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Me aburro... ¿A qué jugamos?

Ana María Reynoso, profesora del Grado en Pedagogía de UNIR, analiza los beneficios del juego, una excelente forma de huir del aburrimiento y apartarse de las pantallas.
Ana María ReynosoMiércoles, 16 de agosto de 2023
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El juego, sea libre, dirigido o combinado, es para los niños la mejor forma de relacionarse con el mundo. © IRINA SCHIMIDT

Ana María Reynoso es pedagoga y madre trabajadora. Con dos hijas de 10 y 12 años, la profesora del Grado en Pedagogía de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) nos habla en este artículo de los beneficios del juego, de las pantallas, del aburrimiento y de las variantes del juego (libre, dirigido o combinado).

Beneficios del juego

La investigación coincide en que jugar promueve el desarrollo cerebral, en tanto que es un espacio en el que probar cosas de manera segura, incorporando así aptitudes como espontaneidad, creatividad y flexibilidad.

Para Maria Montessori «jugar es el trabajo de los niños». Para los niños jugar es la forma de relacionarse con el mundo.

Para los niños jugar es la forma de relacionarse con el mundo

Los beneficios del juego los sabemos todos: Hay beneficios físicos, psicológicos y emocionales. Los juegos poseen un increíble potencial para aprender y desarrollarse integralmente. Así, jugando:

  • Mejoran la psicomotricidad. Si son de movimiento, favorecen su coordinación, su equilibrio, jugando se conocen a ellos y al mundo que les rodea.
  • Mejoran en habilidades sociales. Aprenden a ganar y aprender a perder, que es importante, pues vamos a perder muchas veces en la vida y hay que saber hacerlo y saber levantarse. Ello favorece el equilibrio emocional, sin querer aprenden a autorregularse y a gestionar conflictos y frustraciones con ello.
  • Mejoran y fortalecen la autoestima.
  • Aprenden a trabajar en equipo.
  • Aprenden a tomar decisiones.
  • Aprenden la relación causa-efecto, clave para el razonamiento.
  • Estimulan la creatividad, la imaginación.
  • Adquieren disciplina, interiorizan reglas, aprenden a esperar los turnos
  • Aprenden a respetar.

Sin querer…todo esto fomenta un mayor rendimiento académico.

  • Si además todo esto lo hacemos al aire libre, mucho mejor.
  • Y si los hacemos en familia, mejora el vínculo y la convivencia familiar. Con los abuelos también, siempre hay juegos de mesa en que todos podemos estar y crear esos momentos que siempre quedarán en la memoria de todos: parchís, oca, trivial, cualquiera en que los niños puedan entender las reglas y los adultos también.
  • Y si disfrutan, aprenden, pues activan neurotransmisores como endorfinas, dopaminas, serotoninas…
Pantallas racionadas

El verano puede ser el momento perfecto para despegar a los niños de las pantallas y hacer que vuelvan a conectar con el juego.

En invierno, por nuestro día a día, trabajos, colegios, tareas, extraescolares, etc. poco tiempo nos queda para compartir con nuestros hijos.

En vacaciones hay que aprovechar y jugar con ellos, para fomentar todo lo anterior. También se debe apostar por actividades que impliquen mayor actividad física y el desarrollo de la motricidad gruesa, porque al moverse la sangre oxigenada sube al cerebro, lo que activa las funciones cognitivas, los procesos mentales que nos permiten percibir, recibir, procesar y elaborar la información, es decir, permiten al sujeto tener un papel activo para que interactúe y comprenda el entorno que le rodea, y lo más importante, sacarlos de las pantallas, que pueden tener beneficios, como la mejora de la atención, concentración, memoria visual… pero siempre que sea con límites de tiempo (una o dos horas al día como mucho) y con un control de dónde se meten, pues también pueden conllevar muchas desventajas (adicción, agresividad, obesidad…).

El aburrimiento, ¿inspirador?

¿Tiene algún beneficio el aburrimiento? El aburrimiento aumenta la creatividad, el pensamiento y la reflexión. Hay personas que incluso en momentos en que no están haciendo nada, o en que está realizando acciones cotidianas como ducharse reciben la visita de la inspiración. A estos momentos de inspiración se les llama insight, ¡el arte de saber aburrirse! El aburrimiento también sirve para recargar las pilas de nuestra cabeza. El tiempo de inactividad es vital para nuestro bienestar y para aliviarnos del estrés, ¡el aburrimiento es ese placer de no hacer nada!

¿Juego libre, dirigido o combinado?

Y bien, ¿qué es mejor? ¿juego libre o juego dirigido o una combinación de ambas?

  • El juego libre es cuando el niño hace lo que quiera y nadie le dice lo que tiene que hacer, de forma espontánea. La creatividad y la imaginación están en su máximo apogeo y el adulto no interviene. El juego libre tiene un gran defensor en el pedagogo francés Bernard Aucouturier, pedagogo francés, que da una importancia extrema al movimiento de los niños, a su psicomotricidad, entendida como la relación entre la actividad de la mente humana y la capacidad de movimiento.
  • El juego dirigido tiene unas normas y hay que respetarlas, con un objetivo planteado previamente. Por tanto, lo que más se aprende es el respeto de las reglas, de los turnos. Con él se desarrollan habilidades sociales, se fortalece la capacidad de resolver problemas y la toma de decisiones, la cooperación, la convivencia, el compañerismo.
  • Una combinación de juego libre y dirigido, nos dará la oportunidad de extraer lo bueno de ambos tipos.

Normalmente se parte del juego libre para luego de manera progresiva ir introduciendo el juego dirigido, pero es importante que nunca se elimine el juego libre.

¡Aunque lo más importante es que jueguen! Elijan el que elijan, que no paren de jugar ¡Y lo importante es participar! Pues, en los juegos, ganamos todos, pues ganamos risas y momentos inolvidables.

  • Ana María Reynoso es profesora del Grado en Pedagogía de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR)
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