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La Educación es un derecho. Ir al colegio, un privilegio

Volver al colegio o ir por primera vez implica un periodo de adaptación a las clases, a otros compañeros, al maestro. Es un mundo nuevo por descubrir.
Javier Urra
Dr. en Psicología y Dr. en Ciencias de la Salud
14 de septiembre de 2021
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© Gstudio

La participación de la familia en la escuela debe seguir alcanzando altas cotas de colaboración entre padres y maestros con la finalidad común del mejor conocimiento de nuestro hijo-alumno.

Los padres deben interesarse por cómo pasan el día en el colegio, las tareas que traen a casa. Los deberes fomentan la autonomía y responsabilidad en los niños. Los padres pueden ayudar/supervisar, pero no hacerlos por ellos; pueden contribuir a fomentar los hábitos de lectura y escritura, distribuir el tiempo para cada asignatura, para el estudio y el ocio, y a mayor edad se trabajarán las técnicas de estudio con él.

En los primeros cursos con media hora que dedicaran sería suficiente para emplear aproximadamente una hora y media en cursos posteriores. Si además practica alguna actividad extraescolar, se debe cuidar que los niños tengan tiempo para jugar o estar con sus hermanos o amigos.

Los maestros y padres estiman conveniente que los niños hagan los deberes en casa desde pequeños para adquirir hábitos de estudio y reforzar lo aprendido en clase. El estudio es importante porque ayuda al niño en su desarrollo personal y madurativo.

Hay que enseñar a estudiar, a planificar, a organizarse, a concentrarse, a aprovechar y dosificar el tiempo. Este proceso se tiene que ir dando desde que son pequeños como otro de los hábitos diarios que debe aprender.

Para ser eficaz en los estudios lo que se precisa es atención, no muchas horas perdidas, motivación, ánimo dispuesto para poder asimilar lo que se estudia y concentración para no verse sometido a continuas distracciones. Obviamente se necesita voluntad, empeño y constancia.

La concentración puede ser fomentada en los hogares desde edades tempranas, por ejemplo dibujando, haciendo puzles, escribiendo un cuento y leyéndolo.

Los tiempos de estudio y de ocio deben estar claramente diferenciados. Mientras no terminen sus tareas no tendrán juegos, tele u otras actividades.

Cuando empezamos a ver que nuestro hijo va mal en el colegio, debemos hablar tanto con él como con su tutor para poder verificar las causas de esta situación: falta de motivación, de esfuerzo, distracciones, no tener un buen hábito de estudio, falta de potencial cognitivo, cuánto lleva sucediendo, si es por algún tipo de cambio que se ha producido en el aula o en el ámbito familiar…

Cuando empezamos a ver que nuestro hijo va mal en el colegio, debemos hablar tanto con él como con su tutor para poder verificar las causas de esta situación

Puede suceder que eludan responsabilidades y no quieran estudiar. No tienen hábito de estudio, por lo que conseguirlo será lo primero en lo que trabajar. Los padres deben ser conscientes del problema y cooperativos, interesarse por el horario de sus hijos y así poder establecer un plan de estudio.

El hábito de estudio debe crearse día a día, con un horario, un entorno propicio y desarrollar la capacidad para aislarse, para concentrarse en silencio.

Tiene que tener un lugar donde estudie, donde no tenga distracciones, una mesa y una silla que le sean cómodas y una luz que le permita realizar sus trabajos. Hay que proveerlo de todos los recursos necesarios para que no se tenga que levantar una vez haya empezado a estudiar, ya que perdería toda la concentración.

Es importante empezar a estudiar por las materias más complejas y terminar con las que le requieran menor esfuerzo. Es necesario estudiar unas horas, pero resulta negativo estar siempre estudiando en detrimento de otras actividades también necesarias. Incluso cuando veamos al niño cansado es mejor que se tome tiempos de descanso para que no se agote.
Cuando nuestro hijo haya conseguido logros se le debe reforzar positivamente para que siga trabajando de igual manera y avanzando.

Bueno es que los hijos aprendan idiomas, pinten, toquen un instrumento musical y practiquen un deporte porque supone desarrollar una afición, conocer gente magnífica, evolucionar como persona y quizás encontrar una profesión, pero hemos de conciliar los horarios. No estresemos a los niños haciéndoles la proyección de unos adultos en reducido. Ni comprometamos su disponibilidad para el trabajo escolar.

Las actividades que se practican en grupo y que fomentan las relaciones con otros niños están indicadas para aquellos que son tímidos e introvertidos, como el teatro. Hay otras que favorecen la concentración, como la pintura; las que se desarrollan de manera individual, por ejemplo, tocar un instrumento, jugar al tenis… son buenas para los niños perezosos. Otras como el judo o el ajedrez son propicias para los niños más inquietos.

Las actividades deportivas contribuyen al desarrollo físico del niño y de su percepción espacial, coordinación motora y equilibrio. Aprenderán a ganar y a perder y a aceptar las normas. Las actividades artísticas desarrollan la creatividad y la imaginación.

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