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Vacuna sólo para niñas

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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Hace apenas unos meses se ha introducido en algunos calendarios de vacunación un nuevo tipo de inmunización que, lejos de ser bien recibida de forma unánime por parte de la comunidad científica, ha provocado una aguda y agitada controversia entre los especialistas.

La vacuna en cuestión (de la que existen dos versiones comerciales) actúa contra dos cepas del Virus del Papiloma Humano (VPH), que son las que más capacidad tienen para provocar cáncer de cuello de útero y otros de carácter orogenital (vulva, pene, boca, laringe…) y su implantación se ha promovido con el mensaje de que se trata del principio del fin de un tipo de tumor que amenazaba la vida de miles de mujeres en todo el mundo. Sin embargo, no todos los expertos están de acuerdo con tan tajantes afirmaciones y reclaman una moratoria antes de instaurar un producto sobre el que todavía no se tienen garantías sólidas.

Alta eficacia
Ambas versiones de la vacuna contra el Virus del Papiloma Humano disponibles en el mercado –una bivalente contra las dos cepas del patógeno con más capacidad para dar lugar a un tumor, y otra tetravalente que, además, protege contra los condilomas (verrugas anogenitales)– han demostrado en ensayos clínicos una altísima eficacia a la hora de eliminar las lesiones precancerosas que se originan en el cuello del útero como consecuencia de una infección por VPH.

Teniendo en cuenta estas conclusiones cabe plantearse una pregunta: ¿por qué entonces hay numerosas voces que han criticado la implantación de este producto en los calendarios vacunales de buena parte de nuestro país? Sencillamente, estos expertos más escépticos han manifestado una serie de interrogantes y dudas razonables ante lo que consideran una decisión con tintes políticos inaceptables cuando se habla de sanidad que, además, se ha tomado de manera demasiado apresurada.

Juan Gervàs, médico de familia de tres localidades de la Sierra Norte de Madrid es uno de los especialistas más activos a la hora de pronunciarse en este sentido. “En ningún caso critico la eficacia de la vacuna, aunque todavía hay cuestiones sin resolver, ni he dicho que sea perjudicial; simplemente estamos en desacuerdo con las prisas con las que se ha introducido en los protocolos de vacunación”, ha declarado en numerosas ocasiones.

Puntos sin dilucidar
Y es que, en opinión de este y otros colegas, hay todavía numerosos puntos sin dilucidar en torno a esta inmunización. Para empezar, ¿es una vacuna contra el cáncer? A pesar de que se ha presentado bajo esta denominación, ninguna de las dos vacunas acaba con la enfermedad tumoral. Sólo genera anticuerpos contra dos variantes del VPH. Estas cepas son responsables del 70% de los tumores de cuello de útero, pero no todos los tumores de este tipo se desencadenan a raíz de esta infección y, además, existen otros tipos de VPH que también pueden causar tumores de cérvix.

En todo caso, y hasta que se conozcan más datos al respecto de estos controvertidos productos, los fabricantes de uno de ellos ya han solicitado a la Agencia Estadounidense del Medicamento (FDA, sus siglas en inglés) la ampliación de las indicaciones de la vacuna. Teniendo en cuenta que la infección por Virus del Papiloma Humano es más perjudicial para el cuello del útero, pero que también puede ocasionar otros tumores orogenitales, los promotores de la inmunización pretenden elevar no sólo la horquilla de edad de las mujeres candidatas a recibir la vacuna, sino que, posteriormente, persiguen el objetivo de la vacunación universal, es decir, varones incluidos.

Entre tanto, revistas científicas como The New England Journal of Medicine o diarios como The New York Times han criticado lo que consideran una operación de márketing y presión por parte de los fabricantes casi sin precedentes y han advertido de los efectos contraproducentes que ello puede tener en la credibilidad de las vacunas, uno de los tesoros de la medicina moderna y de la industria farmaceútica.

Además, se teme que la aparición de efectos secundarios no deseados o, simplemente, si las expectativas que se han puesto en ambas vacunas no llegan a cumplirse (algo posible aunque sean buenos productos), quede minada la confianza de la ciudadanía en los sistemas de salud, así como en los avances de la medicina.

Algunas dudas sobre la vacuna del virus del papiloma humano
• Efecto a largo plazo. Para corroborar que la generación de anticuerpos se traduce en un descenso de la tasa de cáncer de cuello de útero habrá que esperar alrededor de 30 años. Los críticos de la vacuna reclaman la conclusión de algunos ensayos aún en marcha que sólo cuentan con cuatro o cinco años de seguimiento.

• Nicho vacante. Tal y como ha ocurrido con la vacuna heptavalente del neumococo, es posible que la erradicación de las dos cepas contra las que actúa la vacuna se traduzca en modificaciones de la infección natural y el lugar de estos tipos de VPH sea ocupado por otros contra los que no existe inmunización.

• Dosis de recuerdo. Aunque no hay datos al respecto, se da por hecho que la vacuna protege de por vida y que la pauta actual de tres pinchazos es suficiente, pero se desconoce si serán necesarias dosis de recuerdo y cuándo habría que inocularlas.

• Falsa tranquilidad. La inmunización contra el VPH sólo protege contra las cepas oncogénicas 16 y 18. No evita otras enfermedades de transmisión sexual ni los embarazos accidentales. Estar protegido contra una infección no implica ser inmune al resto de trastornos y complicaciones de índole sexual.

• Precio. Cada pauta vacunal cuesta alrededor de 300 euros. Teniendo en cuenta que la incidencia de cáncer de cuello de útero en España es mínima y que no se ahorrarán costes de citologías y revisiones ginecológicas anuales, que las mujeres tendrán que seguir realizándose, muchos expertos consideran que la relación coste-eficacia no es favorable y que el precio de esta inmunización es excesivo.

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