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Motivar a los niños para aprender es posible

Raquel Prieto
Centro de Psicología Álava Reyes
10 de marzo de 2020
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® FRESHIDEA

Fijémonos en una niña cuando está aprendiendo a caminar, a nadar, o a escribir. Podemos comprobar que es un momento altamente estimulante e ilusionante para ella, incluso divertido. Cuando aprendemos cosas vemos que somos capaces de avanzar, de adaptarnos mejor a nuestro entorno, entendemos mejor el mundo que nos rodea y se nos abren nuevas posibilidades con cada aprendizaje. Entonces, ¿por qué a veces resulta tan complicado mantener a los niños motivados para aprender?

Los profesores, y también los padres, nos encontramos con un problema muy común en el día a día con los niños, la falta de interés por entender y aprender lo que intentamos enseñarles. ¿Qué es lo primero que se nos viene a la cabeza ante estas situaciones? Que son unos vagos, que su atención se va a otras cosas, que no lo entienden, que no les interesa, etc. En el caso de los centros escolares, también puede tener una gran influencia que las condiciones en las que se intenta enseñar no son las más facilitadoras de la motivación, como programas muy cargados, muchos alumnos por clase, materiales inadecuados, etc. Como no tenemos posibilidad de controlar o cambiar estas condiciones, tendemos a valorar de manera pesimista la posibilidad de motivar a los niños. Pero hay cosas que sí están en nuestra mano, como profesores y como padres, para conseguir que los niños se interesen de verdad en lo que pretendemos enseñarles, de manera que se esfuercen y dediquen el tiempo necesario para aprenderlo. A continuación, se indican algunas pautas útiles que podemos utilizar.

Hay cosas que sí están en nuestra mano, como profesores y como padres, para conseguir que los niños se interesen de verdad en lo que pretendemos enseñarles

  • Utilidad. Plantear la realización de la tarea y el aprendizaje como algo relevante, clave y útil para conseguir un objetivo importante para el niño (“aprender a hacer este tipo de ejercicios te va a ayudar a aprobar el examen”).
  • Ilusionarle con conseguir una meta. Establecer metas realistas (“no se trata de hacerlo perfecto en este momento, intenta ir comprendiendo lo que te piden en el ejercicio y los pasos que hay que dar”). Cuando los niños empiezan las tareas con unas expectativas elevadas, de que a la primera les va a salir o se lo van a saber perfecto, es muy probable que lleguen a la frustración, ya que el proceso de aprendizaje conlleva que al principio haya errores y que se necesite la práctica para ir mejorando la ejecución. Por ello, es importante focalizarse en el proceso, independientemente del resultado (“¿qué pasos tienes que dar para llegar al resultado?). De esta manera evitamos que los niños se orienten a la tarea únicamente con la intención de realizarla correctamente, sin pararse a reflexionar, a planificarse y dividir la tarea en partes para resolverla paso a paso.
  • Seamos una guía facilitadora. Ante un bloqueo del niño, sugerirle estrategias para hacer la tarea, ayudándole a reflexionar (“¿cuál es el contenido esencial del texto?”). Cuando los niños tienen dudas, o tienen dificultad en realizar la tarea tienden a abandonarla o evitarla. No debemos darle la solución, sino analizar la dificultad con él y darle pistas que le guíen en la ejecución, animándole a que la próxima vez ya no va a cometer el mismo error porque sabrá cómo hacerlo y le saldrá mejor.
  • Lo que se consigue con esfuerzo, se valora más. Ante la dedicación y el interés del niño por resolver un ejercicio o comprender un tema, es importante valorar ese esfuerzo, aunque el resultado todavía contenga errores. Además de este refuerzo, por parte del entorno, como puedan ser los profesores, los padres o los compañeros, se pueden incluir preguntas como ”¿qué se siente cuando ves que eres capaz de hacerlo?”. De esta manera, el refuerzo y reconocimiento por lo que han hecho también procede de ellos mismos, por la satisfacción de avanzar, de entender cosas nuevas y llegar a dominarlo. Esto favorece que en el futuro quieran seguir experimentando esta satisfacción y, por tanto, estar interesados e implicados en seguir aprendiendo.

Raquel Prieto, psicóloga general sanitaria.

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