortunada.

«Cargamos con tantas y tantas responsabilidades que muchas veces no nos corresponden que llegamos a creernos de verdad que somos invencibles. Y no, no lo somos. Todos merecemos un descanso, todos merecemos un relevo»

En el libro destaca en varias ocasiones el poder de tres palabras hacia nuestros hijos «Confío en ti».

“Creo en ti”; “tú puedes”; “eres capaz”; “aquí estaré pase lo que pase”; “puedes confiar en mí”; “te quiero incondicionalmente”; “lucha con uñas y dientes por tu verdad, por tu felicidad y protege a los tuyos, siempre”.

¿Qué aconseja cuando tu hijo se siente «como un extraterrestre»?

¡Viva los extraterrestres! ¡Viva la gente diferente! En lo diferente está lo extraordinario. A ese niño le diría que las diferencias es lo que nos convierte en especiales.

España es uno de los países con mayores tasas de divorcio, un tema al que dedica un capítulo del libro. ¿Cómo se puede preparar a los hijos ante el divorcio?

Buscando los momentos adecuados, esos en los que estamos tranquilos y podemos hablar con serenidad. Habiendo consenso y acuerdo por ambas partes: una relación cordial se convierte en algo imprescindible para que no sufran. Intentando transmitir un único mensaje, tanto papá como mamá.

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