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Antonio Belmonte, el joven con autismo que vive a través de la música

Antonio Belmonte tiene 15 años y autismo. “Se hace entender”, nos explica su padre Antonio. “Puede decir frases sencillitas, de cinco o seis palabras, y escribirlas, las entiende también si se lo dices un poco despacio”.
Estrella MartínezMartes, 21 de junio de 2016
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Fotograma de El solista de la orquesta que muestra a Antonio con su profesor de contrabajo.

Aún así, es evidente que “el lenguaje verbal es una limitación gorda que tiene. Sin embargo, el lenguaje musical… Lo que la naturaleza no le ha dado en verbal, sí le ha dado en musical.”

Antonio hijo es el mayor de tres hermanos que forman parte de una familia de Albacete muy musical. “Yo soy músico aficionado”, nos cuenta su padre, “y en casa siempre he tenido varios instrumentos. Todos mis hijos estudian en el conservatorio o van a bandas de música”. Antonio era muy pequeño cuando modelaba guitarras de plastilina y tocaba a su manera varios de los instrumentos que su padre tenía en casa. Con 5 años afinaba guitarras y su padre comprobó con un afinador que hacía una afinación exacta, lo que les llevó a descubrir que Antonio tiene oído absoluto.

La mezcla del autismo con el oído absoluto lleva a muchos a pensar que Antonio es una especie de genio de la música, pero nada más lejos de la realidad. “Lleva en la música desde los 5 años que entró en una academia, lleva muchas miles de horas de ensayo detrás. Tiene talento, tiene capacidad, pero también muchas horas de trabajo detrás”, defiende su padre.

Tanto trabajo ha posibilitado que Antonio toque “una docena de instrumentos”, que van desde el contrabajo, la guitarra, el violín, el ukelele o el acordéon, hasta el piano o el cajón flamenco. “Por supuesto no como profesional”, matiza el padre, pero sí lo suficiente para dar conciertos tocando cualquiera de ellos.

Antonio asiste junto a sus hermanos al Colegio de los Escolapios. Está haciendo 2º de ESO, “la verdad es que bastante avanzado teniendo en cuenta las limitaciones comunicativas que tiene”, dice su padre, que recuerda que esto no sería posible sin los profesores de apoyo que tiene su hijo en el centro.

‘El solista de la orquesta’
Antonio hijo es el protagonista de El solista de la orquesta, un cortometraje documental promovido por la Fundación Orange y dirigido por Arantxa Echevarría. El corto acompaña al adolescente en su día a día, una rutina en la que académica y vitalmente cobra muchísimo peso su asistencia al conservatorio. “Es importante saber que los conservatorios no son centros de enseñanza obligatoria, por lo que no tienen la obligación de tener personal de apoyo ni nada de nada”, matiza su padre. Es más, “más de la mitad de los niños que se presentan a las pruebas de acceso al Grado Elemental son rechazados”.

A Antonio no le hicieron una prueba de acceso adaptada, “tuvo que pasar un examen oral como todo el mundo y la puntuación académica fue muy bajita, le costó muchísimo responderlo”, nos cuenta su padre. Aún así, vieron que tenía buenas cualidades y fue aceptado para estudiar contrabajo.

En el documental Antonio padre habla de las “sombras” de su hijo, los profesionales que lo rodean. “Ha tenido mucha suerte con el entorno que ha encontrado, especialmente en el conservatorio”, nos cuenta. “Trabajar con un chicos así supone trabajar dos o tres veces más que con un chico que no tuviera problemas, pero dimos con su profesor de contrabajo, que además de ser buen profesor es una persona excepcional, y se hizo cargo”.

No hay que perder de vista que “a pesar de todos sus problemas comunicativos verbales, cuando se sienta a interpretar –en un concierto, en casa, donde sea–, se transforma. Toca sin ningún problema. En ese momento digamos que no tiene discapacidad, desaparece cuando está tocando un instrumento”, explica su padre. De ahí que para él uno de los momentos más felices es cuando cada fin de semana se sienta a ensayar durante horas con todos sus hijos juntos. “Lo pasamos muy bien tocando y si no tuviéramos esta vía de comunicación con él con la música, pues nuestra comunicación sería mucho más limitada”.

Actualmente Antonio cursa el Grado Profesional de Contrabajo en el conservatorio. Para acceder a este Grado sí le hicieron una prueba adaptada. Como dice su madre, Mª José, en el documental: “No significa que no tuviera conocimientos para pasar la prueba, es que se hace de una manera de la que mi hijo no es capaz”. Las partes orales y escritas del examen de acceso –obviamente en las pruebas de instrumento no tenía ningún problema– ha-brían sido imposibles para Antonio sin adaptación. Finalmente “el examen contenía lo mismo, pero se le dio un poco más de tiempo, lo hizo solo en un aula y las preguntas se las formularon de manera que él las pudiera entender”, explica su padre.

Antonio hijo tiene en su casa un estudio de grabación pequeñito que le permite componer y grabar sus propias obras. Gracias a esto, es el responsable de la composición e interpretación de la música de El solista de la orquesta. Como dice su padre en el documental: “Haber llegado donde ha llegado, que igual no es mucho, pero…”

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