El acceso a libros en casa y en la escuela mejora no solo la competencia lectora sino la científica y matemática

Un estudio sobre la relevancia de los libros, tanto impresos como digitales, en el proceso educativo y en el desarrollo de las competencias clave en los estudiantes, a partir del análisis de los datos del Informe PISA 2022, plantea que aquellos estudiantes que tienen un mayor acceso a libros impresos en sus hogares y en las escuelas logran mejores resultados en lectura, matemáticas y ciencias.
RedacciónMartes, 20 de mayo de 2025
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Los estudiantes que leen regularmente libros impresos tienen una ventaja significativa en pruebas de lectura y comprensión en comparación con aquellos que se limitan a leer en formatos digitales. © ADOBE STOCK

El estudio, elaborado por el profesor de la Universidad Rey Juan Carlos e investigador de la London School of Economics, Ismael Sanz, y el profesor de la Universidad de Barcelona, Álvaro Choi, parte de la afirmación del Informe PISA que plantea que en aquellos sistemas educativos donde los recursos de calidad, como los libros, se distribuyen de manera equitativa, los estudiantes tienden a lograr o superar los niveles básicos de competencia lectora con mayor probabilidad, independientemente de su origen socioeconómico. Asimismo, destacan la importancia de contar con un entorno doméstico que disponga de libros y fomente el hábito lector, acaba funcionando como un estímulo para la curiosidad intelectual y el aprendizaje autónomo.

De hecho, según explican en su estudio, tanto PISA como PIRLS plantean una posible asociación que establece que estudiantes que asisten a centros educativos sin problemas de acceso a libros y materiales de lectura obtienen mejores puntuaciones en comprensión lectora en comparación con aquellos que estudian en centros con una disponibilidad limitada a estos recursos.

En España, señala el estudio, “los centros con estudiantes de mayor nivel socioeconómico tienen más recursos educativos, es decir disponen de más libros de texto, equipos informáticos, material de biblioteca o laboratorio”. En este sentido, la falta de acceso a libros en las escuelas con menos recursos perpetúa la brecha de resultados entre estudiantes de diferentes contextos sociales.

Si bien los datos de PISA 2022 muestran que los directores de los centros españoles mayoritariamente no perciben escasez de materiales educativos y que esta falta de material educativo (libros de texto, TIC, biblioteca o laboratorio) apenas afecta o consideran que no tiene impacto en la capacidad educativa, los resultados del alumnado muestran que aquellos que asisten a centros con menos carencias de recursos obtuvieron mejores resultados en matemáticas (competencia objetivo del estudio PISA 2022), en promedio, en los países de la OCDE y en España.

Asimismo, los estudiantes que tienen un acceso constante a materiales impresos de lectura tienden a alcanzar niveles más altos de competencia lectora. Los datos del Informe PISA muestran que los estudiantes que leen regularmente libros impresos tienen una ventaja significativa en pruebas de lectura y comprensión en comparación con aquellos que se limitan a leer en formatos digitales o que no tienen acceso a materiales de lectura impresos. Es por ello, que destacan cómo PISA señala la importancia de los libros en el desarrollo de habilidades lectoras, la implicación familiar y la reducción de las desigualdades educativas.

Más allá de eso, los autores del estudio aluden al informe PISA in Focus 2024 que señala una preocupante tendencia a la disminución de la cantidad de libros disponibles en los hogares de los estudiantes, especialmente en países de ingresos medios o bajos, reducción que plantea interrogantes sobre el impacto que esto tendrá en el desarrollo académico y cultural de los estudiantes.

Uso de libros de texto y mejora de los resultados académicos

Sanz y Choi han analizado la relación entre el uso de los libros de texto en matemáticas dentro de un centro educativo y el rendimiento académico de los estudiantes en la materia. Según apuntan, los resultados de PISA 2022 sugieren que el uso de un mismo libro de texto en las aulas en matemáticas está asociado con mejores resultados académicos en la mayoría de las comunidades autónomas. A nivel nacional existe una diferencia significativa de 9,5 puntos a favor de los estudiantes que usan un mismo libro de texto en el aula. La OCDE estima que 20 puntos en PISA equivalen a, aproximadamente, un curso académico de aprendizaje. Por lo tanto, los 9,5 puntos representarían un avance equivalente a más de un trimestre de aprendizaje. Si bien los resultados no establecen una relación causal, la asociación es clara: el uso de un libro común en el aula está relacionado con un mejor rendimiento. Este es un patrón que se observa en la mayoría de las comunidades autónomas, reforzando la idea de que la consistencia en los materiales educativos puede contribuir a mejores resultados académicos. Este efecto, sin embargo, desaparece una vez se descuenta el efecto de la titularidad de centro, sugiriendo la importancia de las desigualdades por nivel socioeconómico –dado el menor nivel socioeconómico medio en los centros públicos–. Se podría señalar, por tanto, que podría haber interrelación entre nivel socioeconómico, acceso a libros y materiales de calidad y resultados, de ahí que se plantee la importancia de contar con estos recursos educativos.

Libros impresos y materiales digitales

Sanz y Choi recogen en su estudio que, si bien el acceso a los libros impresos ha disminuido, el uso de los recursos digitales y software educativo ha crecido considerablemente, reflejando el avance de la digitalización. Este, señalan en su trabajo, se debe, en parte, a la aceleración de la digitalización durante la pandemia COVID-19, que impulsó a adoptar herramientas digitales para la educación en línea. Apuntan que según el informe de la OCDE que “si bien las tecnologías digitales tienen el potencial de mejorar la educación, este potencial sigue estando en gran parte desaprovechado y, los riesgos para el bienestar de los adolescentes son hoy más evidentes. La política educativa debería explorar formas de apoyar a las familias y estudiantes en la gestión de estos cambios complejos en el entorno de aprendizaje familiar, equilibrando de manera efectiva los recursos tradicionales y digitales”.

Asimismo, concluyen que la mera presencia de tecnología en los centros educativos no garantiza una mejora en el rendimiento académico, su impacto depende del uso pedagógico que se haga de estos recursos, y su efectividad de otros factores.

Los autores del consideran un hallazgo significativo “que la combinación estratégica de libros impresos y digitales puede ser un catalizador para mejor la equidad y la calidad educativa. Los sistemas educativos que logran integrar ambos formatos de manera efectiva tienden a generar mejores resultados en competencias clave, equilibrando las fortalezas de los libros impresos, con su capacidad para promover la concentración y la comprensión profunda, con las ventajas de los recursos digitales, como su accesibilidad y adaptabilidad.

Consideran necesario, además, que las políticas públicas prioricen la reducción de las brechas de acceso, asegurando que todos los estudiantes, independientemente de su origen, tengan las mismas oportunidades de beneficiarse de los libros impresos y digitales. Ello resulta especialmente relevante en aquellas comunidades con menores recursos, donde la carencia de materiales adecuados puede perpetuar las desigualdades educativas.

El acceso a libros y otros recursos, apuntan, no debería considerarse únicamente como un medio para mejorar el rendimiento académico, sino como una herramienta clave para reducir desigualdades sociales y económicas.

El informe concluye haciendo varias recomendaciones:

  • Incrementar la disponibilidad de libros impresos y digitales en los hogares y las escuelas asegurando que estos sean de alta calidad y culturalmente relevantes.
  • Implementar programas de capacitación para docentes y padres, centrados en maximizar el impacto educativo de los recursos digitales y en fomentar la lectura como hábito.
  • Desarrollar iniciativas que promuevan la alfabetización temprana y que despierten el interés de los niños por la lectura mediante programas innovadores y accesibles.
  • Diseñar herramientas de evaluación que permitan medir el impacto de estas estrategias en el rendimiento académico, para ajustarlas según las necesidades emergentes.
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