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David Fernández, Fundación Clicollege: “Cuando los alumnos salen de la universidad lo hacen sin habilidades empleadoras”

La Fundación Clicollege, creada por Pablo Fernández en 2022 y dirigida actualmente por David Fernández, propone educar a los alumnos en materias que realmente les interesan y que el mercado demanda, y premiar su esfuerzo con bienes culturales que les hagan progresar en su carrera profesional.
Marta Peiro del ValleMartes, 25 de julio de 2023
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David Fernández, director de la Fundación Clicollege, habla con Magisterio sobre su proyecto y la educación basada en la meritocracia © JORGE ZORRILLA

Que los alumnos que realmente tengan ganas de estudiar sean premiados con elementos que les lleven más lejos. Eso es lo que proponen desde la Fundación Clicollege, una iniciativa que, a pesar de su juventud -nació en 2022-, ya ha triunfado en su colaboración con el Colegio «Santa María de los Apóstoles». A través de talleres de programación, matemáticas, oratoria y teatro han repartido hasta 370 libros, ordenadores, imprentas 3D, fotografías instantáneas… incluso discos de vinilo.

Hablamos con David Fernández, director de la fundación, sobre este sistema basado en la meritocracia, en el que los alumnos deben esforzarse al máximo para lograr los puntos que les permitan obtener los premios antes citados.

Educación, FP, esfuerzo, méritos, talento… ¿también en el mercado laboral?

Pregunta.– En primer lugar, para situar a nuestros lectores, ¿qué es la Fundación Clicollege?

Respuesta.– Es una entidad sin ánimo de lucro que fundó Pablo Fernández con un fin inicial de transformar el paradigma de la Formación Profesional en España y ligarla a la empresa y a la vida real de una empresa. La idea era que todos los ingresos que generara ese modelo de negocio fueran a proyectos solidarios que la propia fundación realizase en colegios con necesidades. De forma que es como una startup, operamos y generamos un beneficio, pero al ser fundación todo es sin ánimo de lucro y va destinado a la propia acción de la fundación.

¿Cómo funcionáis exactamente, cómo ayudáis a los estudiantes?

–Con sistemas meritocráticos de conductas educativas para recompensas y talleres gratuitos para los alumnos que lo requieran. Esto en el formato 1.0, que ha sido este año. Nuestra idea es aprender, y que la siguiente temporada, el año que viene, mejoremos la experiencia. Y así cada año, con el fin de conseguir que cualquier colegio de origen humilde con resultados medio bajos de notas y actitud, se transforme en un colegio referente en Madrid y en toda España.

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Nuestro fin es conseguir que cualquier colegio de origen humilde con resultados medio bajos de notas y actitud, se transforme en un referente

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¿Cuánto lleváis?

–Seis meses. La fundación se constituyó el año pasado, y empezamos a operar en diciembre de 2022.

Vendéis el mensaje de que tenéis una metodología innovadora: ¿en qué consiste?

–Lo que hacemos en el colegio es aportar el valor del esfuerzo y la meritocracia, haciendo que cualquier alumno pueda acceder a bienes educativos y culturales… si se lo gana. Ponemos a disposición del centro y los alumnos diferentes bienes educativos, como talleres gratuitos o masterclasses, de los que pueden disfrutar si llegan a un cierto resultado, que no es solo académico, sino también actitudinal.

Si vemos que un alumno se ha esforzado, y vemos ilusión y ganas, le damos un impulso, un plus, para que llegue diez veces más lejos. Básicamente se trata de no darle las cosas per se, gratis, hechas, sino que trabaje un poco, se esfuerce.

¿Cómo pueden llegar los alumnos a ese nivel?

–Dándolo todo en los talleres. Nosotros les informamos de lo que íbamos a ofrecerles: talleres de programación, de Maths for Fun para hacer proyectos matemáticos divertidos, de teatro, de oratoria, Excel… dentro de las temáticas que ellos mismos escogieron en una encuesta que hicimos a principio de curso preguntando qué les interesaba. El año que viene queremos meter fotografía, free styling para trabajar la lengua y la gramática con el rap y el hip hop, manualidades y artes gráficas… iremos metiendo más, pero es todo lo que ellos eligen.

Para ellos es un plus, no una extraescolar de refuerzo, sino una actividad de un tema que les alucina. Proyectos chulos que les ocupan las tardes. Además, los hacemos con un tipo de alumnado que por las tardes no suele hacer gran cosa o su familia no tiene medios para apuntarles a extraescolares…

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Lo que hacemos en el colegio es aportar el valor del esfuerzo y la meritocracia, haciendo que cualquier alumno pueda acceder a bienes educativos y culturales… si se lo gana

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Los estudiantes no lo conciben como un refuerzo de una materia que se les da mal sino como una oportunidad de descubrir algo que les interesa…

–Exacto, porque es voluntario. Además, enfocamos los talleres como algo muy práctico. Los hay que quieren mejorar su inglés y se apuntan a English Preparation for First, que es preparación al FIRST. O Professional English, que está muy focalizado en conceptos profesionales. O STEM, donde trabajamos la genética a través de un juego en el que hay que descubrir al asesino del tren, o scape rooms en los que el alumno tiene que investigar…

Son actividades que ha preparado un equipo de voluntarios de nuestra fundación y que imparten en el colegio un día a la semana durante tres días. Cada uno es un día y ellos pueden asistir a un máximo de tres. Ha habido quien se ha apuntado a marketing, finanzas, teatro…

¿Realmente creéis que este método puede funcionar en el sistema educativo español y, sobre todo, en el mercado laboral actual, en el que por desgracia todavía sigue habiendo ‘dedismo’?

–El dedo está ahí. Nosotros tenemos mucha experiencia en la empresa, que es la vida real. Pablo ha cofundado Clicars y Clickalia, con las que ha generado prácticamente 2.000 puestos de trabajo, mil millones de facturación… Yo he estado en el equipo de contratación de Clickalia viendo cómo hemos pasado de ser 50 personas a 1.000 en dos años, he contratado a cientos de personas y sé cómo se mueve una empresa, por qué uno promociona, por qué otro no…

Esa cultura la queríamos llevar al cole. Ahí te das cuenta de que, aparte de tu talento, a veces también se trata de suerte, de estar en el momento adecuado en el sitio adecuado con la persona adecuada…

Hay muchos factores. ¿Si funcionará o no? Quién sabe. Tampoco nos preocupa. Nuestra mentalidad es intentarlo. Empezar era mejor que quedarse pensando si podía funcionar o no. Somos de actuar, evaluar, rectificar y cambiar si es necesario. De momento no ha ido mal. Y los talleres son solo una rama. Luego están los puntos, las masterclasses

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Aparte de tu talento, a veces también se trata de suerte, de estar en el momento adecuado en el sitio adecuado con la persona adecuada…

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¿Cómo funciona el sistema de puntos?

–Nuestra idea inicial era dar becas a los mejores alumnos, tanto por notas como por actitud. Pero como vimos que el tema económico podía ser un problema, creamos un sistema de puntos. Los alumnos, por unas conductas previamente definidas que dan una cantidad de puntos, van acumulándolos a lo largo del curso.

Es como un juego: si se apuntan a fotografía obtienen 20 puntos, por ejemplo; si quedan finalistas, 10 más; si ganan, otros 10. Al final del trimestre el alumno tiene un número de puntos, que puede canjear por cosas, como libros, microscopios o discos de vinilo, que hemos publicado en un catálogo de recompensas preparado con el colegio. Se lo ha ganado porque se lo ha currado y decide lo que quiere.

También puede esperar y, a final de curso, gastarse todos sus puntos en las recompensas más altas, que pueden ser un voluntariado en el extranjero o un curso de inglés o de programación en una escuela muy buena.

Todo enfocado a la educación…

–Todo enfocado a la cultura y la educación. Hay bonos de cine, entradas de teatro, musicales… El 22 de junio hicimos el reparto de todas las recompensas de este curso, que ha sido solo un trimestre. De febrero a marzo preparamos todo y el 21 de marzo dimos el pistoletazo de salida y empezamos los talleres y el recuento de puntos y talleres. En total se dieron unos 30.000 puntos, que los alumnos canjearon en 370 recompensas: libros, ordenadores, imprentas 3D, fotografías instantáneas… son bienes culturales.

También tratamos de separarlos de lo digital, darles premios analógicos, como los discos de vinilo. Y lo chulo es que ellos lo eligen. Con todo esto, el niño tiene un sentimiento de empoderamiento: primero piensa “me lo he ganado” y después “disfruto de una recompensa que yo he elegido”.

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Con todo esto, el niño tiene un sentimiento de empoderamiento: primero piensa “me lo he ganado” y después “disfruto de una recompensa que yo he elegido”

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Este sistema de puntos lo elaboráis vosotros, ¿no?

– Eso es, junto al colegio, que es el que ha definido las conductas, que ya se realizaban y medían, pero no convertían en puntos. Hemos llegado a un acuerdo por el que la fundación ha aportado una serie de fondos para actividades que iban a mejorar la vida y las condiciones de los niños, y el colegio se ha comprometido a secundar dichas actividades, acompañarnos…

La relación ha sido excelente, y siempre nos ha parecido esencial no convertirnos en una carga para ellos, no hacer trabajar de más a los profes, que ya tienen suficiente. Les preguntamos qué hacían con los chicos y qué conductas querían premiar, les dijimos lo que podíamos ofrecer y estudiamos la manera de evaluar dichas actividades, lo que se ha traducido a puntos. Y el colegio ha hecho que esos puntos sumen en su nota, junto al buen trabajo en clase, que también puntúa. Lo importante es que los alumnos tienen la sensación de que van avanzando.

¿Cómo ha funcionado esta colaboración con el Colegio «Santa María de los Apóstoles», que tengo entendido que ha tenido mucho éxito? ¿Cómo ha sido el proceso?

Cuando empezamos en diciembre hicimos una búsqueda de mercado en fundaciones, colegios y entidades varias para ver qué necesidades había y qué podíamos hacer para cubrirlas y hacer algo de valor. Partimos sin una idea preconcebida de qué teníamos que hacer. De todos los centros con los que hablamos, este nos contactó a nosotros a raíz de una nota de prensa sobre Pablo como un vecino de Carabanchel que conseguía el éxito empresarial. Alguien del colegio lo leyó y nos llamaron para que fuera a dar una charla, pero queríamos hacer algo más. Así que empezamos a hablar y eso se convirtió en este acuerdo.

Fue increíble que se abrieran a la posibilidad de que nosotros, desde fuera, pudiéramos echar una mano y aportar nuestro granito de arena. Confiaron en nosotros y nosotros en su criterio, porque ellos tienen la experiencia pedagógica. Los talleres los imparten voluntarios de la fundación a los que nosotros formamos, pero seguimos sus pautas en todo. Si desde el colegio nos dicen que va a funcionar algo, que se necesita algo o que hay que darle más valor a algo en el sistema de puntos… todo está consensuado pero parte de su criterio. Nosotros no conocemos ni a los alumnos ni tenemos la experiencia docente como ellos.

Para la próxima temporada, ¿tenéis algún acuerdo con algún otro colegio para hacer algo similar?

–Teníamos la oportunidad, pero hemos decidido centrarnos en ellos, seguir con ellos e involucrarnos todavía más porque nos hace especial ilusión ver que se puede transformar y ayudar al cambio real y profundo en un colegio cuya influencia a lo mejor es mediana. Puedes hacer muchos talleres con miles de niños, pero, ¿y la vida real? ¿A quién se la cambias?

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Puedes hacer muchos talleres con miles de niños, pero, ¿y la vida real? ¿A quién se la cambias?

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Puedes hacer mucho, pero al final lo que importan son los efectos con los niños con los que estás trabajando…

–Claro. No descartamos que a futuro tengamos otros colegios, pero de momento hemos decidido, puesto que somos fundación y tenemos unos recursos limitados, focalizar todos los recursos en este colegio por la buena relación que ya tenemos. Queremos llegar hasta el final y demostrar que con relativos pocos recursos y mucha ilusión puedes hacer de un colegio que no era muy conocido y que tenía resultados académicos poco brillantes, uno de los mejores de Madrid.

También estáis apostando ahora por la Formación Profesional…

–La FP es un formato que hemos elegido por su flexibilidad y versatilidad. Cuando los alumnos salen de la universidad con 24, 25, 26 ó 27 años lo hacen sin experiencia laboral, sin saber hablar con inversores, sin saber de Excel, inglés, inteligencia artificial… habilidades realmente empleadoras. Yo mismo, al contratar, he visto lo importantes que son ciertas habilidades de comunicación.

Por eso, para formar en esas habilidades clave, hemos decidido empezar por una FP de Administración y Finanzas, un ciclo superior, porque hay bastante demanda y en el mundo empresarial del que venimos tenemos capacidad para emplearles.

Con nosotros, todo el mundo podrá estudiar durante dos años una FP oficial privada de las más baratas de Madrid a coste de pública, porque solo tendrá que pagar la matrícula inicial y el resto lo podrá abonar al generar ingresos con su trabajo en las prácticas en nuestras propias empresas. Desde el día 1 de octubre empiezan las clases y ya por las tardes, al mismo tiempo, se pone en práctica lo estudiado por las mañanas al trabajar. Al mismo tiempo, el alumno empieza a generar ingresos de forma progresiva, según el valor que empieza a aportar, y con ello puede ir pagando su propia formación.

El criterio para entrar es la meritocracia y que seas buen estudiante y demuestres ganas y hambre. Vas a vivir la vida real de una empresa y saber de qué va el trabajo, y tendrás la oportunidad de quedarte: si te lo has currado, con 20 ó 22 años puedes tener un contrato con nosotros.

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Queremos demostrar que con relativos pocos recursos y mucha ilusión puedes hacer de un colegio que no era muy conocido uno de los mejores de Madrid

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¿Cómo se accede? ¿Te metes en la página web de Clicollege y tienes que pasar algún proceso especial?

Es un proceso muy sencillo, y, si cumples con los requisitos, entras. Ahora tenemos el plazo de inscripción abierto así que, en cuanto solicitas información, contactamos contigo, hablamos, y como si fuera una entrevista de trabajo.

Queremos que sea una FP especial para gente que realmente tenga ganas, porque hay que trabajar y estudiar al mismo tiempo. Es decir, van a ser dos años muy exigentes… pero te lo van a dar todo.

Vienes del mundo empresarial. ¿Crees que lo que se enseña en el sistema educativo realmente responde a las necesidades del mercado laboral?

Creo que hay una gran desconexión entre el mundo educativo y el laboral en España. Prueba de ello es la cantidad de estudiantes que salen de la carrera y no tienen trabajo. Por eso, creo que la FP va a tener mucho tirón, porque está enfocada en los oficios más necesarios.

De todas formas, tampoco queremos hundirnos en la crítica. Desde luego hay mucho que hacer, y nosotros queremos aportar un granito de arena. Pensamos que está desconectada porque los chavales no tienen la oportunidad de llevar lo que aprenden a la práctica: ninguna empresa apuesta por dar de alta o mojarse con ellos. Nosotros seleccionamos a quien entra y los empleamos nosotros mismos. No les conectamos con empresas, apostamos por ellos.

Creo que el mayor problema es que tenemos una visión muy proteccionista de los estudiantes: no les puedes tocar, hay que darles de alta, las becas, ayudarles en todo… nosotros tenemos una visión un poco más real. En la vida, si no llegas a los estándares mínimos, te pasan por la derecha. El mercado es competitivo. Y queremos educar en esa cultura. Tienes que ganarte tu puesto, no todo es gratis…

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Pensamos que el sistema educativo y el mercado laboral están desconectados porque los chavales no tienen la oportunidad de llevar lo que aprenden a la práctica: ninguna empresa apuesta por ellos

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¿Crees que precisamente esa desconexión puede ser una de las causas de la desmotivación de los alumnos?

Desde luego. Es un problema, de todas formas, complejo. Tiene parte de responsabilidad la familia, en parte los estudiantes, que tenemos la piel muy fina… más que nuestros padres y abuelos…

Pero también lo tenemos más complicado, dicen…

También, también es verdad. Pero en general pensamos que la universidad nos lo tiene que dar todo. Y no, da formación y ya está. Sal a la calle, busca prácticas, aprende… si no lo haces a los 18 años, ¿cuándo lo vas a hacer?

Nosotros queremos ser una oportunidad para aquellos que realmente tienen ganas, que se lo curran y lo merecen. Que están motivados. Ojalá pudiéramos motivar a las masas, pero si la solución fuera tan simple estaríamos en el Ministerio de Educación conduciendo España. Queremos aportar nuestro granito de arena y, a lo mejor, si funciona, igual que en el cole, puede mejorar la FP, convertirse en una historia inspiradora para cambiar el sistema…

Fuga de cerebros: ¿cree que en España gestionamos bien el talento?

Creo que hay empresas que lo hacen muy bien, y lo he vivido. Dentro del ecosistema Clic se ha atraído y se atrae a talento muy bueno porque se hace un proceso de selección exhaustivo donde los valores y la actitud importan. Pero en general, creo que no. Aún así creo que hay países que lo hacen bastante peor. Hay de todo.

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