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Los falsos dilemas educativos: libros de texto o apuntes, competencias o conocimientos

En tiempos de reformas educativas es habitual que unos y otros debatan acerca de lo que conviene a nuestro sistema educativo. Ahora estamos en la fase de reforma de los currículos y las corrientes educativas se enfrentan entre partidarios y detractores de conocimientos y competencias, como si de un dilema irresoluble se tratase.
Diego FranceschMartes, 1 de junio de 2021
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© VectorMine

El debate es importante, pues como dice el exministro luso Nuno Crato, sobre la reforma de su país, en la monografía Propuestas educativas audaces (UCJC, 2021), “todo empieza con el currículo, como dejamos bien sentado y repetimos durante los debates sobre reforma educativa”. Y deja claro que “incluso cuando hacemos hincapié en las aptitudes, las llamadas competencias, actitudes u objetivos cívicos, la escuela pierde su propósito si no transmite conocimientos”.

“Lo teníamos muy claro: sin una base de conocimientos sustancial, el alumnado no puede adquirir una apreciación de la asignatura, desarrollar capacidades avanzadas, progresar en ninguna carrera, ni alcanzar un nivel elevado de conocimientos y aptitudes en ninguna materia”, añade el exministro portugués.

Y, junto a ello, los libros de texto. “Los libros de texto han sido y siguen siendo fundamentales para transmitir el currículo”, señala Crato en la citada monografía. “Pueden ser en papel, digitales o mixtos, pero lo más importante es que deben tener una calidad alta para ayudar a docentes y estudiantes”.

Además, Crato señala que “los libros adaptados a los estándares, y en consecuencia a la evaluación estandarizada, demostraron ser útiles para los docentes, simplificando su trabajo y proporcionándoles una guía segura”.

Francisco López Rupérez "La reforma curricular y el libro de texto" "

Se advierten en el discurso político algunos elementos que comportan prejuicios ideológicos muy arraigados

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En nuestro país, sorprende que en el webinario El currículo a debate organizado por el Ministerio de Educación para preparar la reforma curricular, en el último foro, dedicado a los centros educativos, el pasado mes de abril, la mayoría de los participantes presumieron de que “el cambio empezó cuando abandonaron el libro de texto”.

El debate está en el aula

El debate acerca de la conveniencia de uno u otro estilo educativo ha llegado al aula y algunos docentes ya apelan a la autonomía pedagógica para quedar al margen de lo que se apruebe. Las redes sociales reflejan este debate y el director de instituto, Toni Solano, lo refleja con ironía en uno de sus tuits: “El problema no es que el currículo lo hagan expertos de salón o docentes de aula, sino que no lo hagan a la medida de mi práctica docente”.

La reforma curricular llega a distinguir entre los aprendizaje básicos imprescindibles, que son los que quiere asegura el Ministerio, de los aprendizajes deseables, nueva dicotomía que perjudica la adquisición de conocimientos, pues si el listón lo ponemos por abajo, todos tenderemos a exigir el mínimo y no el máximo y, al final, no alcanzaremos no siquiera ese mínimo.

Francisco López Rupérez lo explica con claridad en La reforma curricular y el libro de texto (Anele): “Junto con este esfuerzo de racionalidad pedagógica, se advierten en el discurso político algunos elementos que comportan prejuicios ideológicos fuertemente arraigados, que carecen de una base científica, se alejan del consenso internacional sobre el enfoque del currículo por competencias y llaman a la desconfianza”.

“Tal es el caso –continúa– de la descalificación de la memoria y del ‘academicismo’, de la defensa de la ‘pérdida de peso curricular’, o el postular ‘no seguir ofreciendo la escuela de unos pocos a todos los alumnos’, en vez de hacer todos los esfuerzos necesarios para ofrecer exitosamente esa ‘escuela de unos pocos’ al mayor número posible de alumnos”. “Junto con la función decisiva del profesorado, el libro de texto puede y debe desempeñar un papel básico, aunque su naturaleza sea coadyuvante o auxiliar”, añade López Rupérez.

Partidarios y detractores

  1. El debate está bastante viciado de partida entre partidarios y detractores de los conocimientos y las competencias, cuando ese no es el asunto. “Como todo en la vida, la polarización de las ideas no conduce a nada constructivo. Plantear el debate sobre la enseñanza o la reforma del currículo en términos de ‘memorización sí o no’ es, de partida, pervertir el debate”, dice la directora de la Conferencia de Decanos de Educación, Carmen Fernández Morante.
  2. Desde el sindicato CSIF advierten que “se vuelven a poner sobre la mesa propuestas contradictorias y que han sido probadas anteriormente con escaso éxito, como por ejemplo, que la enseñanza sea menos memorística porque creemos que no se puede aprender a pensar sin el aprendizaje previo de los contenidos”.
  3. Por su parte, el economista de la Educación Lucas Gortazar señala que “la mirada patrimonial de las disciplinas y asignaturas (y la estructura de intereses que la subyace, sobre todo en la ESO) es quizás el principal escollo para que una reforma curricular profunda tenga éxito”.
  4. Para el profesor de Historia Pascual Gil, “que todos no vamos a aprender ni a saber ni a lograr lo mismo es algo obvio, pero eso es un resultado, no una premisa de la que partir. Lo primero presupone oportunidad, lo segundo es una condena”.
  5. Uno de los responsables de la actual reforma, César Coll, recuerda en Niusdiario que “ha habido un falso debate sobre que las nuevas propuestas no le dan la importancia que merece a la memoria. Pero esto no es cierto. Un enfoque competencial significa ser capaz de actuar de manera competente en una situación determinada. Pero para trabajar de una manera competente se necesita haber aprendido, haber memorizado”.
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