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De vuelta a la prehistoria en un taller del cole

Gracias al profesor de Ciencias Sociales Álvaro del Cerro y a tres alumnas de Historia de la Universidad de Alcalá de Henares –que se instituyeron en profesoras por un día–, los alumnos de 1º de la ESO del colegio “Hermanos Amorós” pudieron disfrutar de un didáctico y divertido taller de prehistoria.
Miércoles, 14 de mayo de 2003
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Situado en el madrileño barrio de Carabanchel, el colegio “Hermanos Amorós” acogió el miércoles de la pasada semana un taller de prehistoria dirigido a los alumnos de 1º de la ESO. Para ello, contaron con la inestimable ayuda de tres expertas en el tema: Sira Lacasa, Victoria Castro y María Jóver, todas ellas estudiantes de Historia en la Universida de Alcalá de Henares.

Y es que, según nos explica María, “estabábamos haciendo un trabajo de difusión del patrimonio arqueológico y este taller nos venía muy bien, ya no sólo como práctica, sino para el trabajo”. No en vano, según prosigue Sira, “uno de los proyectos para difundir el patrimonio de una zona es explicarles a los niños arqueología experimental, lo que hacían en la prehistoria, de una forma divertida y atractiva”.

Es ésta la primera vez que se lleva a cabo una experiencia de este tipo en el centro. El promotor, el profesor de Ciencias Sociales Álvaro del Cerro, nos cuenta que gracias al taller “los chicos se sitúan en lo que era la prehistoria y cómo vivían”. Además, es todo un refuerzo para las últimas enseñanzas de Álvaro: “Acabo de terminar el Neolítico, por lo que los alumnos lo tienen todo muy reciente”.

Pintura rupestre

Un taller breve, pero intenso, pues dos horas es su duración. Ahora bien, teoría y práctica tienen cabida. En esta última, no obstante, el tiempo no acompañó, de modo que no se pudieron realizar excavaciones en el patio tal y como se tenía planeado, para, a partir de ahí, reconstruir un ambiente.

Pero esto no resultó un obstáculo para llevar a cabo el taller. Realizar pintura rupestre, tallar piedras y construir herramientas –que, en palabras de María, “los niños lo pueden hacer, pero con cuidado, porque es bastantes difícil”– además de decorar y construir con arcilla (recipientes, adornos…), fueron las actividades propuestas.

La creatividad de los niños se vio reflejada en un mural que, colgado de la pared de clase, albergaba pinturas rupestres. “Es una forma de hacerles ver que el arte rupestre no es algo tan extraño, sino que lo pueden hacer ellos. También, de este modo, se les acerca a por qué el hombre realizaba esta pintura, sin decírselo nosotras”, explica Sira.

Se trata de que los chavales experiementen por qué el hombre prehistórico pintaba un hombre o un ciervo. De igual modo ocurre con los huesos. A la hora de pulirlos es cuando los niños se dan cuenta de los utensilios que se empleaban. “Es todo acercárselo, hacerles ver que no eran otros, sino nuestros antepasados los que lo hacían”, continua Sira.

Explicaciones

En lo que respecta a la parte teórica, principalmente los alumnos recibieron nociones muy básicas, porque “si nosotras no las entendemos todavía, como para explicárselas a ellos”, comenta María. Por eso, el taller fue de prehistoria en general y no se especializó en ninguna etapa en particular, tal y como se imparte en este nivel.

La arqueología y las ciencias en las que ésta se apoya para fechar los restos, los alimentos que se comían en la prehistoria, así como algunas teorías evolutivas –especialmente la de Atapuerca, pues es la más conocida– fueron algunos de los temas tratados en el taller.

Todo ello con objeto de que, por un día, los chavales retrocedieran millones de años en el tiempo.

Los alumnos, contentos

Los alumnos del colegio “Hermanos Amorós” acogieron con entusiamo la original propuesta y a sus nuevas profesoras. “Ya habíamos visto en clase vídeos de la prehistoria, pero nada comparado con esto”, comenta una de las niñas.

Algunos de los alumnos pasaron por todas las actividades propuestas: “He reconstruido un jarrón y estoy tallando ahora un hueso para así conseguir hacer una lanza. Además, también he pintado, igual que lo hacían los hombres prehistóricos, un ciervo y un hombre con una lanza en el mural”, nos cuenta Adrián.

Uno de los aspectos que más llamó la atención de los niños fue cómo los hombres prehistóricos cortaban con sílex la carne de los huesos. Por esta razón, ellos también contaron con huesos y sílex para experimentarlo con sus propias manos.

Esta actividad se ha realizado en otros colegios y en este centro tienen pensado repertirlo por todas las clases de 1º de la ESO el próximo curso. Según nos comenta Álvaro, ´”este tipo de talleres también se lleva a cabo en los museos. Yo estuve hace poco en el Museo del Hombre de Canarias y se hacía algo por el estilo”. 

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