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Fumar a escondidas desde los 13

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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Nada de amenazas. Frente al consumo de tabaco por los jóvenes,
los padres debemos mostrarles las consecuencias inmediatas
del pernicioso hábito.

Autor: MAR VILLASANTE

Prueban y se quedan. Seis de cada diez jóvenes de entre 14 y 18 años ha fumado
alguna vez y casi una tercera parte son fumadores activos antes de cumplir los
18. La edad media de inicio del consumo de tabaco es de 13 años, aunque la
mayoría empiezan a los doce. Sólo un año o dos más tarde, a los 14, ya son
consumidores diarios. De modo que, después del alcohol, el tabaco se ha
convertido en la droga más consumida entre los adolescentes.
Son cifras de la
última encuesta del Plan Nacional sobre Drogas,correspondientes al año 2004, que
revelan el alarmante dato de la precocidad con la que los jóvenes se enganchan
al tabaco.
A pesar de las insistentes campañas de sensibilización, España ha
sido el único país europeo en el que ha aumentado el consumo de tabaco entre los
jóvenes, empujados por «el deseo de adoptar conductas de adultos, atreverse con
lo prohibido o integrarse en el grupo», explica María José Prieto, psicóloga de
la Agencia Antidroga de Madrid.
¿Qué debemos hacer si descubrimos que
nuestros hijos fuman a escondidas? «Lo primero es no obsesionarse», señala la
psicóloga, «hablar con ellos y escucharles, hacerles preguntas abiertas más que
sugerencias». Es decir, que en lugar de amenazarle con un «te voy a romper la
cara» o un «no fumes, eso es malo», podemos recurrir al «¿Por qué fumas? ¿Qué te
aporta? ¿Qué consecuencias crees que tiene? ¿Por qué fumas ahora si cuando eras
pequeño nos reñías a nosotros?»
Mercedes, madre de un chico de 15 años,
recuerda que «mi hijo es el que desde muy pequeño me dice que deje de fumar».
«Lo hemos hablado muchas veces y yo le digo: ya ves que quiero dejarlo y no
puedo, si das una calada te puede pasar lo mismo que a mí». «A mi hijo nunca se
lo diré, pero yo empecé a los 14», se lamenta.
A la hora de exponerles las
razones para no fumar, la psicóloga María José Prieto recomienda que no acudamos
a las consecuencias a largo plazo, porque «un adolescente no tiene la sensación
de que su salud es vulnerable, así que si le decimos que va a tener un cáncer de
pulmón o una enfermedad aguda respiratoria se parte de risa». Por eso, es mejor
recurrir a las cosas que les interesan: «Si besas a un chico olerás mal, se te
pondrán los dientes amarillos…». Inconvenientes, en definitiva, para su modo
de vida adolescente.

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