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Las olvidadas

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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Los Presupuestos Generales de 2011 dejan las políticas sociales de lado para intentar potenciar el ahorro, castigando duramente al sustrato más importante de nuestra sociedad. En más de mil folios de Ley presupuestaria, no se nombra a la familia de ninguna manera. Los cambios introducidos en el IRPF y el aumento del IVA van a suponer un mayor esfuerzo fiscal y una reducción de la renta disponible.

La familia, bien gracias. Esta frase tópica de conversación de ascensor tendrá que ser revisada durante el próximo 2011 si atendemos al resultado de la ley más importante que ha aprobado el Ejecutivo durante este 2010. Los presupuestos generales de 2011, los últimos que ha aprobado el Congreso de los Diputados con los votos de PSOE, PNV y CC, han conseguido que las políticas sociales que tanto se han aireado en los últimos años y que han servido como bandera de un gobierno en horas bajas, se hayan quedado olvidadas. Podemos hacer un resumen claro de lo que ha sucedido: el Gobierno, arrinconado por los mercados internacionales, tiene que reducir el déficit. Para conseguirlo, ahorra en partidas que habían sido su caballo de batalla y condena, de manera definitiva, a los consumidores medios, es decir, a las familias tradicionales.

La familia, castigada

La Fundación Acción Familiar ha publicado recientemente el estudio “La familia en el Proyecto de Ley de Presupuestos Generales del Estado para 2011”. De dicho estudio obtienen varias conclusiones, que en esencia pueden resumirse en una máxima: las familias son las que más van a sufrir la política presupuestaria de 2011. El ajuste emprendido por el Ejecutivo tratando de contener el déficit galopante que lastra nuestro país desde hace años, ha tenido varias puntas de lanza que afectan directamente a las familias. Desglosando los más de mil folios de presupuestos, podemos decir que, en líneas generales, las atenciones a las familias se reducirán en un 6% de media, llegando al 11% si miramos los subsidios vinculados con la paternidad y al 9% en las prestaciones percibidas por cada hijo.

Según el estudio de la Fundación Acción Familiar, se destinan en los Presupuestos un total de 2.387 millones de euros a los subsidios por maternidad, paternidad y riesgo durante el embarazo y la lactancia y de tal manera se produce un descenso del 11 por ciento. Los responsables del Barómetro aseguran que “sería conveniente revisar este conjunto de prestaciones. En España hay más de 7 millones de mujeres que son madres y sería necesario ampliar la prestación por maternidad remunerada”. Se recomienda un primer período de descanso, exclusivo de la madre, y un segundo, para la atención del bebé, que pudiera ser disfrutado por el padre o la madre, sin que se presione por el Estado para determinar quién es el beneficiario. El análisis de la ejecución del Presupuesto de 2010 refleja que son pocos los padres que hacen uso del subsidio por maternidad que en este momento tiene previsto la ley.

Adiós al cheque-bebé

Una de las medidas más celebradas, y controvertidas a la par, del comienzo de mandato de José Luis Rodríguez Zapatero, en uno de los países de la Unión Europea con menos tasa de natalidad, con 10,73 nacidos por cada mil habitantes, fue la ayuda de 2500 euros por cada nacimiento. La ayuda termina este año, pues los bebés nacidos a partir del 1 de enero de 2011 no vendrán con un cheque debajo del brazo. La política, controvertida entonces por considerarla electoralista, se ha sumado a esa larga lista de medidas sociales rectificadas por el Gobierno.

Según Teresa López, de la Cátedra de Políticas de Familia de la UCM y miembro de la Fundación Acción Familiar, “la cancelación del cheque-bebé, junto a la reducción de prestaciones por paternidad y maternidad y de los 400 euros de IRPF, suponen un verdadero problema para las familias. La desaparición de esas pequeñas ayudas va directamente contra la línea de flotación de las unidades productivas de nuestro país”.

Por otra parte, desaparece la ayuda de 500 euros al año para los menores de tres años. En todos los casos se perciben 291 euros. “Estas prestaciones –aseguran los autores del estudio– están muy lejos de ser las adecuadas. En los países de nuestro entorno son prestaciones de carácter universal: se ofrecen sin límites de rentas. En España se consideran políticas de lucha contra la pobreza”.

Capacidad de consumo

Según Israel García Juez, adjunto a la dirección del diario Negocio, varios son los factores a tener en cuenta: “La capacidad de consumo se va a ver mermada durante este 2011. En primer lugar, el aumento del IVA supone un mayor esfuerzo para las economías domésticas. Va a ser más caro comprar los bienes de consumo diario teniendo, en el mejor de los casos, una capacidad adquisitiva igual que el año anterior”.

El paro llega a afectar a un porcentaje amplio de nuestra sociedad. Más de un millón de familias cuentan con todos sus miembros sin trabajo, pese a que se advierte, según fuentes sindicales consultadas, un aumento elevado de economías sumergidas. “Nada hay más social que la gente tenga empleo y cuanto más facilitemos el incremento de la población activa, más estaremos garantizando las pensiones del futuro, pues esto es un sistema piramidal. Nos interesa que nazcan más niños aunque nuestro sistema de protección social es raquítico”, dice García Juez.

El aumento de las tasas de paro ha afectado de manera directa a las familias. En torno al 18% de los cabezas de familia están en paro, y en torno al 40% de los hijos de dichas familias se encuentran en la misma situación, lo cual impide la emancipación en muchos casos, o la vuelta al hogar de los padres en otros muchos.

Reagrupación familiar

La crisis está consiguiendo algo inesperado: la familia tradicional se está reagrupando. Algo que el Gobierno había pasado por alto, la atención a dicho sector social, se está convirtiendo en el efecto rebote de la coyuntura económica: los hijos, en paro, vuelven a casa de los padres, al no poder soportar la presión económica de no tener empleo.

Al haber bajado las pensiones, los jubilados, verdadero sostén del tejido familiar, se encuentran en la tesitura de tener que acomodarse a esta nueva situación: son los valedores económicos de este contexto y, cuando no lo son porque sus hijos mantienen sus puestos de trabajo, se convierten en los canguros de sus nietos. De esta manera, las familias ganan algo de poder adquisitivo al ahorrarse la guardería o el canguro.

Además, en Educación disminuye la dotación de los programas para la gratuidad del segundo ciclo de Educación Infantil, de nuevas tecnologías aplicadas a la Educación, de ayudas individualizadas de transporte escolar y de ayudas a Federaciones y Confederaciones de Alumnos. Todo ello afecta a las familias. La importante disminución de las cantidades destinadas a facilitar plazas gratuitas en la Educación Infantil va a generar mayores dificultades para conciliar la vida laboral y familiar.

Por otra parte, las pensiones de carácter familiar son mínimas y ninguna de ellas llega al Salario Mínimo Interprofesional, a diferencia de lo que sucede con las pensiones de jubilación o las de incapacidad. La inmensa mayoría de las pensiones de viudedad no supera los 600 euros y
la mayoría de las de orfandad son inferiores a 300 euros al mes.

La Ley de Dependencia

Otro de los avances sociales que se han quedado en agua de borrajas ha sido la Ley de Dependencia. Los nuevos presupuestos aprobados eliminan el carácter retroactivo de dicha sentencia, por lo que muchas familias que esperaban una retribución, acorde a los meses que han tenido gastos derivados del cuidado de los enfermos se quedan sin esa suma, lo que supone otra merma de poder adquisitivo que además atenta contra el cuidado de miembros de la familia. Una carga asistencial derivada a la sanidad. “En el fondo, el ahorro no es tal”, declara Ana Pastor, Secretaria Ejecutiva de Política Social y coordinadora de Participación Social en el PP. “Los enfermos dependientes son crónicos, y si la Ley no les atiende en condiciones, irán más veces al hospital”.

Conclusicones

El problema que se refleja en los Presupuestos, es decir, el abandono político de la familia, no responde a una coyuntura económica concreta.

La crisis ahonda en los problemas que ya existían, pero es un asunto estructural. “En más de 1000 folios de ley presupuestaria no se cita a la familia, no hay referencia alguna”, señalaba Teresa López. “¿Soluciones? Muchas. Entre otras, no subir las partidas dedicadas, por ejemplo, a los sindicatos, que ya eran suficientes, y potenciar el consumo a nivel básico”.

“Hay muchas partidas donde se podría meter la tijera, y no sobre la congelación de las pensiones, que además debe hacerse dentro del Pacto de Toledo, que para eso está. Hay que apretarse el cinturón, pero recortar el dinero para las familias no es la solución. Ocurre lo mismo que con los impuestos; cuanto más se bajan, más se recauda, pues la gente consume. Cuanto más se ayuda a las familias, mejores efectos multiplicadores se tienen sobre la economía real. Es pura teoría aplicada”, afirma Israel García Juez.

Recaudatorios

"Son unos Presupuestos austeros, que generan cohesión social e impulsan la actividad económica", definió la vicepresidenta y ministra de Economía, Elena Salgado, en la conferencia de prensa posterior a la entrega de las cuentas en el Parlamento. Pero el equilibrio es imposible si tenemos en cuenta dos factores: son unos impuestos recaudatorios que frenan la inversión (Infraestructuras cae hasta en un 30% e Investigación y desarrollo hasta un 7%) y se ceban con las pequeñas economías: los beneficios fiscales que pueden disfrutar las familias disminuyen un 33,26 por ciento.

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