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“Los políticos deberían dar sus dietas para becas de comedor”

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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Esta arquitecta, madre de dos hijas de 10 y 5 años, no para de pergeñar ideas y propuestas para mejorar la Educación y facilitar la labor de los padres en el aprovechamiento y ahorro de material escolar. Lo cual, en los tiempos que corren, puede resultar un gran alivio monetario. Después de la recogida de más de 300.000 firmas en su iniciativa popular para promover el préstamo de libros de texto, ahora prepara una nueva acción en la que propondrá a los políticos que cedan sus comidas subvencionadas para convertirlas en becas comedor. Mientras, va vertiendo sus ideas e inquietudes en su blog “Inquietanzas”.

–Logró gran difusión y apoyo popular con su propuesta de préstamo de libros de texto… Pero ¿en qué quedo esa regulación de los bancos de libros?
–Nunca recibí respuesta a ninguna de las dos entregas de firmas, ni del Ministerio de Educación ni, mucho menos, del ministro.
–Las editoriales le debieron ver como su enemigo número uno.
–La Asociación Nacional de Editores de Libros denunció a varias comunidades autónomas, dónde ya había préstamos, como Navarra y Valencia, porque decían atentaba contra los derechos de propiedad intelectual, iba contra la calidad de la Educación y violaba la unidad de mercado. En todos los casos el Tribunal Supremo dijo que ni violaba, ni atentaba contra nada.
–Todo esto resulta algo paradójico porque el uso de libros de texto ni siquiera es obligatorio. ¿Verdad?
-Sí, es un mercado falso, porque los padres en realidad no podemos elegir qué libros de consulta preferimos para nuestros hijos. Tampoco se puede pedir el no tenerlos. La gente más humilde tiene una confianza ciega en la Educación y no va a negarle eso a sus hijos.
–¿Los libros electrónicos serían la solución?
–Mis hijas tienen un iPad en el colegio y soy muy fans de la tecnología, pero veo la trampa. Cuando empezaron a hablar de la mochila digital en Valencia –fueron los primeros–, eso se traducía en un gran almacen para las editoriales. Porque, además del ahorro o no ahorro, está el tema del soporte, del cableado del colegio, la formación del profesorado… Yo desde el principio, con el préstamo de libros, no plantee un cambio radical sino una medida de mínimos que pudiera ser acogida por todos.
–¿Qué papel deben desempeñar los padres en los centros?
–Los padres, creo que, lo hacemos fatal. Es cierto que muchas veces no se cuenta con nosotros, pero es que nos lo merecemos porque no tenemos la menor confianza en los profesores. Parece que de fútbol y educación sabe todo el mundo, y todos nos atrevemos a dar su opinión. Los padres tendríamos que respetar más el criterio del profesor.
–Detecto cierta culpabilidad.
Sí. Tanto que decimos los padres que los niños no respetan a los profesores, pero eso empieza en casa. He ido pocas veces a tutorías porque sé que si algo va mal me van a avisar, pero muchas veces lo único que queremos es que nos digan lo maravilloso que es nuestro hijo. Y lo esencial es la comunicación con el centro y tener un mínimo de respeto a los criterios de los profesores, porque los especialistas son ellos. A priori, ellos son los que saben de esa materia.
–El horario laboral también limita la participación de los padres en el centro escolar y en la relación con los hijos.
–Soy arquitecto y he pedido la jornada reducida; así que recojo a mis niñas a las cinco de la tarde todos los días. Es cierto que tengo la suerte de trabajar con mi marido y que busqué el colegio al lado del trabajo; más que cerca de casa. Entonces, hay días que saco a mis hijas del colegio y comemos juntas.
–Tras la iniciativa de los libros, que hizo por ayudar a su madre que trabaja en Cáritas, ahora tiene entre manos otra propuesta sobre becas comedor.
–La mayoría de lugares de asamblea, como el Congreso, el Senado, la Asamblea de Madrid…, tienen unas cafeterías subvencionadas. Si el menú escolar está en 4,30 euros diario y no hay becas para comedor, no entiendo por qué hay que pagarles la comida y dietas a políticos con unos sueldos estupendos, si no lo necesitan. El Congreso tiene 1.050.000 euros al año destinados a los servicios de cafetería y restauración.
–Tendrían que aceptar todos los políticos. ¿Sería factible?
La medida no lo podrá tomar ningún partido político porque le llamarán demagogo, pero creo que tendría que salir de los propios políticos; y que ese dinero fuera a las becas de comedor. No tienen sentido que les salga el menú más barato porque ni siquiera lo notan, e incluso muchos ni comerán allí. Pero antes de hacer algo tengo que investigar. Lo importante es que esté todo documentado e ir con unos números.
–¿Cómo se le ocurrió?
–Hace muy poco, cuando se anunció que los tickets de comida pasarían a computar como salario “como medida de equidad”. A mí me entró la risa, porque la equidad es que se aplique a todos, empezando por ellos mismos, por los propios políticos.
–¿Ha pensado dedicarse a la política en un futuro?
–No sé si podría resistir ese nivel de exposición; aunque nunca se puede decir “de este agua no beberé”.

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