El aprendizaje de la lectura en los primeros años depende, en gran medida, del desarrollo de las habilidades lingüísticas del alumnado. Aspectos como el reconocimiento de los sonidos individuales que componen las palabras, la amplitud del vocabulario o el adecuado desarrollo de las habilidades narrativas facilitan la adquisición de la decodificación y contribuyen a una mejor comprensión lectora. Para todos los estudiantes, pero especialmente para aquellos en situación de vulnerabilidad, la aplicación de programas lingüísticos tempranos, estructurados y bien fundamentados resulta esencial. La madurez lectora, más que esperarla, hay que crearla.
Opinión
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Docente y autor de 'Hijos, nosotros también somos influencers'
@danibprofe
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