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Aunque la tasa baja del 18%, se consolida el abandono escolar estructural

Los expertos señalan que sin políticas específicas que incidan en la repetición y la flexibilidad curricular, los programas de refuerzo y otras, no se logrará el 15%.
Diego FranceschMartes, 5 de febrero de 2019
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El pasado martes se dio a conocer la Encuesta de Población Activa (EPA) del último trimestre de 2018 y,con ella, la tasa de abandono escolar temprano, que se sitúa en el 17,9%, el nivel más bajo de la serie histórica pero solo 0,33 puntos menos que en 2017.

El porcentaje de población de 18 a 24 años que no ha completado la segunda etapa de Educación Secundaria (FP de Grado Medio o Bachillerato) y no sigue ningún tipo de formación se reduce en cerca de 14 puntos porcentuales en la última década, pero en los últimos meses registra un cierto estancamiento, lo que aleja el objetivo del Gobierno de llegar al 15% en 2020.

Por sexo, los datos reflejan que el 14% de las mujeres han abandonado el sistema educativo de manera prematura en 2018, frente al 21,7% de los hombres. El abandono continúa siendo un fenómeno mayoritariamente masculino y concentrado en áreas geográficas concretas: el sur y arco mediterráneo, las Islas y las ciudades de Ceuta y Melilla. En el lado opuesto, País Vasco (6,9%) y Cantabria (9,8%) son las que registran las tasas de abandono más bajas.

En número de jóvenes, estos porcentajes representan que cerca de 580.000 abandonaron los estudios de forma temprana y casi la mitad (el 6,95%) no tiene ni el título de la ESO o equivalente, según datos del economista Florentino Felgueroso, que ha analizado pormenorizadamente los datos de la EPA.

Formación y empleo
Para Felgueroso, «este estancamiento es realmente preocupante, dado que si nos fijamos en las tasas de paro de los jóvenes por nivel educativo, se ha producido un hecho notable que se materializó en el inicio de la crisis, y que como otros muchos hechos de nuestro mercado de trabajo, no ha retornado al estado pre-crisis». Se trata, según este profesor, de la «importante brecha que se ha producido entre las tasas de paro de los jóvenes más educados y los menos educados».

En número de jóvenes, estos porcentajes representan que cerca de 580.000 abandonaron los estudios de forma temprana y casi la mitad (el 6,95%) no tiene ni el título de la ESO

Felgueroso ha constatado que «si bien antes de la crisis existían escasas diferencias en tasas de paro por niveles educativos (la de los titulados universitarios eran similares a las de Bachillerato y la ESO, e incluso inferiores a los dos ciclos de FP), el abanico entre niveles educativos se ha abierto, para no volver a cerrarse, con brechas de hasta 16 puntos con los titulados en ESO y de 28 puntos con los que adquirieron niveles inferiores».

Para el investigador Lucas Gortázar (Politikon, 2 de febrero de 2018), que también ha estudiado este fenómeno, «hay un abandono coyuntural, que subió con la burbuja y que ha vuelto a caer desde la crisis», pero existe también un «abandono estructural que cuesta mucho más reducir, que es posible que haya caído en los últimos 30 años, pero que en el corto plazo va a seguir ahí sea cual sea la situación del ciclo económico».

«Hay muchos factores que pueden explicar este abandono estructural alto», añade Gortázar. «Uno de ellos es la inercia e inacción por el que se mueve las políticas educativas en nuestro país». «No hablamos de las leyes, estas se cambian (demasiado) a menudo. Hablamos de la falta de una estrategia coherente y global en torno a la reducción del abandono temprano».
Gortázar señala que «en varias ocasiones hemos incidido en distintas propuestas que podrían contribuir a trabajar en la tasa de abandono temprano estructural, como la repetición y flexibilidad curricular, los programas de refuerzo, las políticas de profesorado, o una inversión más estable y estratégica», concluye.

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