Uso del color en el día a día de los estudiantes
En este tiempo de verano, en el que nos planteamos nuevos ejercicios a desarrollar con nuestros alumnos y alumnas, no siempre es necesario inventar sino que también es aconsejable basarnos en lo ya conocido. Si nos preguntamos cómo hemos enseñado la materia, teniendo en cuenta las posibles lagunas en nuestra metodología, simplemente es cuestión de dar un enfoque nuevo a algunos planteamientos básicos de la asignatura. Por ejemplo, sobre el uso del color.
Durante el mes de descanso, podemos reconsiderar cómo transmitir el uso del color en Secundaria con actividades sencillas y útiles a realizar al comienzo del trimestre. Estas nos servirán para calentar motores.
Tengamos en cuenta que, cuando nuestros alumnos y alumnas ya han comprendido las teorías del color en Primaria, son conscientes de su uso más allá del contexto artístico.
La flexibilidad en el uso del color en niveles básicos de la enseñanza se verá reflejada posteriormente ya que es aplicable en muchas áreas profesionales. Por eso, no solo se debe limitar su estudio en relación al arte, el diseño y la arquitectura, sino encontrar los usos prácticos en otras disciplinas. Es decir que los estudiantes, sabiendo que el color traspasa la línea de la educación plástico visual, puramente estética, pueden extender su aplicación a otras materias.
Básicamente, tendríamos en cuenta los conceptos relacionados con el color como fenómeno físico. También su función como herramienta aplicable a las matemáticas y la historia, explorando su simbología. O su empleo en la biología, enfatizando las familias de colores en la fauna y la flora. Y así muchos serían los temas a desarrollar y sintetizar desde la perspectiva del color.
No obstante, esto necesitaría un periodo de tiempo considerable. Así que, para comenzar el curso de un modo ágil, sería necesario buscar una aplicación más directa. Un modo útil es inculcar el uso de las variaciones cromáticas para desarrollar la capacidad de síntesis y estudio. Se trata de un ejercicio de ejecución bastante rápida, que aplicarían directamente en su forma de estudiar.
Primero comenzaríamos con una sencilla pregunta.
Como propuesta, podríamos hacerles traer a clase cuadernos de otras asignaturas y analizar con ellos los siguientes aspectos:
- cómo subrayan y qué colores utilizan.
- de qué modo clasifican los colores asociados a conceptos.
- cómo distribuyen los diagramas según gamas de colores.
- qué colores eligen para títulos y cuales en textos principales.
Con este ejercicio, haríamos un repaso de las teorías del color y su aplicación en el diseño. Hablaríamos de colores secundarios y complementarios, del tono, la saturación y las gradaciones cromáticas. También relacionaríamos el color con la propia caligrafía del alumno o la alumna. Y les haríamos notar que cada persona tiene un tipo de letra y una sensibilidad propia hacia el color. Conectaríamos así con la psicología del color, tema sobre el que es inevitable reflexionar.
Este análisis permitirá a nuestros alumnos y alumnas darse cuenta de qué pueden mejorar en sus apuntes. Y comprenderán que el color puede ir ligado a un mayor rendimiento en las distintas asignaturas.
Una vez realizado el análisis de sus cuadernos, les enseñaremos a establecer una jerarquía de colores para subrayar eficazmente.
Según la clasificación de los colores, sabrán diferenciar los conceptos clave de las ideas secundarias en el contexto general. Y de esta forma podrán resumir sencillamente y aprender las lecciones con menos dificultad. Iñaki Ibargoyen aporta ideas en esta dirección, explicando el sistema de resumen con colores.
Entonces, para que nuestros alumnos y alumnas aprendan a utilizar mejor los colores al estudiar, podemos utilizar una plantilla como la siguiente: Nuestros amigos los colores. Consiste en un ejercicio dividido en tres partes.
En ella he resumido algunas de las principales acciones necesarias al tomar notas en clase, pasar apuntes a limpio o repasar los que ya hemos creado. Al final del ejercicio obtendrán una lista que relaciona cada parte del proceso de estudio con un color. Esta lista será su guía hasta asimilar la relación establecida entre cada proceder y el color elegido.
De manera complementaria, la técnica y el material tienen un papel importante. Podrán elegir entre bolígrafos, lápices, crayons o rotuladores para enfatizar ideas y datos destacables. Hay que tener en cuenta que subrayar con un lápiz es distinto a hacerlo con un rotulador. Tampoco es lo mismo emplear un folio de pocos gramos o uno más grueso.
Respecto al papel, es útil utilizar hojas con líneas impresas, el rayado o cuadriculado, que tenga un gramaje alto. En su defecto, se puede crear una plantilla que se sujeta debajo del folio con clips.
Así mismo, pueden utilizar hojas sueltas o cuadernos. La ventaja de los recambios de hojas es que pueden añadir posteriormente otras páginas intercaladas a la carpeta de anillas.
Sin duda, este replanteamiento en el uso del color es una actividad transversal que aporta la flexibilidad y sirve de trampolín en el comienzo del curso.
Sois bienvenidos a dejar comentarios sobre este artículo, así como a aportar vuestras ideas y experiencias.