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Fernando M. Reimers: El hombre que convenció a la OCDE de que a PISA le faltaba algo

El director de la Iniciativa Global de Innovación en Educación de la Universidad de Harvard visita España, donde la Institución Educativa SEK será pionera en trabajar las competencias para una ciudadanía global con sus alumnos.
Saray MarquésViernes, 21 de junio de 2019
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Fernando Reimers, en el coloquio UCJC-Magisterio 'Educando para mejorar el mundo'. JORGE ZORRILLA

¿Cambia la escuela lo suficientemente deprisa en un mundo en que los cambios se suceden cada vez más aceleradamente? ¿Está formando a ciudadanos, a productores de un mundo nuevo? ¿Está transmitiendo la institución escolar a sus alumnos la idea de que el primer paso para lograr un mundo mejor es imaginarlo? ¿Cómo cerrar la brecha entre lo que creemos que necesitan saber los niños y lo que sentimos que se les está enseñando? ¿Cómo fomentar la capacidad de escuchar activamente a quien piensa diferente?

Esos y otros interrogantes flotan en el ambiente durante el coloquio celebrado esta semana en el Campus de Almagro de la Universidad Camilo José Cela, organizado en colaboración con Magisterio. Los lanza Fernando M. Reimers, director de la Iniciativa Global de Innovación en Educación de la Universidad de Harvard.

La última de las cuestiones es complicada en un momento en que, según Reimers, las tecnologías de la comunicación “amplifican la voz de quienes son más tribales”, que ponía de ejemplo su país, EEUU, en que “el insulto, la descalificación y la pérdida de un espacio donde encontrarse y ponerse de acuerdo limita la política”. Y no solo la política: “Me comentaba un psiquiatra que trabaja en la Universidad cómo tenemos una generación que decide en 20 segundos quién es amigo y quién es enemigo. Y si eres enemigo ya no te escucha más”.

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Tenemos una generación que decide en 20 segundos quién es amigo y quién es enemigo. Y si eres enemigo ya no te escucha más

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Reimers acaba de visitar París, donde ha presentado su currículo de ciudadanía global ante la Unesco y la OCDE, y en Madrid visitará también la sede madrileña de la OEI con sus recientes Cartas a un nuevo ministro de Educación bajo el brazo. Fruto de sus aportaciones, la Agenda 2030 de Naciones Unidas, en su punto IV, sobre Educación, menciona la necesidad de las capacidades globales para desarrollar un mundo sostenible y la OCDE ha introducido las competencias globales en su última edición de PISA.

Fruto de sus aportaciones la OCDE ha introducido las competencias globales en su última edición de PISA

Además, suyo es el mérito de que escuelas de EEUU (en la pública y en la privada), Italia (red pública), Turquía (privada), Colombia, México, Brasil, Hong Kong, Japón, Singapur, China o La India se hayan preocupado de implementar un currículum que cuenta con una versión más ambiciosa, expuesta en El Curso del Mundo, y que requiere de 8 a 10 horas a la semana, todas las semanas, desde Infantil hasta Bachillerato, y otra abreviada, en Empoderar alumnos para la mejora del mundo en 60 lecciones.

“Se trata de desarrollar las capacidades de los jóvenes de comprender qué significa un mundo sin pobreza, de que eso le importe, y la destreza de poder hacer algo que permita llegar a ese mundo, o a un mundo donde no haya hambre, donde haya igualdad de género, etc.”, explica Reimers.

Conocimientos, pero no solo

No es un currículum en el que no aparezcan los conocimientos. De hecho, la lista se amplía con contenidos no siempre presentes, como demografía, salud pública y conflictos globales. Estos figuran en el bloque cognitivo, junto con el pensamiento, el procesamiento cognitivo y la innovación y la creatividad para resolver problemas de forma novedosa. Pero al bloque cognitivo hay que sumar dos más: trabajar con los demás (colaborar, resolver diferencias, etc.) y conocerse a sí mismo (aprender de la propia experiencia, fijarse metas propias, controlar las emociones…). “La idea es que una Educación buena, transformadora, íntegra, permite desarrollar todas esas capacidades”, plantea.

Según la encuesta Talis de la OCDE, en España, un poco por debajo de la media, el 65% de los alumnos acuden a escuelas donde sus profesores piensan que deben formar íntegramente al alumno, que no deben transmitir solo contenido sino ayudarles a desarrollar sus capacidades sociales, su conocimiento cívico. El 35% restante acude a centros donde no hay un acuerdo en torno a esto.

 

65%
de los alumnos

en España acuden a escuelas donde sus profesores piensan que deben formar íntegramente al alumno

En nuestro país ha sido la Institución Educativa SEK la que se ha fijado en los preceptos de Reimers, no de momento el Ministerio de Educación, como en otros países, pero el experto tiene grandes esperanzas en esta primera colaboración: “No es demasiado productivo que yo diga “EEUU tiene más tradición” o “La expresión más fiel está en la ciudad de Nueva York”. Porque la reacción en una escuela en España sería: “Qué buena suerte para los de Manhattan, pero… ¿qué tiene eso que ver conmigo?”. En cambio, si se logra una versión de esto en Institución Educativa SEK tendría un efecto mucho más empoderador en la sociedad española: “Hay escuelas en mi sociedad haciendo esto. Yo también podría, y además puedo conversar con ellas”.

Evaluar sin rankings

Hila esto con su perspectiva de evaluaciones como PISA, de la OCDE, y su utilidad: “Es mejor promover el cambio de una forma distinta al ranking. Comparar países en desempeño promedio de sus alumnos no es demasiado útil. Crea la ilusión de que todos los alumnos del país están reflejados en ese promedio, lo cual no es cierto. La variabilidad entre los países es tan interesante o más que los promedios”.

«Un país como Singapur, que suele salir muy bien en los rankings, tiene camino por recorrer en atención a niños con necesidades educativas especiales”, prosigue, “en EEUU, en cambio, hace tiempo que se trata de integrar en la mayor medida posible a niños con necesidades educativas especiales en la escuela. Cuando las muestras de PISA toman a niños con 15 años ahí están todos. Eso no es cierto en Singapur. Los niños con necesidades educativas especiales están en escuelas separadas, que no participan en Pisa. Pero tampoco es cierto en México, donde para el momento de estar en 15 años un tercio de los niños ya no están en la escuela… Los rankings en base a Pisa no hacen un trabajo demasiado sofisticado. Y lo mismo con los rankings de escuela”.

Dicho esto, matiza: “Yo no creo que PISA sea una conspiración neoliberal para cambiar la Educación y es más lo que ha aportado que lo que nos ha quitado, pero me interesa más que gracias a ella sepamos, por ejemplo, que la excelencia no está reñida con la igualdad, o que la autonomía no siempre es buena”.

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Me interesa más que gracias a PISA sepamos que la excelencia no está reñida con la igualdad

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La idea de un currículum mundial no es nueva. Tiene 2.000 años: “Se le ocurrió por primera vez a un escritor de teatro romano, Terencio, que decía que habría que aprender a vivir de manera que nada humano nos fuera ajeno. Pero como aspiración que deberíamos lograr para todas las personas es mucho más reciente, dado que hace solo siete décadas que tenemos a todos los niños del mundo matriculados en la escuela”.

El reto del cambio climático

Hoy en día, el fin de esta formación para la ciudadanía global se traduce en formar “para un mundo donde quepamos todos y podamos relacionarnos con el ambiente de una forma sostenible”: “El cambio climático, una realidad fundamentada en investigación científica, es uno de los desafíos más urgentes que deberíamos atender. La velocidad del cambio climático, el daño que está haciendo, es irreversible. Y tengo la impresión de que la mayor parte de los sistemas educativos no han asimilado la urgencia de este desafío, de plantearse qué tenemos que enseñar en la escuela para empezar a comportarnos de una forma en que tengamos un planeta que transmitirles a nuestros hijos y nietos y a sus hijos, y a los descendientes de otras especies. Un mundo donde la vida pueda continuar y donde quepamos todos”, asevera Reimers.

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Tengo la impresión de que la mayor parte de los sistemas educativos no han asimilado la urgencia de este desafío

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Esta formación se traduce tanto en el currículum, “una herramienta muy poderosa, lo primero que hay que hacer”, como en la formación del profesorado, “pues el currículum no se enseña a sí mismo”. En este sentido, añade Reimers, “muchos docentes, cuando les pregunto qué tratan de enseñar, no van más allá de los propósitos inmediatos de su disciplina, como si los medios se convirtieran en fines. Es muy difícil transmitir a los alumnos las competencias del siglo XXI por parte de un profesorado que no las tiene, animarles a ser innovadores si sus profesores no lo son”.

Añade: “La función de la buena Educación es ayudar a los alumnos a pensar por cuenta propia. No decirles qué deben pensar. Y obviamente hacer eso con destreza requiere mucha capacidad por parte del profesorado y apoyarse en otros, pues un profesor no puede tener conocimiento profundo de todos los temas, pero debe tener la humildad para reconocer qué cosas no sabe y apoyarse en aquellos que saben más”.

A este respecto, sobre si la transmisión de valores cabe en la escuela o si los padres han de tener la exclusividad, concluye: “La escuela fue inventada para que hubiese unos códigos mínimos comunes. Es muy difícil vivir en una sociedad en la que los padres escogen si las mujeres tienen los mismos derechos que los hombres o si no los tienen, porque todos los niños van a vivir en la misma comunidad”.

¿Un país, un currículum?

El experto insiste en un balance, en los desarrollos curriculares, entre lo universal, lo estatal y lo local. “Debe haber ciertas cosas que todos los miembros de nuestra especie deben aprender, sin importar dónde han nacido, como la idea de Derechos Humanos”, subraya. “La Educación tiene esa responsabilidad normativa, y, aunque haya unos códigos nacionales, una adecuación a cada entorno, no creo que todo el currículum deba ser diseñado desde un centro, una ciudad o una comunidad”, explica, “parte de la tarea de la Educación es permitirnos entender la universalidad de ciertos aspectos de la cultura”.

Para Reimers, sin esos mínimos compartidos se amplía el riesgo de brecha territorial. Lo ve en EEUU, donde no existe un currículum nacional, sino que cada estado tiene el suyo: “Esto conduce a una escuela pública enormemente desigual y a una sociedad enormemente dividida desde el punto de vista de las diferencias socioeconómicas y de las capacidades culturales. En parte de EEUU hay personas con una ignorancia profunda de las ciencias, lo que les lleva a hacer cosas perjudiciales para sus hijos y a seguir a demagogos que piensan que en el mundo la verdad es una invención”.

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Comentarios

  1. Evaristo Méndez Quintero
    6 de julio de 2019 18:04

    El planteamiento del Dr. Fernando Reimers de proponer un curriculum que empodere a los alumnos de manera de adquirir una ciudadanía internacional sin descuidar lo local es de vital importancia para el futuro inmediato de la sociedad mundial y de sus instituciones. Hay que comprender que vivimos en un mundo interrelacionado y cambiante que exige al sistema educativo una renovación para que sus egresados puedan liderizar adecuadamente dicho mundo. En lo particular puedo complementar esta idea aportando un modelo de gerencia educativa, ya elaborado, que permita la eficacia y la eficiencia de la propuesta del Dr. Reimerns.
    Att
    Evaristo Méndez
    Dr. en Ciencias de la Educación
    Evaristomendez22@gmail.com
    Celular: 603174002
    Madrid-España

  2. MARISELA ZAMORA ANAYA
    1 de octubre de 2021 04:38

    Me agrada el enfoque de Reimers, deseo saber cómo concibe la formación de docentes en el contexto de las competencias globales