Laura Cuesta: “Muchos centros se han llenado de aparatos pero no se ha hecho innovación educativa”
“Con la tecnología, no todo vale”. Así de contundente se muestra Laura Cuesta, profesora de Comunicación Digital y Medios Sociales en la Universidad Camilo José Cela, al hablar sobre la innovación educativa y la manera en la que el sistema se está transformando y adecuando a la sociedad hiperconectada del siglo XXI.
La creadora de Educación Digital para Familias es partidaria de aprovechar las ventajas de las nuevas tecnologías en las aulas, pero no de cualquier manera: siempre que garanticen un aumento del aprendizaje y la motivación de los alumnos y su integración se haga de manera transversal y en todas las etapas educativas.
Esta será la visión que Cuesta intentará trasladar a los asistentes al I Congreso Nacional de Responsabilidad Digital el próximo 24 de mayo. En él, la experta en educación digital busca acercar a familias y docentes un mensaje positivo sobre el (buen) uso de móviles, tablets y demás dispositivos por parte de sus hijos. La educación, los límites y la implicación de padres y madres, asegura, es fundamental.
Hay un momento de tu vida profesional en el que decides centrar tu carrera en el mundo digital y dedicarte a educar en torno al mundo digital. ¿Por qué?
–Hace más de diez años que soy profesora en la Universidad Camilo José Cela de estrategia digital, tecnología y nuevos medios. Enseño a mis alumnos el mundo de internet y los medios sociales a nivel de marca: cómo tienen que trabajar los canales digitales como si fueran una empresa, una marca o incluso si tienen que trabajar para un proyecto.
También va a hacer diez años desde que empecé a trabajar llevando la comunicación digital en el Servicio de Prevención de Adicciones del Ayuntamiento de Madrid. Aunque yo no soy ni psicóloga clínica, ni psiquiatra, ni orientadora, trabajo con el equipo de prevención e intervención con adolescentes y jóvenes. Llevo muchos años leyendo contenido científico, papers, en relación a la prevención de adicciones para esta población vulnerable, adolescentes y jóvenes.
El Servicio de Prevención de Adicciones lleva más de 30 años trabajando cualquier tipo de adicción, pero en 2017 muchas familias empezaron a solicitar orientación sobre el uso abusivo de pantallas. A partir de ahí se creó un servicio integral para hacer prevención sobre el abuso de pantallas, y se incluyó el juego de azar, las apuestas deportivas.
Ahí es cuando me planteo, en 2021, montar mi proyecto, Educación digital para familias y centros educativos, porque me di cuenta de la cantidad de dudas de familias y profesionales al no saber cómo establecer normas y límites, cómo hacer el acompañamiento a los menores en este proceso de alfabetización digital. En él, doy orientación, pautas, hago charlas, aula de padres en coles…
Me di cuenta de la cantidad de dudas de familias y profesionales al no saber cómo establecer normas y límites, cómo hacer el acompañamiento a los menores en este proceso de alfabetización digital
"¿Por qué es importante la mediación parental y, sobre todo, cómo hacerla de una forma que no resulte violenta para los niños?
–Porque vivimos en una sociedad conectada: ya no podemos pensar que podemos ir para atrás 15 años y que vamos a volver a una realidad analógica. Vivimos en una sociedad digital, y utilizamos la tecnología para comunicarnos, socializar, trabajar y estudiar. Tenemos que acompañar a los menores en este proceso de alfabetización digital.
La primera parte tiene que partir de la familia. Como padres, en esta obligación que tenemos de educar a nuestros hijos, no solo lo tenemos que hacer en el entorno analógico, sino también en el digital. Este proceso de acompañamiento es la mediación parental, que consiste en acompañar, orientar y supervisar a los menores en el buen uso de la tecnología.
Aquí también tendremos que tomar decisiones sobre cuándo es el mejor momento de empezar a darles la tecnología, según cuándo el niño o la niña tiene una capacidad madurativa y un desarrollo cognitivo que asegure un poco de autocontrol y responsabilidad.
Necesitamos la implicación de los padres y madres: esto no consiste en darle una tablet, una consola o un smartphone y ya está. Se necesita la implicación de las familias para hacer esa supervisión de la actividad digital de los menores. Y esto va a ser con normas y límites sobre cuándo, cómo y por qué están utilizando esos dispositivos.
Y hacerlo con la orientación de cuáles son los riesgos que se van a encontrar en el entorno digital y cómo prevenirlos, con controles parentales… Es decir, con todas las herramientas básicas, tanto activas como preventivas.
¿Tenemos que animar a los más jóvenes a dejar de lado smartphones y tablets y comunicarse presencialmente?
–La comunicación es básica. Somos personas humanas y las relaciones interpersonales son fundamentales. Si algo nos caracteriza son las relaciones sociales que establecemos con las personas.
Como padres, en esta obligación que tenemos de educar a nuestros hijos, no solo lo tenemos que hacer en el entorno analógico, sino también en el digital
"Aunque sabemos que el entorno en el que viven hoy los jóvenes no es el mismo en el que vivimos nosotros, y tenemos que entender cómo funcionan sus nuevos entornos y cómo socializan y se comunican, tenemos que fomentar actividades que tienen que seguir realizando sin pantallas, porque lo primordial es encontrar un equilibrio.
El bienestar digital tiene que ser familiar, no nos confundamos. No solo ellos tienen que lograr el equilibrio entre las horas que pasan conectados y las que pasan desconectados: también los adultos, que tenemos que ser los referentes en el buen uso de la tecnología. Tenemos que enseñarles que también fomentamos el uso sin pantallas en familia.
Ellos se comunican a través de mensajería instantánea y de las redes sociales, pero también tenemos que hablarles de lo bueno que es conversar, las relaciones cara a cara. Esto no se puede perder, esta forma de mantener la palabra, la conversación, los gestos…
Has mencionado en varias ocasiones que la tecnología tiene que ser complementaria, no sustitutiva. Sin embargo, tenemos inteligencia artificial hasta en WhatsApp. ¿Nos estamos volviendo un poco locos con todo esto?
–Parece que llevamos solo con inteligencia artificial desde 2022, cuando irrumpió ChatGPT, pero llevamos conviviendo con ella muchísimos años, más de dos décadas. Lo que pasa es que lo hemos normalizado todo en nuestro día a día. Desde que cogemos Google Maps hasta que… cuando Spotify nos recomienda canciones, eso son algoritmos de inteligencia artificial.
Aunque tienen que hacer un buen uso de la IA, también tenemos que enseñarles a los jóvenes a usar las herramientas que son analógicas. Esto lo tienen que aprender también en el ámbito escolar. No podemos sustituir todas las herramientas analógicas por digitales, sino solamente en aquellos momentos que sepamos que van a garantizar un aumento del aprendizaje, de la motivación del alumnado…
Hay algunas herramientas, como simuladores, realidad aumentada o virtual o mixta, que facilitan muchísimo la comprensión de muchas materias y al alumnado le motivan. Pero los alumnos, sobre todo en edades tempranas, tienen que seguir leyendo libros, escribiendo en papel, utilizando fichas de lectura…
Tenemos que hablar a los niños de lo bueno que es conversar, las relaciones cara a cara. Esto no se puede perder, esta forma de mantener la palabra, la conversación, los gestos…
"No podemos obviar muchas de las herramientas analógicas, sobre todo en edades tempranas, que es la base para el desarrollo de la psicomotricidad fina y gruesa de los niños.
¿Crees que se está educando actualmente en los centros en un buen uso de la tecnología?
–Ha habido de todo. Tenemos que hacer un poco de autocrítica, pero no podemos tomar posiciones generalistas. Sabemos que en muchos centros no se ha hecho bien, porque simplemente se han llenado de aparatos, de PDIs, de pizarras electrónicas, de Chromebooks, de iPads.
Lo único que se ha hecho es digitalizar los formatos analógicos y meterlos dentro de los dispositivos, pero no se ha hecho ningún tipo de innovación educativa porque no se han mirado los objetivos pedagógicos que teníamos.
En muchos sitios no se ha hecho bien porque no ha venido acompañado de una formación específica al docente. Esto no significa que la solución sea erradicar la tecnología de los centros: no nos podemos ir a extremos porque hay muchos centros que lo hacen bien y están haciendo proyectos educativos con los que el alumnado está aprendiendo robótica y programación de una manera progresiva y gradual. Y se ha implementado con una estrategia pedagógica fantástica.
Lo que tenemos que hacer es una buena inspección desde las autoridades competentes, saber dónde no se está haciendo bien y dónde sí, e implementar la tecnología como se debe. Pero la fórmula no es, como hemos visto desde algunas comunidades autónomas, irnos al punto contrario: «se nos ha ido la digitalización de las manos, así que vamos a quitar la tecnología de las aulas». No es la solución.
No estás a favor de prohibir el uso de dispositivos en las aulas…
–Hay que regularlos. Un alumno no puede estar con el móvil en el bolsillo, que le invita a abrir TikTok, mientras está dando clase. Eso se tiene que regular, tiene que haber unas normas, pero no tiene nada que ver con que se limite o se prohíba que utilicen sus dispositivos para utilizar inteligencia artificial, realidad aumentada, o cualquier tipo de tecnología dentro de un proyecto educativo. Y que lo que hagamos sea como lo que hemos visto en el último anteproyecto de ley o decreto en la Comunidad de Madrid.
Los alumnos, sobre todo en edades tempranas, tienen que seguir leyendo libros, escribiendo en papel, utilizando fichas de lectura...
"En este caso, es una regulación que es una prohibición, que limita los dispositivos a un uso de una hora o una hora y media o dos horas en Secundaria para uso compartido. Así poco vamos a hacer para la formación tan necesaria en competencias digitales. Al menos como nos exige la ley de las nuevas generaciones, que sabemos que tienen que ser competentes en el uso de la tecnología cuando salgan de la educación básica.
¿Cómo se debe educar en un buen uso de la tecnología en los colegios? ¿Hay que hacer más talleres, más charlas… o son palabrería y los niños no se quedan con ello? ¿Qué crees que puede ser lo más efectivo?
–Lo que se tiene que hacer es, como nos dice la legislación, implementar la tecnología en base a la formación en competencia digital del alumnado de manera transversal y en todas las etapas educativas. Eso ya está definido. Lo tenemos que implementar correctamente y con recursos.
Tenemos que dar recursos a los centros educativos. Lo difícil es cuando el centro tiene una legislación que tiene que poner en marcha, pero no tiene los recursos suficientes para hacerlo, y su cuerpo docente no está formado.
Eso es lo que necesitamos: una formación que sea continua y específica en esas materias para que el docente sepa si va a utilizar dispositivos electrónicos, a implementar una plataforma, un software, una aplicación… es decir, para qué estoy implementando esta tecnología en esta materia, en este momento de la etapa educativa, qué objetivos tengo, cómo lo voy a definir, este es mi proyecto educativo, mi programa, voy a utilizar esta herramienta porque quiero conseguir esto…
Esto no consiste en dar una charla de vez en cuando y que venga un equipo a formar a los alumnos. Esto tiene que darse de manera transversal y en todas las etapas educativas. Tendremos que ir adecuando la tecnología a las edades de manera paulatina. Y de una forma que no sustituye al resto de herramientas analógicas que se tienen que seguir utilizando, y de las que el docente también va a hacer uso.
El último anteproyecto de ley o decreto en la Comunidad de Madrid es una regulación que es una prohibición que limita los dispositivos a un uso de dos horas en Secundaria para uso compartido. Así poco vamos a hacer
"A lo mejor no siempre son libros, porque no en todas las comunidades autónomas los libros son obligatorios. Pero se pueden sustituir por cuadernos, fichas de lectura u otro tipo de herramientas que se siguen utilizando. Nos creemos que ha desaparecido cualquier herramienta analógica de los colegios, pero se sigue utilizando el papel, y mucho, en los centros educativos.
¿Por qué vas a participar en el Congreso Nacional de Responsabilidad Digital, qué crees que puedes aportar?
–Porque creo que debemos divulgar. Tenemos que utilizar todos los canales, ya sean digitales o analógicos, para dar pautas y orientación constructivas tanto a las familias como a los docentes y a los centros educativos.
Lo que no ayuda es cuando nos bombardean con noticias con titulares muy sensacionalistas, alarmistas, sobre los grandes daños que está produciendo la tecnología a los menores, porque no ayudan a un padre, a una madre o a un docente.
Esto no consiste en que minimicemos los riesgos que hay, los que puede estar causando a cierta población vulnerable. Vamos a dar pautas, herramientas, tanto a las familias como a los centros, para minimizar esos riesgos a los que se puedan enfrentar los niños y adolescentes, y enseñarles qué pueden hacer y dónde pueden acudir para hacer un uso regulado de la tecnología.
Esto no consiste en que ya no se vuelva a utilizar la tecnología. El problema es el mal uso de la misma, ya sea por un uso abusivo o porque no controlamos la privacidad y seguridad y podemos caer en riesgo de ciberestafas, grooming, sextorsión. Lo que tenemos que hacer es que el menor consiga hacer un uso regulado de la tecnología. Si ha caído en riesgos de ciberbullying, grooming, sexting, le enseñemos privacidad y seguridad para que no vuelva a enfrentarse a un riesgo.
Pero el fin y el objetivo no es que en su vida no vuelva a utilizar un smartphone, un ordenador o una vídeoconsola, porque eso es imposible. Vivimos en un mundo digital y conectado. Es inviable pensar que el objetivo es que los niños y adolescentes y jóvenes no vuelvan a utilizar la tecnología, sino que la usen de manera consciente, crítica y responsable.
Tenemos que exigir a la tecnología que vamos a consumir que sea ética, transparente y que siempre proteja a los menores
"No quitarle al niño o el adolescente el móvil de la mano, sino enseñarle cómo utilizarlo en su beneficio y que le reporte ventajas.
–Efectivamente. Pero, claro, tendremos que saber cuándo dárselo, porque esto no es dárselo a los diez años, a los 11 ó a los 12, sino cuando haya una formación previa, y nosotros, los padres, también tengamos unos conocimientos mínimos para poder acompañarles.
¿En qué va a consistir tu ponencia?
–Es intentar dar una visión positiva y tranquilizadora: podemos educar en el buen uso de la tecnología, tenemos que normalizar sin miedos el uso de la tecnología en las nuevas generaciones, en nuestros hijos, en nuestro alumnado. Lo único que necesitamos es implicación tanto por parte de las familias como por parte de los docentes y los centros educativos.
Es una corresponsabilidad. Es decir, tenemos que trabajar todos: las familias, los centros educativos, las administraciones dando recursos gratuitos con formaciones, con recursos y guías a las familias y a los docentes… Y también exigir a las plataformas que cumplan con la legislación vigente y que hagan una tecnología que sea ética y proteja a las personas más vulnerables, que son los menores. Eso es una de las cosas que tenemos que exigir a la tecnología que vamos a consumir: que sea ética, transparente y que siempre proteja, en este caso, a los menores.
¿Por qué escogiste este tema?
–Porque me gusta la tecnología. Soy una apasionada de la tecnología, me gusta utilizarla, ver todo lo que se puede avanzar con ella en todos los sectores. Me encanta ver cuando se crean nuevos avances con todas las tecnologías emergentes que están saliendo. ¿Qué haríamos sin todo lo nuevo que está saliendo con la inteligencia artificial en el campo de la medicina, de la ingeniería, de la robótica? Para mí es algo totalmente fascinante.
Parece que solo hablamos de lo malo y no de todos los avances increíbles que estamos viviendo, que es una auténtica revolución que va a ayudar de manera exponencial a las personas en el autocuidado de la salud, de lo que supone a nivel vivencia. Y de lo que va a suponer en todos los ámbitos.
Con la tecnología no todo vale. Es decir, por mucho que vayamos a obtener grandes beneficios, no significa que podamos utilizarla sin ningún tipo de conocimiento y control. Por eso lo que hay que trasladar a las personas es que tenemos que utilizarla con conocimiento, mesura, y control. Pero sí se puede hacer, y tenemos que formar a las generaciones en ese buen uso.