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Trazabilidad educativa de presentes con futuro

El sector educativo tiene que “adaptarse para encarar el futuro; acelerar el proceso de vivir dentro de lo que hay, con resiliencia y acomodación a un cambio en todo”.
Evaristo GonzálezLunes, 19 de octubre de 2020
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Alumnado y profesorado nos encontramos en formato digital, sin estar muy preparados para ello pero sobreviviendo a la fuerza. © DJVSTOCK

Seis meses después del confinamiento en los domicilios, hemos vuelto a otras reclusiones propias de la normalidad educativa: entre las cuatro paredes de las aulas, dentro de las diversas pantallas, con las habituales rutinas y, además, con el día a día distinto, en el que hay que incluir la protección sanitaria, la Educación en la prevención y las emociones provocadas por el miedo como enemigo y aliado a la vez.

Situaciones así, desconocidas hasta ahora, han incrementado las predicciones del cambio educativo, las transformaciones como paradigma hacia una nueva era, acrecentadas por los efectos de la pandemia.

Quienes aprovechan estos momentos, abren los ojos y la mente para pergeñar cambios necesarios y adaptaciones a futuros posibles se encuentran con quienes creen que todo pasará y que volveremos a seguir como siempre, o sea, como antes de todo lo actual; pero, en el fondo y en la forma,  influidos por un cambio más profundo y transformador de lo que parece. Optimismo, pesimismo y realismo: he ahí varias combinaciones posibles.

Encuentros

Insistimos. Desde marzo hasta aquí las referencias a la transformación, a los nuevos tiempos educativos han surgido por doquier, prueba de que el mundo educativo invierte muchos esfuerzos y compromiso en la adopción de otras metodologías, herramientas y estrategias al ritmo de las demandas de lo que creemos que pide el futuro.

Testigos son tantos webinars emitidos, con referencias repetidas hasta la saciedad y mención a nuevas eras: lo viejo suplantado por aquello que sin el virus ya estaba presente pero quizá no  parecía tan fácil de ver y menos de conseguir, cuando desde hace años las líneas de futuros posibles han girado en torno a eso en que pensamos y que cuesta instaurar en todas las aulas. No es tan fácil transformar la enseñanza del día a día, de por sí conservadora en general.

La obligada digitalización y los encuentros virtuales desde marzo han sido ventanas electrónicas no a mundos nuevos sino a lo que ya teníamos y sabíamos, solo que, en vez de los muros físicos, se ha visto reflejado en el rectángulo de pantallas compuestas por otras minipantallas con personas expertas.

La aproximación al  formato televisivo con nosotros como protagonistas, una nueva proyección de imágenes donde el medio y el mensaje se dan la mano y el rastro digital ahí, todo está al alcance del mejor postor. Alumnado y profesorado nos encontramos en formato digital, sin estar  muy preparados para ello pero sobreviviendo a la fuerza, aunque vivamos en digital desde hace tiempo. Hasta hubo quienes castigaron a sus alumnos con los efectos de trasplantar el horario presencial al virtual, como si ambos mundos educativos fueran los mismos.

Ahora que ya nos hemos visto las caras en vivo y en directo sin pantallas, ¿somos como antes?

Realidades

El rodaje por el nuevo curso está lleno de seguridades e inseguridades, como pasa en todos los ámbitos de la sociedad, solo que alumnado y profesorado convivimos en la primera línea sanitaria y educativa, juntos pero separados, distantes pero cercanos, expectantes pero adaptados, con elementos que pretenden ser barreras de contención mientras la nueva normalidad avanza.

La mascarilla como diminutivo de la palabra Máscara, objeto arraigado desde la antigüedad en las costumbres, teatros, ceremonias, para ocultar total o parcialmente el rostro. Enseñar y aprender sin verse las facciones, adivinando expresiones, recomponiendo rostros e identidades, ocultando emociones y con el tono de voz mediatizado y distorsionado por la barrera.

Son formas actuales de enseñar, aprender y convivir en entornos educativos seguros donde las incertidumbres, las inseguridades y las preguntas sin respuesta nos acompañan.

Emociones

Hubo consignas y avisos desde junio como si fueran un SOS continuo: el alumnado necesitará acompañamiento emocional para la vuelta a esta supuesta normalidad. ¿Protección o sobreprotección?

Niños y adolescentes disponen a su manera de recursos propios reguladores que les ayudan a adaptarse a situaciones de todo tipo. Actualmente no olvidemos que se acorta la infancia y se alarga la adolescencia, con efectos en los mecanismos personales. La ayuda del adulto es muy necesaria pero quizá no del todo imprescindible.

Una prueba es establecer un diálogo en clases diferentes sobre el tema y observar sus mecanismos, y más en un mundo digital. Demuestran adaptación a las nuevas costumbres sanitarias (aunque fuera de los centros educativos las pueden incumplir tanto como algunos adultos), acomodación a lo incierto, adaptación constante, consciencia de que no podemos controlarlo todo, flexibilidad y observación acertada, con reflexiones de alto valor.

Muchos opinan que este presente es un paréntesis para seguir como estábamos cuando esto pase, sin ser conscientes del todo de que el presente incierto y difícil prepara un futuro conectado con el pasado reciente. Otros predicen nuevas épocas que se forjan desde la reflexión: cambios de era, un nuevo siglo a partir de hora, reprogramación de las personas ante tantas incógnitas.

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Hay un impulso de ver a los adultos como imprescindibles, de creer a los adolescentes desamparados cuando han estado más socializados que nunca pero en formato digital

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En cuanto a acompañamientos, en adolescentes no parecen necesitarlo todos. Entre algunos sectores y expertos, hay un impulso de ver a los adultos como imprescindibles, de creer a aquellos desamparados en estos meses cuando han estado más socializados que nunca pero en formato digital, juntos en redes, con nuevas amistades, compartiendo, creando o pasando el tiempo a saber por dónde y con quién. ¿Sabían las familias dónde estaban sus hijos?

Septiembre parecía el mes de la salvación, cuando hace meses que acabó el confinamiento y el tiempo asignado a las vacaciones curó ciertas heridas. La tutorización es importante pero con respeto a cómo cada adolescente se ha buscado recursos para evitar la soledad y encontrar ese acompañamiento en horizontal.

La personalización de los espacios virtuales y la consiguiente socialización les han ayudado más de lo que pensamos. Además de las redes sociales, las consultas de autoayudas varias en internet o el recurso a las series de TV y los juegos virtuales han incrementado el uso hasta caer en el abuso, pasando de la individualidad a la socialización. Uno de los últimos ejemplos está en  el videojuego de moda, con millones de descargas de la app: Among us.

Trazabilidades

El término se popularizó hace tiempo con el seguimiento de los alimentos en otras crisis anteriores. Ahora se aplica al rastro de los contagios provocados por la pandemia Covid-19. El referente es conocer las diferentes etapas de un proceso de contagio y personas afectadas.

Aplicado al momento educativo actual, quienes trabajamos de cara al público en edad escolar, con las medidas de protección que dictan las autoridades, sabemos qué nos ha comportado en nuestra vida y cómo hemos encarado la nueva situación.

Desde la experiencia en la dirección de un centro educativo público, cuyo equipo directivo ha dedicado los tres últimos meses (junio, julio y agosto) a preparar el nuevo curso, en un espacio donde conviven casi 1.000 personas, se pueden compartir algunas trazas para seguir su evolución:

  1. El histórico de las decisiones de las autoridades y medidas adoptadas para iniciar y continuar el curso: las hemerotecas y redes sociales son testigos de cambios, indecisiones, afirmaciones, decretos, instrucciones y, sobre todo, una estrategia operativa dicha por personas con alta responsabilidad en el mando educativo cuando se cambian normas a menudo: adaptarse no es improvisar.
  2. Presencialidad por encima de un virtualidad imprescindible: la presencial física como necesidad y su adaptación a otros modelos por posibles confinamientos . Según cómo evolucione la sanidad y cómo cada centro afiance la obligación de la Educación virtual, se comprobarán los cambios de antes de junio a ahora. Una estrategia interesante puesta en marcha es la creación de manuales muy concretos y detallados con pautas para las clases presenciales, que han de incorporar la virtualidad en las aulas, y clases únicamente virtuales en caso de confinamiento. El documento se adapta al profesorado, alumnado y familias y se les envía por correo electrónico. Es un compromiso a cumplir desde el inicio de curso. Después de 21 cursos con las TIC presentes en las aulas, es una propuesta que invitamos a tener en cuenta.
  3. Importancia del acompañamiento continuo a la comunidad educativa que tenga dudas sanitarias o haya de someterse a decisiones médicas: Desde la dirección es preciso este esfuerzo para aportar proximidad y cierta seguridad. ¿Cómo? Centralizar todas las comunicaciones sobre estos temas en la dirección del centro, responder a todos los mensajes con empatía y seguir su evolución. Es un proceso que implica mucho tiempo pero transmite sentido de comunidad, cercanía y humanidad .
  4. El valor de la comunicación continua, transparente, rápida y verídica, a la vez para todos: más seguridad se consigue con estrategias que creen confianza, con mensajes periódicos claros, sin engaños. El correo electrónico, las redes sociales, las plataformas usadas, la web y las actuaciones directas (vía telefónica o presencial), todo coordinado bajo las mismas directrices, crea un ambiente propicio. Nunca como ahora la gestión de la comunicación en las organizaciones ha sido tan vital.
  5. Adopción de una posición positiva hacia una realidad que nos acompañará: adaptarse para encarar el futuro. Acelerar el proceso de vivir dentro de lo que hay, con resiliencia y acomodación a un cambio en todo. Cómo ir a la normalidad y vivir en un entorno al que se ha de integrar nuestra vida.
  6. El sentido común: después de seguir a las autoridades y conocer las normas, que pueden evolucionar y adaptarse a cada momento, obrar con sentido común es la mejor opción. Y provocar que esta forma de proceder se afiance en el alumnado cuando las preguntas no tienen respuestas. Debemos por tanto, educarnos en adquirir un buen sentido común, pensando en todos, no en egoísmos ni personalismos.

Estamos ante un presente diferente y continuo. Significa una nueva oportunidad para ver más allá desde el más acá. Vivimos inmersos en interrogantes y rocambolescas decisiones de las autoridades, de todos conocidas. También estas forman parte de esa trazabilidad a la que habrá que seguir su evolución.

Una vez más, la cordura y el buen hacer de los profesionales de la Educación se ha de imponer al desconcierto, falta de recursos y consignas de quienes hace tiempo que no pisan esas aulas que preparan  para el futuro. El hoy forma parte del mañana.

Evaristo González Prieto. Profesor y director del INS “Torre del Palau” de Terrassa (Barcelona).

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  1. Emocions i raons de la tecnologia mòbil a les aules - El Diari de l'Educació
    18 de marzo de 2021 23:10

    […] desconeguda fins ara. En certa manera, i a ritmes diferents, s’hauria d’avançar cap un aprenentatge híbrid, dins una transició que ha d’adaptar-se a una realitat deixada al descobert per la covid19. És […]