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Los grandes reformadores de la Educación en el mundo según PISA

Una de las consecuencias del Informe PISA es que propicia una discusión acerca de la política educativa de los distintos países y regiones del mundo. PISA no solo aporta una fotografía del rendimiento de los alumnos de 15 años en lectura, matemáticas y ciencias, sino que también aporta una mirada hacia el pasado –qué han hecho las economías del mundo respecto a su política educativa– y hacia el futuro –qué reformas han emprendido o vana a emprender–.
Diego FranceschMartes, 4 de febrero de 2014
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De igual modo, la encuesta Piaac (el PISA de adultos), que evalúa las habilidades cognitivas de los alumnos, aporta una estrecha correlación entre el rendimiento de los países en los diferentes ciclos de PISA y la competencia en lectura y matemáticas de los grupos de edad correspondientes más adelante en la vida.

Los resultados de la encuesta de adultos también muestran que los que tienen más nivel educativo tienen el doble de posibilidades de estar empleados y casi el triple de posibilidades de obtener un salario superior de la media de los alumnos con menor nivel educativo. En otras palabras, la baja competencia limita el acceso al mercado laboral y a los empleos mejor pagados.

Al comparar el rendimiento de los estudiantes y los factores relacionados con ese rendimiento, como las actitudes hacia el aprendizaje, su contexto socioeconómico, las políticas educativas, las prácticas y los recursos entre los países y economías participantes, PISA ofrece a los políticos y educadores una manera de identificar las políticas más efectivas del mundo que pueden adaptarse a sus contextos locales.

A lo largo de los años, PISA ha ilustrado que los grandes ejecutores en Educación –Canadá, Corea, Finlandia, Hong Kong, Japón, Nueva Zelanda y Shanghai– se encuentran en una variedad de regiones, tienen tradiciones culturales diferentes y están en varias etapas de desarrollo.

Los resultados de PISA también muestran que un fuerte rendimiento debería lograrse a expensas de la equidad. En algunos países con alto rendimiento, los estudiantes socieconómicamente desfavorecidos obtienen resultados similares a los estudiantes favorecidos. Por ejemplo, Canadá, Corea, Estonia, Finlandia, Hong Kong, Islandia y Liechtenstein obtienen resultados en lectura por encima del promedio y donde el estatus socioeconómico tiene menor impacto en el rendimiento que en otros países.

Ahora que PISA tiene más de diez años, también se puede mostrar la evolución del estudiante a lo largo del tiempo. En 2009, PISA identificó a algunos países que podían considerarse como reformadores exitosos, países donde los estudiantes de 15 años al final de la primera década del nuevo milenio obtenían mejores resultados en lectura que sus compañeros en el año 2000.

De los 26 países con información comparable en PISA, la mitad –Albania, Alemania, Brasil, Chile, Corea, Hungría, Indonesia, Israel, Letonia, Liechtenstein, Perú, Polonia y Portugal– mejoraron el lectura entre los años 2000 y 2009. El hecho de que un grupo diverso de países lograsen aumentar el nivel del rendimiento en lectura indica que cada país puede mejorar, con independencia de su cultura, tradiciones, nivel de desarrollo o punto de partida.

Países como Brasil, Indonesia y Perú mejoraron desde competencias iniciales en el año 2000 muy por debajo del promedio y se acercaron a ese promedio en 2009. Estos países redujeron significativamente la proporción de estudiantes con bajos rendimientos en lectura.

Otros países como Corea y Japón mejoraron su alto rendimiento aumentando la proporción de estudiantes con mejores resultados. En Albania, Alemania, Chile y Letonia, países que tenían diversos niveles de rendimiento al comienzo, la relación entre el estatus socioeconómico y su rendimiento en lectura se debilitó y el rendimiento general de los estudiantes mejoró.

Todos estos ejemplos muestran que el rendimiento no está determinado ni es fijo. Todos los estudiantes pueden mejorar y PISA ayuda a identificar aquellas buenas prácticas y aquellas políticas específicas que proporcionan más oportunidades de aprendizaje efectivas para los estudiantes.

Pero PISA también muestra que cerca de la mitad de los países no experimentaron una mejora en el rendimiento de sus alumnos entre 2000 y 2009. En conjunto, estos resultados reflejan que el hecho de que las mejoras en Educación requieren voluntad política, esfuerzos sostenidos y concertados y responsabilidad compartida entre los políticos, educadores, estudiantes y familias.

Además, PISA también intenta captar la habilidad de los estudiantes para adaptarse a contextos cambiantes a través de sus propias innovaciones. En 2009, por ejemplo, PISA evaluó a los estudiantes en sus habilidades relacionados con la lectura digital, evaluando su preparación para obtener y utilizar información en internet.

En 2012, esta evaluación de obtención de información a través de internet fue complementada por otra de evaluación digital en matemáticas y cómo resolver problemas complejos en esta materia en un entorno digital.

PISA también respondió a las cuestiones planteadas al comienzo de la crisis financiera de 2008, desarrollando una evaluación comparativa de la Educación financiera de los estudiantes.

En definitiva, PISA importa porque informa sobre el nivel educativo de los alumnos examinados, pero también sobre el rendimiento posterior en la edad adulta o en el mercado de trabajo y la capacidad de un país para competir en una economía globalizada.

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