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Padres y madres aliados con la tecnología: Si no puedes con tu enemigo...

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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La tecnología rodea el mundo de los niños y la podemos utilizar para educar y compartir aficiones con nuestros hijos.

Por Eva Carrasco

La tecnología utilizada adecuadamente es un instrumento muy útil y atractivo para exponer contenidos formativos y educativos. Además, los niños son ya nativos tecnológicos, lo que quiere decir que van a necesitar aprender a utilizar la tecnología. Pero María Ibáñez, psicoterapeuta y codirectora del Centro Psicología e Introspección, advierte: “Es importante que este uso de dispositivos tecnológicos sea adecuado en función de la edad de los niños y de su desarrollo madurativo, y que los padres eduquen a sus hijos sobre el uso adecuado de esas tecnologías. Desde enseñarles a no dar datos personales, ni enviar fotografías a desconocidos, hasta discriminar entre actividades tecnológicas beneficiosas, como aprender a pintar un cuadro viendo un vídeo, a las perjudiciales, como compartir un vídeo en el que se acosa a otro niño”.

La mejor manera de educar sobre cómo usar la tecnología es hacerlo en familia, lo que permite hacer uso y supervisión al mismo tiempo. Para ello, según aconseja la psicoterapeuta, “es buena idea buscar contenidos adecuados a la edad de los niños, pero que también puedan interesar a los padres. Por ejemplo, un videojuego que enseñe a cocinar si a los padres les gusta la gastronomía, o relacionado con la música, el baile, la pintura… que los padres también disfruten de la actividad, y a ser posible que sean actividades creativas, más que pasivas”.

El acompañamiento

Esta labor de acompañamiento a medida que crecen es quizás la más difícil, ha advertido la consultora de comunicación María Zabala, durante su intervención en el ciclo “La Educación que queremos”, organizada por la Fundación Botín, “pues aquí los padres debemos interesarnos por sus vidas online y afrontar la tecnología con toda la naturalidad que podamos, de forma que estemos en disposición de ofrecerles alternativas cuando no nos guste lo que ven o hacen, y alabar los logros y aciertos de su actividad digital. A las chicas les atraen más las redes sociales y a los chicos los videojuegos a través de plataformas como Twich o Roblox. Lo ideal es que comiencen a introducirse en estas aplicaciones con los padres e ir aprendiendo juntos”.

Zabala lo tiene claro: “La wifi es nuestra. Ellos tienen Internet porque nosotros queremos». Y si se saltan la norma, tendrá consecuencias. La mayoría de las consolas tienen una clave que debe ser controlada por los padres, esto exige una labor de aprendizaje por parte de los adultos para conocer la conectividad de los juguetes, que cada vez es mayor.

Tanto Google como Apple tienen cuentas para menores de forma que piden autorización al móvil de los padres antes de descargar una aplicación. Además, a través de los dispositivos se pueden configurar los tiempos de conexión.

El ejemplo de los padres

Es importante que el uso de los dispositivos tecnológicos sea una actividad en sí, y evitar que sea un complemento distractor durante otras actividades familiares. Es decir, no usarlos durante los tiempos de comida, o en la cama o el baño. En ese sentido, advierte Ibáñez, “quizá es donde los padres están menos concienciados de que ellos están sirviendo de modelos a los hijos y deben cuidar de no hacer uso del móvil mientras se cena, por ejemplo, o no trabajar con el ordenador mientras se está haciendo una actividad familiar. Si los padres se dan cuenta de que les cuesta prescindir de los dispositivos tecnológicos, deben aprender a resolver las causas de ese impedimento. Por ejemplo, si observan que utiliza el móvil para evadirse de algunos conflictos, afrontarlo y aprender a resolver dichos conflictos”.

No se nos puede olvidar que somos nosotros los que introducimos la tecnología en la vida de los niños. Quizás sea tan simple, o tan complicado, según indicó Zabala durante su intervención en el citado ciclo de la Fundación Botín, “como educar en lo digital igual que lo hacemos con el resto de cuestiones y entender la tecnología como contexto personal, social y global, poniendo el foco en las personas. A estas alturas no tiene mucho sentido ni la prohibición total y la barra libre de wifi”.

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