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La nueva ley de FP, el arma del Gobierno contra el paro juvenil

El texto de la norma es aprobado en el Congreso de los Diputados. Tras su paso por el Senado, se prevé que eche a andar en el primer trimestre de 2022.
RedacciónMartes, 21 de diciembre de 2021
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La ministra Pilar Alegría visita el CPIFP “Corona de Aragón” en Zaragoza, pionero en FP, el pasado octubre. MEFP

La ministra de Educación y Formación Profesional, Pilar Alegría, heredó de su predecesora, Isabel Celaá, el desarrollo curricular de la Lomloe y la tramitación de la Ley de Ordenación e Integración de la Formación Profesional, la “joya de la corona” de su departamento, como reconocía el pasado 14 de diciembre, durante la celebración de los Premios Magisterio.

Dos días después, con las abstenciones de Vox, la CUP, ERC, UPN, BNG, PdeCat y Junts per Catalunya y el voto en contra del PP (180 votos a favor, 88 en contra y 75 abstenciones), la norma salvaba el Congreso y pasaba al Senado. La intención del Gobierno es que esté aprobada definitivamente en el primer trimestre de 2022, y el tiempo apremia, pues, con un más de un 30% de desempleo juvenil, la tasa más alta de la UE, la norma se ha presentado como su principal antídoto conocido, un antídoto que permitirá, de paso, mejorar la cualificación media de toda la población española.

Así lo reconocía el pasado jueves la ministra Pilar Alegría, celebrando a través de Twitter la aprobación en el Congreso de una norma que vendrá a ofrecer “una Educación moderna e innovadora que suponga un acceso a un empleo digno y de calidad” para muchos jóvenes (son ya un millón en el presente curso, un 4,1% más que el anterior, pero representan al 12% del total, la mitad que en la OCDE), así como una formación en permanente actualización para que trabajadores y desempleados puedan mejorar sus opciones en el mercado laboral.

Al tiempo, se prevé que más de tres millones de personas puedan acreditar sus competencias en los próximos cuatro años gracias al RD 143/2021. Hoy en día, 11 millones de trabajadores no tienen reconocida ninguna competencia.

Las claves del cambio

Dotada con una inversión de 5.474,78 millones de euros (1.550 procedentes de los fondos europeos), la ley de FP tiene prevista una implantación en cuatro años. La norma, que sustituye a la de 2002, regula un modelo único de Formación Profesional (ya no hay FP del sistema educativo y FP para el empleo, sino un único Registro General de Centros de FP), “flexible, acumulable y acreditable” que se vaya adaptando a las necesidades de la persona a lo largo de su vida profesional, contando con la herramienta imprescindible de la orientación profesional.

Esto se traduce en una oferta modular organizada en itinerarios que permiten progresar a través de cinco grados ascendentes, a modo de muñecas rusas (A o acreditación parcial de competencia; B o certificado de competencia profesional referido a un módulo profesional; C, que reúne varios módulos y conduce a la obtención de un Certificado Profesional; D, que se corresponde con los ciclos formativos de Formación Profesional, y E, en el que se integran los cursos de especialización).

Además, la FP española se parecerá más a la alemana, con una mayor apuesta por el carácter dual y, por tanto, una mayor implicación de las empresas en la formación. A partir del grado C toda la oferta formativa será dual, si bien esta podrá ser genérica (entre el 25% y el 35% de la duración de la formación y el 20% del currículo en la empresa, sin contrato) o intensiva (más del 35% de la duración de la formación en la empresa y más del 30% del currículo, siendo retribuida en el marco de un contrato de formación). Hoy en día, tan solo el 3,6% de los alumnos asiste a la modalidad dual (con un 30% de formación en al empresa, no retribuida todavía en todas las comunidades autónomas) y, para el 97% que asiste a la modalidad tradicional la Formación en el Centro del Trabajo (FCT) supone un mínimo del 11% de formación en la empresa, pero la nueva norma regula no solo cuánto tiempo se pasa, sino qué se hace en ese tiempo (el porcentaje de los resultados de aprendizaje).

A las mejores relaciones con las empresas se sumará una mayor conexión con la universidad, con pasarelas flexibles, que facilitan las convalidaciones y permiten enriquecer el currículo con conocimientos teóricos y técnicos por medio de asignaturas optativas, así como con centros de excelencia conjuntos. También habrá cada vez más alumnos que se beneficien de la movilidad en el aprendizaje, con el reto de que esta alcance el objetivo europeo del 8%.

En esta reconfiguración de la FP adquirirán un gran protagonismo los organismos intermedios: organizaciones empresariales, sindicatos, cámaras de comercio… Estos ayudarán a las pymes, que se podrán agrupar de forma que, por ejemplo, tengan un único tutor compartido.

Un consenso casi absoluto

  • Finalmente el PP pasó de la abstención al voto en contra. De esta forma, no se logró lo que se pretendía: que la de FP fuera la primera ley educativa que cosechara un consenso transversal, que abarcara todo el arco parlamentario. El consenso recabado entre agentes sociales y económicos se truncó al llegar al Congreso.
  • Como sucediera con la ley Celaá muchos preferían el texto original. Desde el PP se considera que el nuevo discrimina a la enseñanza concertada: “En el ámbito parlamentario hemos hecho un esfuerzo por llegar a la abstención aun cuando nuestro modelo era mucho más ambicioso, pero la realidad es que han aprovechado las últimas sesiones para introducir enmiendas que nuevamente discriminaban la enseñanza concertada para priorizar la Pública”.
  • Santiago García, secretario general de la Confederación Española de Centros Educativos (CECE) explica que el giro a través de las enmiendas, que a la garantía de las suficientes plazas añade la coletilla “públicas”, no les gusta “en una ley en la que una de las señas de identidad es la colaboración público-privada, porque sin empresa privada no hay FP y sin FP no hay empleo de calidad”. “Lamentamos que esto que se predica en la ley no se extienda al ámbito de los centros educativos privados, que durante años han estado consiguiendo el acceso de los jóvenes al mercado de trabajo y con los que ahora no se quiere contar por una cuestión ideológica”, expone García, que advierte de que, como con las plazas de Educación Infantil 0-3, se está pensando en su creación inmediata (200.000 en cuatro años) , en gran parte asociada a los fondos europeos, pero sin tener en cuenta que esas plazas hay que seguir manteniéndolas.
  • Por su parte, desde CCOO se solicita una memoria económica que garantice un presupuesto estable, independientemente de los fondos extraordinarios de la UE.

Para mí, la nueva ley de FP una buena noticia porque...

«Me llamo María José González Rojas, tengo 33 años y soy embajadora de Somos FP Dual. Desde mi experiencia personal, la nueva ley de FP es una buena noticia.

Antes de iniciar Formación Profesional había iniciado el Grado de Gestión y Administración Pública, pero lo dejé al quedarme embarazada. Busqué trabajo en la hostelería, pero ante la incompatibilidad con la conciliación me fui al Reino Unido. Allí tenía una casa y un trabajo, y estábamos bien, pero mi padre enfermó de cáncer y volví a España. Trabajé entonces en una empresa de limpieza de colegios, pero los 500 euros al mes no eran suficientes para mantener a mi hijo.

Mi madre me animó a estudiar algo con una salida directa al mercado laboral. Estudié el ciclo de Grado Superior de Gestión de Ventas y Espacios Comerciales. Yo no conocía la FP Dual, para mí era solo una casilla que no sabía si marcar o no. Decidí marcarla y, ya en septiembre, el tutor nos detalló todas las ventajas. Estaríamos tres días a la semana en la empresa y dos en el centro de formación. La idea me encantó, porque ya llegaba a este ciclo con 29 años.

Nos ofertaron varias empresas y, con otros cuatro alumnos, me decanté por Lidl. Me entrevistaron y me aceptaron. En el primer año de formación estuve de cajera reponedora de marzo a junio. Luego estuve toda la temporada de verano. En mi segundo año de formación ya entré en el grupo de responsables de tienda. En junio me llamaron para trabajar. A los tres meses cambiaron mi contrato a indefinido. Entré en turnos de responsabilidad, se me abrieron puertas que ya creía cerradas.

Ahora pienso que si volviera atrás habría ido por Formación Profesional directamente. Yo no tenía una vocación clara, no sabía qué hacer. Ahora me enorgullezco de haber compaginado la dual, con un 9,5 de nota, el trabajo de limpiadora y el cuidado de mi hijo. Se puede. Cualquier persona con ganas lo puede conseguir. El resto de compañeros también está trabajando en la actualidad. Una compañera que sigue en contacto conmigo me llamó hace un mes porque le acababan de hacer fija indefinida.

Creo que la nueva ley va en la buena dirección y que es una oportunidad, porque en muchos trabajos miran tu currículo y te preguntan «¿Y la experiencia?» y eso es lo que la FP Dual te da: la ocasión de demostrar tu interés, tus ganas.

Es una pena que en la actualidad mucha oferta de FP no sea todavía dual, porque hay demanda. Hay gente que incluso se muda a otra ciudad para poder cursar el ciclo en un instituto que tenga la modalidad dual»

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