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Clara Sanz: “Nunca habían sido noticia las colas de estudiantes queriendo estudiar FP”

Un diagnóstico acertado, un plan ambicioso y abundantes recursos procedentes de los fondos de recuperación. La "tormenta perfecta" para que la FP despegue.
José Mª de MoyaMartes, 28 de septiembre de 2021
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Clara Sanz, en la sede del Ministerio de Educación. © JORGE ZORRILLA

Los astros se han alineado para que, tras numerosos intentos fallidos, la FP por fin levante el vuelo. Si grandes compañías como Grupo Planeta o CCC están apostando por estos estudios será porque ven que el mercado ya está maduro. La responsable ministerial lo sabe, nos habla de «revolución silenciosa» y, pletórica, va respondiendo con determinación y entusiasmo a cada pregunta.

Tras años queriendo lanzar la FP parece que ahora tenemos ante nosotros su boom.
—En efecto, ahora sí es el boom de la FP. Durante mucho tiempo se hicieron esfuerzos, pero no eran continuados. Y seguía siendo la opción de segunda, lo que nos alejaba radicalmente de cualquier país europeo. ¿Cuál es la diferencia ahora? Una apuesta no solo a nivel de un Ministerio, sino a nivel de Estado. Nos hemos dado cuenta de que la FP es el elemento determinante para el éxito en la transformación económica a la que nos enfrentamos. Para resolver cualquier problema hace falta tener claro qué hay que hacer y estar dispuesto a hacer un esfuerzo enorme y conjunto, hace falta un plan sabiendo dónde queremos llegar, y recursos. Y ahora mismo tenemos esa confluencia, esa tormenta perfecta. Nunca jamás la FP ha tenido tal respaldo. Las organizaciones empresariales, las organizaciones sindicales, el tercer sector, todos absolutamente tienen claro que es el momento de la FP.

¿Serán suficientes 200.000 nuevas plazas hasta 2023?
—Son cálculos en relación a las necesidades del mundo laboral. Hay empresas que no encuentran trabajadores de esta cualificación intermedia, porque tenemos la mitad de los que necesitamos, aproximadamente, y ahí tenemos que hacer un esfuerzo enorme por ampliar. La estimación es en torno a 200.000 plazas, pero vamos a crear más, y la previsión no solo la estamos cumpliendo sino que la estamos superando. Se han creado más de 120.000 plazas extraordinarias financiadas por el Ministerio en dos años, teniendo en cuenta que son las comunidades las que diseñan dónde las amplían, en qué especialidades. Y hemos librado 15 millones de euros más para las que necesitaban crear aun más, hasta 4.000. Creo que tenemos que hacer una lectura de las colas también en positivo: nunca habían sido noticia colas de estudiantes que quieren estudiar FP y no consiguen su primera opción. Nos choca, pero no nos choca si un estudiante universitario no es admitido en su primera opción, sino en su segunda, que es un poco lo que está ocurriendo en Formación Profesional.

¿Sería conveniente una reordenación de la oferta? Hay ciclos saturados y otros, medio vacíos…
—Sí, hay tarea por hacer, pero las cosas no son tan sencillas. En FP la oferta no ha de responder exclusivamente a la demanda de los estudiantes en un determinado momento. Ese es un elemento de muchos, pero la responsabilidad de las enseñanzas de FP como servicio público es formar a profesionales que van a tener salidas en el mercado laboral. Efectivamente, tenemos que ajustar la oferta, y hay ciclos que están desapareciendo y otros que se están creando, asociados a sectores emergentes. Por ejemplo, tenemos un déficit de mecatrónicos enorme, con empresas que nos dicen: «Nos afincamos en España o no en función de si tenemos esos profesionales». Aunque no hubiera colas para mecatrónicos no sería responsable reducir la oferta. La Administración tiene que potenciarla y explicar que la empleabilidad es absoluta, con un itinerario profesional potente, salarios elevadísimos… Y esto pasa con muchísimos perfiles profesionales.

Y, por el contrario, otros ciclos están a rebosar. La Concertada catalana dice que no se ha contado con ellos para absorber la demanda.
—Nosotros no intervenimos en las políticas educativas de las comunidades. En FP la presencia de centros concertados a nivel global está en torno al 18%. Lo que ha hecho el Ministerio con respecto a la financiación transferida a las comunidades para crear nuevas plazas es decirles que hasta el 20% podían crearse en centros concertados, para mantener los equilibrios. Habrá habido comunidades que hayan decidido que eso era un 5%, un 0% o un 20%, pero nuestro criterio solo era que no se sobrepasase ese 20%. Si uno financia, lo que quiere es que esas colas de personas que quieren matricularse puedan hacerlo en centros que, al estar sostenidos con fondos públicos, tienen una oferta gratuita para el ciudadano.

Otro modo de financiar las plazas de FP sería el cheque escolar, como pide Acade, ¿qué le parece?
—De nuevo es una cuestión de carácter autonómico. A veces se recuerda cuando con la Logse el Ministerio incorporó la posibilidad de concertar el Bachillerato, pero entonces las transferencias educativas a las comunidades no estaban completas. Ahora no es la misma realidad. No tenemos ninguna competencia para determinar que se hagan conciertos o no, que se utilice el cheque escolar o no.

¿Será necesario para los centros privados impartir en presencial para poder impartir online?
—No, es una de las cosas que hemos aligerado. No es necesario estar impartiendo, pero sí estar autorizado, estar en disposición de impartir en presencial porque cumples unos requisitos que garantizan que aquello que vas a dar lo vas a dar con unas condiciones de calidad suficiente. La calidad ha de estar por encima de todo pero los requisitos han de ser los mismos para todos, públicos y privados.

¿De verdad toda la FP será dual?
—Sí. No utilizamos esa palabra de manera gratuita. Dual significa en toda Europa que nadie tendrá un título, de técnico básico, técnico o técnico superior sin una formación compartida en el centro de formación y la empresa. Tanto creemos en ese carácter dual que no solo lo hemos vinculado a la duración, aunque también hemos aumentado los tiempos de estancia en la empresa, tanto en la FP dual general como en la dual intensiva. Incrementar los tiempos por sí solo no genera más calidad, salvo que vaya acompañado de un segundo elemento incorporado en la ley, que es cuántos resultados de aprendizaje se van a hacer en ese tiempo.

Antes me decía que estamos ante una revolución silenciosa… ¿A qué se refiere?
—Sí. La Formación Profesional no da grandes titulares, pero realmente es una revolución. De que tengamos éxito en esta transformación va a depender el posicionamiento de España como país a nivel económico. Y por tanto el bienestar social, el bienestar de todas las familias. Al final estamos hablando siempre de lo mismo, porque el bienestar general tiene que ver con el bienestar de los trabajadores. Las grandes empresas lo tienen claro, por eso están volcadas en la Alianza por la Formación Profesional, están todas. ¿Por qué hemos de hacer ese enorme esfuerzo en que las pymes y micropymes entren en esta rueda de la Formación Profesional? Porque va a ser la que les permita tener profesionales cualificados, da igual 30 que dos, porque va a ser la única manera de mantener la existencia de esas pymes y micropymes, porque la característica específica de nuestro país frente a otros no es el porcentaje de pymes, es el tamaño que tienen. Son mucho más pequeñas que las de otros países. Ahí es fundamental que entre la innovación, y una de las maneras es con estudiantes que rotan por varias empresas, que van llevando lo nuevo y con un mejor acceso a la formación por parte de los trabajadores, que es lo que intenta este sistema.

Quizá nos acerque más a Alemania, con 50 horas de formación anuales, frente a las 17 de España.
—O a las más de 80 horas anuales de las grandes empresas. Teniendo en cuenta una cosa: Cuando hablamos de medias estas pueden ser engañosas. Si se desglosan esas 17 horas de media y vemos cuántas de esas horas son las de los titulados superiores, las de los trabajadores de cualificación superior, cuántas las de los de cualificación intermedia y cuántas las de los de cualificación baja, descubrimos que se forman más siempre aquellas personas que están mejor formadas, con lo cual no estamos hablando de que en promedio los técnicos intermedios se formen 17 horas anuales. Ojalá.

Un trabajador quizá no puede permitirse una formación de 600 horas, pero sí de 50. Pues permitámosle hacerla de 50, y ya irá sumando en su mochila de formación, de manera que al año siguiente pueda hacer otras 50 y las vaya haciendo, las vaya haciendo, porque es la única manera. Sin profesionales que se cualifiquen no solamente en cómo la digitalización y la sostenibilidad transforman cada sector productivo, sino en los avances tecnológicos de cada sector productivo, nuestras pymes y micropymes no van a poder sobrevivir.

¿Por qué las organizaciones empresariales están apoyando este proyecto de ley? Porque las grandes empresas y los departamentos de recursos humanos se han dado cuenta de los errores que hemos estado cometiendo en nuestro país a la hora de seleccionar el personal, porque una persona más cualificada no siempre es mejor para un determinado puesto, igual que no lo es una no cualificada. La persona adecuada para cada puesto de trabajo es la que está formada para ese puesto de trabajo. Cuando determinados puestos se han cubierto siempre con personas sobrecualificadas ha generado un sobrecoste para las empresas, que han tenido que formarles (sabían hacer otras cosas, sí, sin duda, pero no aquello que tenían que hacer). Por eso la oferta de puestos de trabajo en FP está ya equiparada, y en función del año, rebasa o no a la oferta para titulados universitarios, y por eso, con una tasa de paro juvenil que es inasumible, esta misma tasa entre los titulados de Formación Profesional es seis veces menos.

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Sin profesionales que se cualifiquen en digitalización y sostenibilidad nuestras pymes y micropymes no van a poder sobrevivir

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No agradará mucho a las universidades esta dura competidora que les ha salido. 
—Con la CRUE yo tengo una relación estupenda. Aquí nos equivocamos si planteamos las cosas en términos de una pelea a ver quién es mejor. Yo creo que es fundamental tener una universidad de calidad y que es fundamental tener una FP de calidad, porque estamos ocupando distintos espacios y formando a distintos profesionales. Y de lo que se trata justamente es de lo que se plantea en el proyecto de ley, de que haya colaboración. De hecho colaboramos de manera muy estrecha con el Ministerio de Universidades. Nunca diré ni nadie me oirá decir que la Formación Profesional es mejor que otras enseñanzas. No, es mejor para unas cosas y para otras es peor.

Pero la empleabilidad sí es mejor.
—En cuanto a la empleabilidad, los datos son los que son. Son los datos del Servicio Público de Empleo Estatal, que entiendo que está absolutamente fuera de cuestión. La tasa de desempleo es un siete y pico por ciento entre los técnicos y casi un siete entre los técnicos superiores. Seis veces menos que la tasa general. Cuál es entre los titulados universitarios no lo sé, porque no me corresponde, seguro que también es muy buena. Yo sé cuál es la tasa de desempleo general, que está en torno a un 38%, y sé que entre los titulados de Formación Profesional es seis veces menos. Los datos son absolutamente fiables, porque son los datos del SEPE, y están a la vista de cualquiera que quiera verlos.

¿Qué pasos vienen después?
—Esta ley marca un antes y un después. Seguimos trabajando en el Plan de Modernización de la FP, que empezó ya en el año 2020. Todas sus actuaciones están en marcha y tenemos que seguir, avanzando ya hacia el modelo que la ley recoge. Esas son las dos líneas de trabajo, de carácter normativo y más ejecutiva, que pusimos en marcha en paralelo y tenemos que mantener en paralelo. El desarrollo del Plan de Modernización implica desde la creación de plazas hasta la formación del profesorado, la acreditación de competencias profesionales adquiridas a través de la experiencia laboral, la innovación, la investigación aplicada, el emprendimiento dentro de los centros de FP, con aulas de emprendimiento, la creación de una oferta bilingüe o la ampliación de la FP para la población activa, que estamos gestionando con las comunidades con absoluta normalidad.

Más allá de la ley, habrá que modificar varios reales decretos. 
—Una vez aprobada la ley orgánica calculamos que hemos de desarrollar o modificar en torno a 20 normas básicas, reales decretos. Por lo tanto, también debemos hacer todo ese desarrollo reglamentario, ese desarrollo normativo para terminar de montar este nuevo sistema que transforma completamente la Formación Profesional tal y como la entendemos y que va a conseguir ponernos a la cabeza de Europa. Será un modelo de Formación Profesional que atienda las necesidades de formación de la persona a lo largo de toda su vida laboral. El principio de formación a lo largo de la vida no es solamente teórico, sino que luego se tiene que trasladar a la realidad, y por eso esta ley plantea desde formaciones más adaptadas a los jóvenes hasta formaciones progresivamente más cortas, pero más adaptadas a las personas trabajadoras, ocupadas o desempleadas, que tienen ya distintas necesidades de formación, distintas posibilidades de acceder a la formación en base a sus responsabilidades familiares, profesionales, etc. de manera que se convierta la formación en algo absolutamente normalizado, cosa que hoy no pasa en nuestro país. La formación pasará a formar parte de la vida laboral de los trabajadores con absoluta normalidad y toda la formación que hagan va a ser acreditable, acumulable y les va a permitir ir subiendo en un itinerario ascendente de formación. Eso es lo que permite la ley.

Tres años como cuestión de Estado

  • 2018: Plan estratégico de FP. Fue el primer paso para fomentar la FP durante esta legislatura.
  • 2020: Plan de modernización. En julio de 2020 el presidente Pedro Sánchez anuncia el Plan de Modernización de la Formación Profesional, dotado con 1.500 millones de euros.
  • 2021: Proyecto de ley. Antes de final de año estará lista la nueva ley orgánica de ordenación e integración de la Formación Profesional, con una memoria económica de 5.474 millones de euros. Esta, a su vez, requerirá desarrollar o modificar más de 20 reales decretos.
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